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MWC 2025
Barcelona recibió a los asistentes al Mobile World Congress 2025 con su habitual mezcla de interés y expectación. Como suele suceder en este evento, se logró un equilibrio entre la innovación tecnológica y el espectáculo propio de la industria en este tipo de eventos. Por ejemplo, Agility Robotics presentó un nuevo robot humanoide “supercargado” con la misma tecnología que impulsa ChatGPT, lo que le permite tomar decisiones, identificar colores e incluso aprender nuevas instrucciones sobre la marcha. Por su parte, Lenovo reveló un nuevo portátil con energía solar, Harman mostró su nuevo servicio de software vehículo-nube “sight beyond sight” y se anunció oficialmente el primer “Teléfono con IA” del mundo.
Sin embargo, más allá del entusiasmo por la tecnología futurista, el MWC de este año tuvo un enfoque claro: no en el 6G ni en la continua convergencia entre el móvil y la banda ancha, como muchos esperaban, sino en la inteligencia artificial y en cómo hacerla viable a gran escala. Cómo conseguir que la IA se convierta en algo real.
Más allá de las innovaciones, surgió una pregunta importante: ¿dónde debe residir realmente la IA? Iyad Tarazi, CEO de Federated Wireless, planteó el dilema sobre si las cargas de trabajo de IA deben mantenerse en la nube, procesarse en centros de datos privados o integrarse directamente en la infraestructura de red
Las discusiones a menudo giraban en torno a un tema crítico para conseguir esto: ¿cómo pueden las redes soportar la rápida expansión de la IA de una manera que garantice fiabilidad, eficiencia y rendimiento? Con gigantes de las telecomunicaciones, proveedores de la nube y especialistas en IA aportando sus perspectivas, el evento evolucionó a algo mucho más grande: un intento de resolver el rompecabezas de la infraestructura que determinará la trayectoria de la IA en las próximas décadas.
IA: ¿Todo en todas partes, al mismo tiempo?
El tema predominante fue la IA, que ya está en todos los ámbitos, desde asistentes virtuales hasta telecomunicaciones automatizadas. Sin embargo, más allá de las innovaciones, surgió una pregunta importante: ¿dónde debe residir realmente la IA? Iyad Tarazi, CEO de Federated Wireless, planteó el dilema sobre si las cargas de trabajo de IA deben mantenerse en la nube, procesarse en centros de datos privados o integrarse directamente en la infraestructura de red. Sin duda, un debate crucial para definir cómo se escalará la IA en los próximos años.
Lo que está claro es que la IA no solo depende de modelos más potentes, sino también de una conectividad de alto rendimiento que permita acceder a los datos en tiempo real, independientemente de la ubicación.
Captando la “Nube Común”
¿Qué sería del MWC sin la creación de un nuevo concepto de moda en el sector? En 2023 tuvimos la “convergencia phygital”, en 2024 conocimos el término “AIoT”, una combinación de Inteligencia Artificial e Internet de las Cosas. Este año, una nueva tendencia ganó protagonismo: la “Nube Común”. Según Rimma Iontel, arquitecta de telecomunicaciones de Red Hat, se trata de una infraestructura compartida donde los operadores migran hacia plataformas de nube multiusuario para optimizar costes, aumentar la eficiencia y lograr mayor escalabilidad. Sin embargo, este cambio presenta nuevos desafíos, como la necesidad de una conectividad confiable para un acceso constante y de baja latencia a los datos, especialmente en aplicaciones de IA.
Construyendo una superautopista para la IA
Uno de los anuncios más importantes vino de Nokia, AMD, Cisco y Jio, quienes presentaron planes para una plataforma impulsada por IA para optimizar el rendimiento de la red en tiempo real. La IA no solo es una herramienta de consumo, sino que está empezando a formar parte de la infraestructura de telecomunicaciones. Esto exige repensar cómo procesamos y gestionamos las cargas de trabajo de IA. Las arquitecturas de nube tradicionales podrían no ser suficientes, lo que da paso a la computación en el borde, la interconexión directa entre la nube y los servicios de IA, y nuevas soluciones de infraestructura.
El MWC 2025 nos dio un vistazo a lo que viene: redes autónomas, teléfonos inteligentes con IA, robots que pueden sonreír e incluso laptops con energía solar. Pero ninguna de estas innovaciones tendrá un impacto real en el mercado sin la infraestructura adecuada que las respalde. La innovación es la parte fácil; apoyar y escalar esa innovación es donde comienza el verdadero trabajo.
