Históricamente, SGI ha vinculado su imagen a las estaciones gráficas. ¿Cómo quiere ser vista por el mercado en estos momentos?
En el propio nombre Silicon Graphics va implícita esta imagen. La empresa fue creada por un grupo de estudiantes de la Universidad de Stanfford. El objetivo inicial era crear gráficos interactivos por ordenador. Al poco tiempo de trabajar en este terreno, los directivos se dieron cuenta de la existencia de otros espacios complementarios. Cuando ya sabes cómo hacer gráficos por ordenador, te das cuenta de que el gran problema reside en generar los datos gráficos. SGI fue la primera empresa que hizo un sistema multiprocesador en el mundo y de ahí arranca toda la tradición de trabajar en el ámbito de la supercomputación. Por otro lado, la obsesión de la firma es crear sistemas con gran capacidad de memoria, para una generación más óptima de los gráficos. Al manejar grandes volúmenes de información aparece también la necesidad de gestionar esa información en sistemas de almacenamiento de alto rendimiento, que es básicamente a lo que nos dedicamos ahora. Los gráficos han pasado a ser un tema de menor entidad que ha dejado paso a la computación y el almacenamiento.
¿Han dicho adiós a los gráficos?
Ahora estamos reinventando el mundo de los gráficos. Si hace 20 años el problema de un sistema gráfico era cómo generar geometría y reproducirla en una pantalla, ya se ha resuelto. Ahora la cuestión es volver a generar los datos necesarios y volver a gestionar la información almacenada para alimentar un sistema gráfico. En estos momentos estamos trabajando en sistemas gráficos centralizados que puedan ofrecer la seguridad y la facilidad de gestión y que la salida gráfica sea ya no en una estación especializada de alto rendimiento sino en cualquier dispositivo: PDA, un PC, un terminal tonto, etc. De alguna manera es una vuelta a los orígenes. Investigadores de cualquier tipo o ingenieros de coches, por ejemplo, pueden acceder y colaborar, trabajando en remoto, independientemente de su ubicación, pero sabiendo que la información está en un lugar localizable. Están cambiando las formas de trabajar, y en ello nos ocupamos.
¿Cuál es el valor diferencial de SGI respecto a sus competidores (HP, IBM y Sun, principalmente)?
El valor fundamental de SGI se encuentra en el campo de la supercomputación y eso se extiende a los terrenos de almacenamiento y gráfico. Somos expertos y nos dedicamos a ese foco. No hacemos impresoras, ni tóner… nos dedicamos a esto y nuestra gente es experta. Además llevamos muchos años trabajando en ello. Tanto es así que sabemos que lo que realmente importa es una arquitectura de sistema que te permita una facilidad de uso con la que conseguir resultados. Eso es lo que quiere nuestro cliente: fabricar coches, hacer ciencia de materiales, diseñar nuevas medicinas… No les preocupa la informática, quieren resolver un problema, saber lo que pasa si un determinado modelo de automóvil choca de frente en tales condiciones cómo va a responder. Nuestros sistemas dan respuestas, son utilizables y permiten obtener un resultado más rápido que en el caso de otros fabricantes. Por eso estamos trabajando tanto con sistemas de memoria compartida como con sistemas cluster. Somos el único fabricante que tiene 2.048 de procesadores con una memoria compartida y manejable como una estación de trabajo. Además nuestras máquinas sólo requieren un administrador de sistemas y un corto plazo de puesta en marcha, mientras que sistemas equivalentes de la competencia necesitan todo un equipo de personas dedicado a su mantenimiento y largas jornadas de instalación. Por ejemplo, tenemos máquinas en el Laboratorio de Computing Applications Center de Nuevo México, donde implantamos un cluster de 14.400 cores en el tiempo récord de cinco semanas. Un sistema SGI que tiene la Fuerza Aérea de EE UU para estudiar la dinámica de fluidos con más de 9.000 procesadores estaba dando rendimiento a la quinta semana. En España, tenemos ejemplos de sistemas cluster de otros proveedores que se han tardado en montar cerca de un año.
¿Cómo se estructura su oferta?
Tenemos máquinas base dentro las líneas de Shared Memory y de Cluster. Disponemos de los sistemas Altix ICE que son cluster tipo blade más evolucionados y tenemos sistemas de memoria compartida donde es posible montar Windows. No desarrollamos nada sobre el sistema operativo de Microsoft, pero estamos vendiendo este tipo de equipos en entornos de negocio, pues es su campo de acción.
