En otras ocasiones, ya he expresado mi preocupación sobre la Educación en España, subrayando la falta de adecuación de la misma para generar valor para nuestro país. Los estudiantes de hoy serán los profesionales de la próxima década y ni los contenidos ni la forma de impartirlos parecen ser los más adecuados. Esta vez quiero referirme, no a los profesionales futuros, sino a los presentes, aderezando mi exposición con experiencias reales.
En la mayoría de las empresas, parece de sentido común balancear la experiencia de los profesionales de mayor edad con el empuje de los jóvenes, estableciendo una pirámide que evolucione sanamente hacia el futuro. Simplificándolo mucho, los gerentes en la base de la pirámide deben ocuparse del “cómo se hacen las cosas”, sus jefes del “qué se hace” y algunos deben pensar solamente en el “quién lo hace”. Esto no es ningún secreto de gestión, solo se trata de sentido común.
Actualmente ocurre que hay un déficit; tan solo en España se necesitan unos 120.000 profesionales TIC, algo que generaría, en principio, una importante inflación de los sueldos. Y efectivamente, así ocurre en los perfiles más técnicos y escasos. Pero, además, desde la pandemia los jóvenes no quieren trabajar o prefieren ser funcionarios o han abandonado el modelo tradicional de trabajo, ascenso, familia, hipoteca, etc. Ahora valoran la flexibilidad y el tiempo libre por encima incluso del sueldo.
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El asombro del departamento de RRHH
Nuestro departamento de RRHH ha conseguido integrar programadores en proyectos que solo deseaban trabajar de noche; a otros que aborrecían desplazarse en coche o moto, pero también les dificultaba ir en metro; incluso que preferían coordinarse con el equipo desde su pueblo, en la otra punta de España. Resulta difícil encajar estas peticiones con la legislación mercantil y laboral vigente, una normativa que establece que se trabaje de lunes a viernes, con escasa o nula actividad nocturna, remota o intermitente.
Podría pensarse que el sector TIC es generador neto de empleo y lo es, pero solo en el canal de distribución. A principios de 2022 el 65% de los integradores pensaban incrementar su plantilla. Pero durante 2022 la Bolsa aplicó una fuerte corrección a todas las tecnológicas y, una tras otra, las grandes firmas han anunciado planes de despido masivos para reflotar su valor en bolsa. Tanto ha sido así, que la NSA ha organizado una campaña a través de Linkedin para contratar a parte de ellos, y no solo por sus conocimientos, sino para evitar que terminen trabajando para potencias extranjeras.
IA es un driver de empleo
De este modo, el sector entero se siente como los ocupantes de una canoa en el descenso del Sella. Por un lado, hay una fuerte corriente de necesidad de talento, por otro los accionistas piden despidos y, además, nos encontramos con unos jóvenes frustrados y sin valores con un deseo de trabajar entre escaso e inexistente. Y mientras, los clientes demandan más y mejor servicio, a ser posible más barato porque se atisba una crisis en el horizonte.
He preguntado a ChatGPT sobre este asunto y me recuerda que la inteligencia artificial es un driver del empleo (eso lo sabe bien) y me remite al problema de la Fuga de Cerebros al extranjero, una materia más cierta antes que en nuestros días. Por si fuera poco, me indica que España debe mejorar su competitividad mediante la digitalización. En este punto creo que estamos todos de acuerdo.