El papel del CTO ha ido transformándose desde la gestión de la infraestructura tecnológica y la supervisión de los equipos TI hasta adquirir un rol clave para alinear tecnología con los objetivos de negocio de la organización.
JOSÉ ANTONIO LOZANO, TOKIOTA
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Ahorrar con la IA
El ámbito corporativo se encuentra en un momento en el que la gran protagonista es la Inteligencia Artificial. Las innovaciones de esta tecnología están creciendo a un ritmo vertiginoso, y las compañías de los diferentes sectores quieren sumarse a esta ola para aprovechar las infinitas oportunidades que brinda.
Sin embargo, la puesta en marcha de soluciones de Inteligencia Artificial supone todo un reto para las organizaciones y, en muchas ocasiones, estas se precipitan a la hora de buscar resultados inmediatos o de marcar unas expectativas no ajustadas a su realidad.
El proceso de desarrollo e implementación debe conllevar un elevado componente estratégico: el conocimiento de las últimas aplicaciones, la detección de los casos de uso más adecuados para cada modelo de negocio, así como el análisis de los posibles riesgos, son aspectos indispensables para optimizar las posibilidades de la IA y maximizar el retorno de la inversión.
Una estrategia relevante y adecuada
Ante la avalancha de nuevas perspectivas que presenta la Inteligencia Artificial, para las organizaciones puede suponer todo un desafío mantenerse actualizadas y no perderse en este frenético ritmo de innovación.
Estar al día de estas incesantes actualizaciones, requiere de una visión global del mercado, que contemple aquellas soluciones que se están implementando en otras organizaciones, el conocimiento de qué está funcionando y qué no, y cuales son los casos de uso más relevantes para cada negocio concreto. En ello, un asesoramiento experto es fundamental.
El diseño de un proyecto de estas características debe ser estratégico e involucrar a toda la organización. Se debe contar no solo con la figura del CIO, sino también implicar a las áreas de negocio y a la propia dirección de las compañías.
El proceso debe nutrirse de las perspectivas técnicas y operativas en lo que a tecnología se refiere, así como de las perspectivas organizativas y estratégicas. Esto ha quedado patente con la evolución de figuras como el CTO. Su papel ha ido transformándose desde la gestión de la infraestructura tecnológica y la supervisión de los equipos TI hasta adquirir un rol clave para alinear tecnología con los objetivos de negocio de la organización.
Búsqueda de sinergias entre los proyectos para ahorrar con la IA
Una importante barrera a la hora de acometer un proyecto de Inteligencia Artificial son los costes. Es crucial que los recursos empleados se destinen de forma inteligente y adecuada a las necesidades concretas de cada compañía. De ahí la importancia del enfoque de “IA pragmática”.
La visión a la hora de poner en marcha un proyecto de Inteligencia Artificial debe, en lugar de abordar los casos de uso de forma independiente, buscar sinergias con el objetivo de, a través de un solo acelerador, impulsar las diferentes aplicaciones.
El acometer los proyectos de forma conjunta bajo el paraguas una misma solución también tiene efectos positivos en su posterior implantación. Si se afronta cada proyecto por separado,
los usuarios tendrán que adaptarse a cada una de las soluciones, lo que supone un mayor esfuerzo para que estos adquieran los conocimientos necesarios y estén capacitados. Además, emplearán más tiempo en moverse por los diferentes entornos, en comparación con un entorno unificado.
Una visión conjunta de los proyectos favorecerá la escalabilidad, ya que estos crecerán en eficiencia a medida que va aumentando su volumen y sus capacidades.
Incorporar la ciberseguridad en cada fase
Otra de las cuestiones por las que las empresas invierten cuantiosas sumas de dinero es la ciberseguridad. Evitar el acceso no autorizado a datos sensibles, anticipar posibles amenazas y favorecer la gobernanza son aspectos cruciales en cualquier solución o herramienta de IA.
En este sentido, las soluciones de Inteligencia Artificial que contemplan la ciberseguridad en cada fase del proceso mejorarán la protección y garantizarán el cumplimiento. La implementación de paneles de control confiere a los expertos la capacidad de evaluar el grado de confianza de los modelos, lo que prevendrá posibles amenazas y detectará errores que puedan producirse.
A través de una estrategia de IA adecuada, no solo se ahorran costes operativos, sino que se optimizan los recursos humanos, al liberar a los equipos de TI de tareas rutinarias para puedan centrarse en la innovación.
En definitiva, en un entorno empresarial cada vez más competitivo, la IA que tiene más sentido es aquella que se mantiene a la vanguardia para ajustarse a las necesidades de cada compañía y, al mismo tiempo es capaz de favorecer la escalabilidad y de asegurar la protección de los datos frente a las ciberamenazas.
