“¡Tire el arma!, ¡no se mueva y tire el arma!”, grita un agente de la Policía Municipal de Madrid (PMM) mientras apunta decidido con una pistola aparentemente reglamentaria. El policía lleva a cabo las prácticas que realizan tres veces al año alrededor de 2.500 agentes de los cerca de 7.000 que conforman este cuerpo de seguridad, pero en lugar de las tradicionales siluetas propias de las galerías de tiro, al fondo de este corredor de 25 metros de longitud revestido de un material especial para la recogida de proyectiles, se ha desplegado una pantalla en la que comparten espacio tanto el agresor y la victima de un caso de violencia de doméstica, como su compañero policía.
Los tres son virtuales. De esta forma completan sus prácticas de tiro los agentes del cuerpo de la PMM desde el pasado mes de marzo, cuando entró en funcionamiento el nuevo Simulador de Armas Cortas (SAC) desarrollado para el Ayuntamiento de Madrid por Indra Sistemas. La compañía resultó adjudicataria, el pasado diciembre y por 633.000 euros, del concurso para la adquisición, el montaje y la instalación de este ingenio, que se ha convertido en parte fundamental de la formación de estos profesionales.
“Es un complemento ideal del proceso de aprendizaje que si bien no sustituye, mejora significativamente las prácticas habituales”, afirma la jefe del Departamento de Formación de la Policía Municipal de Madrid, María Dolores Dodero, que destaca las capacidades del sistema a la hora de “reproducir situaciones reales con los niveles de stress y presión propios de estas actuaciones en un entorno libre de riesgos”.
Múltiples escenarios
Hasta el momento, en el SAC se han programado un total de 18 escenarios diferentes (que se han desarrollado en C++ bajo entorno Windows): desde la petición de documentación en plena calle o una intervención domiciliaria en un caso de violencia doméstica, hasta situaciones de venta ambulante, botellón, reyertas o robo en cajeros, entre otros. Cada una de estas situaciones ‘recreadas’, pobladas por una multitud de caracteres, ofrece tres caminos y desenlaces diferentes que ponen a prueba las capacidades de reacción del agente con la posibilidad de establecer programas distintos tanto en función del tipo de tareas que el agente tiene encomendadas, como considerando el nivel de dificultad más adecuado. Así, el instructor puede desarrollar un adiestramiento desde los niveles más básicos de familiarización con el arma hasta ejercicios tácticos más complejos que exigen la valoración e interacción con el entorno para la resolución de la situación propuesta al alumno.
“Es posible además”, indica Dodero “modificar las circunstancias temporales –día o noche-, las condiciones climáticas lluvia, por ejemplo- y otros elementos contextuales al poder introducir eventos tanto sonoros como visuales”. De esta forma se consiguen unos niveles de realismo capaces de ‘trasladar’ a los agentes a situaciones de riesgo con totales garantías de seguridad. “La principal ventaja es que aquí está permitido el error y, de hecho, el error sirve para aprender con el objetivo de evitar que se cometa en la calle”, apunta el sargento de tiro, Diego Luengo, una de las 10 personas que forman el equipo de monitores de tiro de la PMM. “La clave”, según Dodero, “está en el nivel de implicación de los agentes”, y de hecho, “el realismo es tal que algún agente muy involucrado ha llegado a golpear la pantalla”, comenta.
Para el diseño de todas estas situaciones, los expertos en la materia de la PMM han trabajado mano a mano desde enero a abril para la recogida de requerimientos con el equipo especialista en tecnología de simulación de Indra Sistemas, que en el marco del proyecto ha asumido entre otros retos el diseño de la pistola asociada al sistema, todo un logro de ingeniería. Y es que la pistola, de la que hasta el momento se han fabricado ocho unidades, no sólo es idéntica en tamaño y peso a la que tiene la dotación de la PMM, también mecaniza y simula el retroceso utilizando pequeñas bombonas de gas comprimido (60 disparos cada una), pero su objeto es lógicamente diferente por lo que incorpora un haz infrarrojo y está conectada al ordenador de simulador mediante WiFi. De esta manera es posible monitorizar en tiempo real la actuación de los agentes durante los ejercicios para la posterior elaboración automática de informes, en base a los cuales el instructor puede evaluar y comprobar el progreso de los alumnos, midiendo incluso hasta qué punto serían letales los impactos recibidos en su caso.
Pero estas no son las únicas ventajas del SAC, el sistema permite asimismo reducir el consumo de munición destinado a ejercicios de formación y, en consecuencia, limitar su impacto en el medioambiente. Teniendo en cuenta que cada agente utiliza entre 18 y 25 cartuchos por ejercicio y que realiza una media de tres prácticas al año, no es poca la munición que la PMM destina a estos ejercicios. El SAC es un desarrollo único y, de hecho, es candidato a los III Premios Nacionales de Seguridad y Emergencias, cuya gala está previsto que se celebre el 22 de mayo del próximo año en la Feria de Muestras de Zaragoza.
Por el momento, el SAC se ha instalado en una de las tres galerías del centro de formación de las fuerzas de seguridad ubicado en la base del SAMUR en la Casa de Campo, donde se realizan diariamente tres turnos de prácticas incluyendo ejercicios mixtos que combinan prácticas reales y con simulador, con una duración de tres y dos horas, respectivamente. No obstante, antes de que acabe el año el SAC se trasladará al nuevo Centro Integral de Formación de Seguridad y Emergencias del Ayuntamiento de Madrid.