La evolución de los sistemas informáticos y de las tecnologías IT, ha sido espectacular en los últimos años. La proliferación de nuevas aplicaciones, el desarrollo imparable de las comunicaciones y la ya total presencia de Internet han provocado que la concepción tradicional del CPD y su control, hayan cambiado por completo.
Los equipos informáticos son cada vez más numerosos, cada vez más potentes y la dependencia que las organizaciones tienen de ellos es cada día mayor. Ahora es frecuente ver organizaciones de tamaño medio, con un gran número de servidores de gestión, administración, producción, Internet o correo ubicados en racks de 19 pulgadas en diferentes dependencias de la empresa, algunas de ellas a muchos kilómetros de distancia de las oficinas centrales.
En los últimos años se ha revelado como imprescindible la gestión de los equipos de una forma centralizada. Es imprescindible que un administrador de red pueda acceder, configurar y, en definitiva, controlar sus equipos informáticos de forma rápida, cómoda y fiable desde su puesto de trabajo, sin tener que efectuar desplazamientos, o efectuar intervenciones en el centro de proceso de datos o en el lugar donde éste esté situado.
Conviene resaltar que para que el control sea eficaz, éste debe ser total, el administrador debe estar en condiciones de poder actuar sobre un servidor de igual forma como si estuviera delante del mismo, con su propio teclado, monitor y ratón, con un acceso directo y sin limitaciones operativas.
La tecnología KVM permite efectuar todas estas operaciones de control, tal y como si estuviéramos allí, de una forma eficaz, fiable y sin restricciones. Este es el concepto básico de Switching KVM (Keyboard, Video, Mouse), controlar un gran número de servidores desde una o varias consolas localizadas a cualquier distancia de los servidores.
Las ventajas de implementar un sistema de control de servidores mediante la tecnología Switching KVM son elevadas, y éstas pasan por proporcionar una organización y configuración racional de los equipos, es decir, se reduce de forma drástica el número de monitores, teclados y ratones en el CPD, se minimiza el espacio necesario para su ubicación, los consumos eléctricos bajan considerablemente y en consecuencia las potencias de climatización necesarias en la sala son sensiblemente menores.
Los anteriores beneficios son, sin duda, importantes para un administrador, pero no debemos olvidar que la principal razón de ser de un sistema de conmutación KVM es la de proporcionar el control de los servidores desde consolas cercanas a la sala CPD o desde localizaciones tan remotas como el cliente precise.
Es ahí donde cada usuario tiene necesidades diferentes, y estructuras variadas que debe gestionar de la forma apropiada. Existen organizaciones que poseen una informática muy centralizada y basada en una única plataforma, para las cuales la necesidad de gestión Switching KVM se centra en la eliminación de teclados, videos y ratones, con el fin de optimizar el espacio, y disponer de control local que permita gestionar los equipos sin acceder a la sala. Estas pueden ser organizaciones estables en las cuales el crecimiento del número de equipos no se prevé alto, o por el contrario organizaciones en las cuales deban planificarse configuraciones de switching que permitan crecimientos escalables tanto en servidores – de diferentes plataformas – como en el número de consolas de usuario.
Hoy, y cada día más a menudo, las empresas poseen diferentes localizaciones, delegaciones, centros de trabajos e incluso externalizan su gestión informática con terceros y es ante esta situación donde se hace más necesario, no perder el control de los equipos. Estas organizaciones precisan de sistemas de switching que a través de tecnologías digitales y conexiones TCP/IP permitan el acceso total a los servidores desde cualquier lugar del mundo y en cualquier momento. Esto solo se consigue mediante la implantación de switching KVM.
Hoy ya no es planteable el diseño de una arquitectura de servidores sin tener en cuenta la disponibilidad de acceso, de gestión y de control de los mismos, mediante un sistema de conmutación KVM que debe ser configurado de acuerdo con los requisitos del cliente. El proveedor de soluciones KVM debe estar en condiciones de asesorar al usuario acerca de las soluciones existentes y garantizar la máxima operatividad y fiabilidad de las mismas.
Escalabilidad: Debe instalarse un sistema que pueda crecer con sus necesidades, y que este crecimiento no resulte ni traumático ni excesivamente costoso para la organización.
Flexibilidad: A nadie se le escapa, y menos en el entorno IT, que las cosas cambian y por ello su sistema de conmutación debe permitir adaptarse a diferentes plataformas, PS/2, SUN, conexiones USB, etc, y debe ser independiente del sistema operativo.
Acceso Remoto: En caso de ser necesario los sistemas de conmutación deben permitir compatibilizar conexiones locales analógicas con conexiones remotas vía TCP/IP.
Seguridad: El sistema de conmutación KVM debe ofrecer características de seguridad avanzada, identificación univoca de los servidores y niveles de acceso configurables en función de las necesidades de la organización.
Fiabilidad: El sistema de conmutación KVM debe ser fiable y proporcionar control continuo las 24 horas del día, el suministrador debe ser líder en el mercado y ofrecer los máximos niveles de garantía y servicio post-venta.
Joaquín Barenys, director comercial, Socorred-Avocent.