Desde la histórica huelga de los trabajadores de “La Canadiense” de Barcelona hace 100 años, cuando se consiguió instaurar la jornada laboral de 8 horas, han cambiado pocos aspectos en este ámbito. Sin embargo, este 2021 es el año en que algunas empresas han empezado a establecer una jornada laboral de cuatro días y, según una reciente encuesta elaborada por la consultora de Recursos Humanos HAYS, cuatro de cada diez compañías en España (39%) están abiertas a estudiar este nuevo formato.
En cambio, el 58% de las empresas afirma que no se plantea implantar esta medida ni tampoco valorarla. Entre el 3% de compañías que afirman que tienen intención de aplicar esta medida próximamente, un 2% manifiesta que reducirá la jornada sin modificar el salario y un 1%, que lo hará solo si también recorta el sueldo de sus empleados.
La encuesta refleja que más de la mitad de las empresas encuestadas (54%) considera que, sin la ayuda económica del Gobierno, no sería posible testear si este tipo de jornada laboral de 32 horas semanales es viable. Sin embargo, un 20% declara que se puede realizar esta medida indiferentemente de las subvenciones públicas, mientras que el 26% restante no lo tiene claro.
Fernando Calvo, director de People & Culture en HAYS España, explica que “es interesante realizar este tipo de planteamientos y pensar en nuevas formas de organizarnos para ser productivos; debatir de por sí nos ayuda a mejorar”. Sobre las ayudas del Gobierno, afirma, “es un asunto más complejo. Sólo tiene sentido en un inicio si es para financiar una adaptación hasta que se generen beneficios. En caso contrario, solamente genera sistemas ineficientes”.
De cara al futuro, Calvo cree que debería centrarse el debate. “En realidad, hablamos de ser más eficientes porque podemos trabajar menos pero hacerlo mejor, o incluso de plantear un reparto distinto del trabajo para aumentar el número de empleos, sobre todo, para la gente joven y los mayores de 50. Se trata de un debate parecido al que se instauró en Francia en los años 2000 sobre las 35 horas laborables para repartir el trabajo con el objetivo de aumentar las cotizaciones y reducir el desempleo”.
Precisamente, además de la mejora de la conciliación y la felicidad de los trabajadores como principal aspecto positivo para empresas y empleados, ambos colectivos también indican que es muy beneficioso para la transformación de los sistemas de trabajo actuales, las dinámicas y los procesos. Aun así, sobre el precedente histórico de Francia, el experto de HAYS advierte que, “a día de hoy, 20 años después, no se ha extendido su aplicación en España más allá de en algunos sectores de la función pública”.
Los empleados, más optimistas para la introducción de la jornada laboral de cuatro días
El 53% de los asalariados considera viable aplicar este tipo de jornadas laborales, mientras que solo un 26% de las compañías lo ve factible. Los principales motivos para no creer posible este formato se encuentran en la imposibilidad de realizarlo por la presencialidad del sector o la falta de estructura necesaria, como más plantilla o recursos, señalan tanto empresas como trabajadores.
“En negocios donde se trabaja por objetivos quizás sí que es aplicable este tipo de jornadas, donde en cuatro días se aumenta el foco para tener tres días liberados y así ser más productivos. Esto no es tan fácil en empleos donde hay un horario de atención y la presencia del trabajador es indispensable”, comenta Calvo. En su opinión, “el debate es si hacemos un reparto diferente de las cargas de trabajo”.