Tocan tiempos de renovación en el mundo del PC, como siempre que Microsoft cancela el soporte de uno de sus sistemas operativos. Además, esta vez el cambio es más significativo por cuanto Windows 7, que es el programa que queda sin actualizaciones, ha sido quizá el más exitoso de la última década de los que ha sacado la compañía de Satya Nadella.
El ciclo de vida de Windows 7, que vio la luz a finales de 2009, sigue el esquema habitual de los programas del fabricante de Seattle. Es decir, el “ciclo de soporte” de las licencias suele ser de 10 años. En los 5 primeros años hay actualizaciones y parches tanto de seguridad como de mejoras y correcciones de la versión. Mientras que en los 5 siguientes, conocidos como soporte extendido, tan solo hay parches de seguridad y corrección de errores.
En el caso concreto de Windows 7, hay que aclarar que el “soporte estándar” de Windows 7 ya finalizó en enero de 2015, y que a partir de esa fecha Microsoft dejó de mejorar el producto. Por eso, lo que ahora tienen los clientes es un “soporte extendido”, una especie de prórroga donde el fabricante deja de añadir funcionalidades, pero mantiene actualizaciones de seguridad para solucionar bugs o errores que han sido descubiertos, y que podrían ser explotados para atacar a los usuarios.
“Los principales brechas y ataques, tipo ransomware, han sido debido a equipos ‘no soportados”, dice David Pestaña, de GTI
Por lo tanto, una vez este “soporte extendido” llegue a su fin el próximo enero, los equipos gobernados por el sistema operativo estarán totalmente desprotegidos frente a ataques. Ese momento puede ser la oportunidad de muchos crackers y amantes de las vulnerabilidades. Sin ánimo de ser alarmista, David Pestaña, el responsable de desarrollo de producto de Microsoft Cloud en GTI, recuerda que las principales brechas y ataques informáticos que han sido noticia, tipo ransomware o robo de contraseñas, “han sido debido a equipos no soportados o desactualizados”.
Es un problema que se une a otro: que cada vez habrá menos programas y aplicaciones, como navegadores o software de ofimática, que sean compatibles con el sistema operativo. Además, el hardware cada vez tendrá más problemas para entenderse con el viejo sistema. En todo caso, los más tardones en actualizarse tendrán una última oportunidad.
Hay que recordar también que las empresas que quieran seguir recibiendo parches a partir del próximo enero podrán hacerlo si pagan un mantenimiento exclusivo que podrá durar otros tres años como máximo. El precio de ese mantenimiento será del 75% del precio de la licencia original por cada año que se contrata. También existe la posibilidad para los clientes de moverse a Azure con Microsoft 365, en cuyo caso el soporte extendido no tendría coste, según recuerda David Pestaña, de GTI.
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No queda más remedio que migrar
En todo caso, irremediablemente Windows 7 pasará a la historia, como en su día lo hizo el casi eterno Windows XP. Y la solución lógica para clientes finales y empresas es migrar a Windows 10 sus equipos en funcionamiento o adquirir nuevas máquinas. Oficialmente, Microsoft aconseja que los PC con Windows 10 tengan una configuración mínima (para las versiones de 64 bits) de procesador a 1 GHz, 2 GB de memoria RAM, 20 GB de almacenamiento interno, una gráfica compatible con DirectX9 y una resolución de pantalla de como poco 800×600. Un distribuidor asegura que esta configuración puede ser suficiente para un equipo del que no se esperen grandes cosas, pero que en cuanto un PC cargue Office 365 y todos sus servicios, se queda corta. Para poner al día los equipos menos potentes, Linux puede ser una buena opción.
El necesario relevo de Windows 7 por Windows 10 ha tirado de las ventas de equipos en los últimos meses y es probable que la migración se prolongue hasta bien entrado el año que viene, aunque oficinalmente el soporte se cancele el próximo 14 de enero. Y es que Windows 7, un sistema estable en el que se han refugiado los usuarios frente a la indefinición de Windows 8, por ejemplo, todavía mantiene mucha cuota de mercado.
