Cuando apareció la primera generación de computadoras, a finales de los años 40, éstas operaban con lo que se conocía como procesos en serie, ya que por entonces no existían los sistemas operativos y los programadores debían interactuaban con el hardware del PC sin ayuda externa. Unos años después, los sistemas operativos efectuaron una discreta y simple aparición, con conceptos como el monitor residente, el procesamiento por lotes y el almacenamiento temporal. No obstante, no fue hasta los años 60 cuando aparecieron sistemas más avanzados, entre los que se encontraba el primer Unix a finales de la década.
Desde entonces, la revolución de las plataformas operativas tanto para PCs como para servidores ha sido imparable, estableciéndose como los verdaderos núcleos del negocio, algo que aún hoy adquiere mucho más sentido con la proliferación de las aplicaciones 64-bit. En este panorama de sistemas operativos servidor, los antiguos Unix y Windows han sabido renovarse y extender su posición de dominio, a la par que la revolución open source ha hecho una entrada vertiginosa en el mercado tanto con las diversas variables de Linux como con la apertura del código fuente de plataformas como Solaris.