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2024, el año de la IA
2024 ha sido, sin duda, un año en el que la Inteligencia Artificial se ha posicionado como una de las tecnologías más disruptivas de nuestra era. La IA, y concretamente la IA Generativa, ya se está implementando en todas las industrias generando nuevas actividades comerciales y mejoras en operaciones y equipos. Su capacidad para hiperpersonalizar experiencias y anticipar necesidades ha elevado la competitividad en industrias clave como la banca o las tecnologías de la información. Pero, a pesar de todo este potencial, se aprecia cada vez más una creciente sensación de saturación ante la falta de resultados que aún no se encuentran a la altura de las expectativas.
“Esta rápida evolución ha provocado que en ocasiones la innovación digital haya tenido que enfrentarse a desafíos relacionados con los derechos humanos o haya dado lugar a prácticas que podrían percibirse como discriminatorias”
JOSÉ ANTONIO ROCHA, ENTELGY
Esta situación ha generado un clima de incertidumbre. Y es que, a pesar de que la inversión en IA generativa alcanzará los 151.100 millones de dólares en 2027 según IDC, esta rápida evolución ha provocado que en ocasiones la innovación digital haya tenido que enfrentarse a desafíos relacionados con los derechos humanos o haya dado lugar a prácticas que podrían percibirse como discriminatorias.
Aprobación de la Ley de IA Europea
La aprobación del Reglamento de la Inteligencia Artificial por parte de la Unión Europea en 2024 ha marcado un hito en este contexto. Se trata de la primera iniciativa regulatoria integral a nivel mundial en establecer directrices y normativas específicas para el desarrollo, despliegue y uso de la IA con el objetivo de garantizar la seguridad y los derechos fundamentales de los ciudadanos de la UE frente a los riesgos potenciales de la IA. Para las empresas, este marco no es solo un desafío legal, sino una oportunidad para liderar con responsabilidad, adoptando principios de transparencia y privacidad, subrayando que el futuro de la IA no solo depende de su capacidad tecnológica, sino de cómo decidamos gestionarla.
Más allá de la regulación, el impacto de la IA en el entorno laboral ha sido uno de los temas más discutidos del año. Si bien el miedo a la automatización persiste, 2024 nos enseña que la IA no es una fuerza de reemplazo, sino de colaboración. Sin embargo, para que esta colaboración humano-máquina sea efectiva, la formación continua es esencial. Y es que un aspecto notable este año ha sido el incremento del uso no autorizado de herramientas de IA por parte de los empleados en muchas empresas,como señala un reciente informe de Deloitte. Según los datos, más de la mitad de los trabajadores utiliza herramientas de IA no aprobadas oficialmente para aumentar su productividad, enfrentando a las empresas a riesgos relacionados con la seguridad de datos y la privacidad. Este fenómeno evidencia la necesidad de que las empresas no solo ofrezcan herramientas avanzadas, sino que también eduquen a sus empleados sobre los riesgos inherentes al uso indiscriminado de IA, fomentando una adopción informada y segura.
IA y nube
Por otro lado, la integración de la Inteligencia Artificial con otras soluciones está generando grandes oportunidades. Es el caso de la nube – Canalys señala que el gasto mundial en la nube aumentó un 21% en el tercer trimestre de 2024 – y la sinergia entre la IA y el blockchain. Estas combinaciones demuestran que la IA no opera en aislamiento, sino como parte de un ecosistema tecnológico más amplio que está transformando la economía global.
El 2024 marca un punto de inflexión en nuestra relación con la IA. Mientras seguimos explorando sus posibilidades, también enfrentamos sus riesgos. La Inteligencia Artificial es una herramienta poderosa, pero su impacto dependerá de cómo decidamos usarla. Si logramos alinear la innovación con las personas transformaremos no solo nuestras industrias, sino también el tejido social que las sustenta.