Datos de principios de este año aseguraban que estaba en casi el 37% de los ordenadores del planeta. En todo caso, desde Microsoft aseguran que la migración va a buen ritmo. Miguel Ángel Cervera, director de la unidad de negocio de modern workplace de Microsoft Ibérica, dice que el cambio ya está en marcha en miles de corporaciones de todo el mundo y que Windows 10 está presente en 800 millones de equipos. Las ventas de PC en todo el mundo en el segundo trimestre del año muestran que la migración está moviendo el mercado. IDC tuvo que revisar al alza sus previsiones para un periodo en el que se comercializaron un total de casi 65 millones de máquinas, un 4,7% más que en el mismo periodo de 2018.
“Algunos clientes necesitan más tiempo, por eso tenemos opciones como los servicios Microsoft FastTrack”, asegura Miguel Ángel Cervera, de Microsoft
Cervera asegura que la transición al nuevo sistema operativo “nunca ha sido más sencilla”, y que los más rezagados van a contar con servicios como FastTrack, para acelerar las migraciones, o la virtualización de escritorios con Windows Virtual Desktop (que incluye actualizaciones de seguridad extendidas durante tres años). También podrán pagar anualmente las actualizaciones de seguridad extendidas (ESU) hasta tres años.
Oportunidad para vender nuevos formatos y nube
Para el sector informático y para el canal, la migración a Windows 10 es la oportunidad perfecta para introducir nuevos formatos en las oficinas. “Si hablamos específicamente de hardware, el salto de formatos más tradicionales, como el portátil clásico, a equipos mucho más versátiles, como es el caso de la familia Surface, con dispositivos mucho más ligeros, equipados con pantallas táctiles, sistemas biométricos o almacenamiento de estado sólido, es un motivo muy interesante y suficiente para considerar un cambio”, explica Cervera.
Por su parte, para David Pestaña, una renovación “forzosa” como la de Windows 7 por Windows 10 es un buen momento de “hacer números”. Supone, en su opinión, la oportunidad para que el canal haga una optimización de las infraestructuras y programas del cliente, introduciendo, por ejemplo, modelos de suscripción en la nube.
Windows Server 2008 también expira
En enero de 2020, no sólo Windows 7 dejará de tener soporte. También habrá novedades en el área de servidor. Y es que tanto los soportes de Windows Server 2008 como de Server 2008 R2 también expiran el próximo 14 de enero. Es un asunto importante para muchas compañías que siguen confiando en estos programas para sacar adelante funciones básicas como Directory Server, File Server, DNS Server y Email Server.
Estas cargas de trabajo dan en muchos casos soporte a aplicaciones empresariales críticas. Los expertos creen que muchos clientes no serán capaces de tener todo listo en cuatro meses, por cuestión de tiempo y por falta de presupuesto. Y aventuran que muchas aplicaciones seguirán residiendo en máquinas con los viejos sistemas de servidor de Microsoft, con el aumento consiguiente de la inseguridad. Las empresas españolas deberán, pues, ponerse manos a la obra.
Las fechas clave de la migración
- ENERO 2015. Fin del “soporte estándar” de Windows 7. El sistema deja de tener mejoras, pero se mantienen las actualizaciones de seguridad.
- 14 ENERO 2020. Fin del “soporte extendido” de Windows 7. A partir de ese momento no habrá parches de seguridad y los equipos quedarán expuestos a virus y crackers dispuestos a aprovechar agujeros y vulnerabilidades.
- ENERO 2023. Los clientes podrán contratar hasta esa fecha un servicio de soporte de pago (ESU). El coste del mantenimiento será del 75% de la licencia cada año. En febrero de 2023 Windows 7 “morirá” a todos los efectos.