Silicon Graphics no es una empresa que haga mucho ruido mediático en el mundo de la supercomputación al estilo de HP o IBM ¿Es una estrategia pensada la de quedarse al margen? Cierto es que nuestros recursos de marketing están por debajo de las firmas comentadas. Pero quien está en el mundo de la supercomputación nos conoce, sabe lo que hacemos y acude a nosotros. Tenemos cierta seguridad de ganar porque las empresas que compran este tipo de máquinas para utilizarlas compran tecnología SGI. Efectivamente, el modelo de IBM, el RoadRunner es un experimento interesante, pero se trata de una de esas máquinas que se tardan un año en poner en marcha y luego se utilizan en casos muy concretos. Necesitan una aplicación muy específica, requieren un gasto enorme en programación y adaptación de las aplicaciones para poder sacar algo de rendimiento. Lo que vendemos nosotros son sistemas con tecnología estándar: Linux SuSe o RedHat, procesadores Intel, y modelos de programación simples accesibles a todas las fortunas. Frente a un RoadRunner, tenemos un equipo en la gasolinera francesa Total que les permite explorar y conseguir petróleo. Ellos tienen un Altix ICE con 10.000 procesadores con casi un petabyte de almacenamiento. No hacemos máquinas para salir en una lista de récords, sino la que utilizan para producir y dar de comer a una plantilla de empleados.
En este sentido, ¿qué opinión le merece los continuos anuncios de HP e IBM para situarse en primera línea en ámbitos como la universidad y la investigación nacional?
En relación con estos últimos anuncios, no hemos tenido oportunidad de competir. Por ejemplo, en el caso del Barcelona Supercomputing Center se trató de un acuerdo privado entre la Universidad e IBM y no se dio opción a nadie a postularse, aunque por otro lado es un cliente nuestro, nos adquirió un equipo de 256 cores y 3 Tbytes de memoria. No todas las aplicaciones pueden correr en una de esas arquitecturas ‘exóticas’, y necesitan una máquina nuestra. Pero si no te dan opciones de competir, no podemos hacer nada. Hay un ejercicio curioso: si cogemos la lista del Top500 famosa y los ordenamos por eficiencia, sucede que SGI copa el ranking de las máquinas más potentes. Nosotros somos capaces de dar ‘más garbanzos por menos precio’, con máquinas con procesadores potentes que requieren menos licencias de software y esto hace imbatible nuestra oferta.
¿Su abanico de clientes es limitado?
El abanico de mercado es tan grande como uno quiera, pero los problemas que resuelven nuestras máquinas son muy amplios. Por ejemplo, el diseño de un envase de patatas fritas onduladas que si no se hace de una forma o velocidad, la patata se puede romper, o aquellos fabricantes que necesitan optimizar la cantidad de chocolate que hay que verter sobre un caramelo para obtener el producto más redondo. Las soluciones de computación se aplican en muchos terrenos.
Intel y Linux han sido sus cartas de presentación, ¿siguen siendo su apuesta fija o piensan abrirse a otras plataformas y sistemas?
Nosotros hicimos un esfuerzo enorme (que alguno tendrá que hacer ahora) que es quitarnos de encima nuestro propio sistema operativo Unix basado en Unix System Five que era el Iris y nuestros propios procesadores MIP, los primeros basados en tecnología RISC, pero al final tuvimos que dejarlo pues la realidad del mercado se impuso. Nuestro esfuerzo ha ido encaminado a utilizar herramientas estándar e innovar en donde está nuestra capacidad de innovación: en la arquitectura de sistemas. Construir máquinas capaces de hacer cosas que no hacen las demás pero con procesadores y sistemas operativos estándares y abiertos. Trabajamos con la industria del software libre. A pesar de nuestro tamaño, somos unos de los que más estamos aportando en este campo porque creemos que es la forma correcta de evolucionar. Nuestro sistema de ficheros que ha sido la joya de la corona en los últimos años está portado a Linux y es parte de su distribución estándar. Nuestras extensiones al núcleo que permiten hacer crecer una máquina en miles de procesadores están puestas a disposición de las comunidades de software libre. También corremos Windows, si bien no es nuestra estrategia.
Cambiando de tornas, SGI siempre ha estado centrado en mercado científico, cabe pensar que amplíe su presencia al mercado comercial.
Cualquier máquina de la competencia es capaz de crecer hasta 64 procesadores (con dual core, tienen su tope en los 128), mientras que nuestros sistemas son modulares y podemos ir creciendo sin suponer un mayor gasto para el cliente. Una base de datos consume principalmente recursos de memoria, no computación intensiva. Lo que interesa es el acceso rápido a los datos. Si yo puedo meter cuatro procesadores en una máquina y un Tb de memoria, mientras que la competencia ofrece equipos que tienen ocho Gb de memoria por cada procesador. Y encima pagas sólo cuatro licencias de software. Esto nos permite ofrecer la máquina a la medida del cliente. Y nuestras máquinas pueden crecer en todas las direcciones.
¿Cómo encaja la virtualización en el modelo de SGI?
Una de las cosas que estamos haciendo es virtualización de los propios sistemas Altix ICE y Altix tradicionales de memoria compartida con soluciones sobre Linux. En el terreno del almacenamiento también contamos con sistemas modulares, capaces de crecer al infinito y tenemos clientes como la NASA que no sólo cuenta con un Altix ICE de 46.000 cores y dos de memoria compartida de 10.000 y 4.000. Tenemos un acuerdo para fabricar la máquina más potente del mundo de un petaflop, que al año siguiente deberá tener 10 petaflop. La propia productora de ‘El señor de los anillos’, la gente de Beta Digital, necesita manejar todos esos datos: tres películas, un videojuego, la versión del director… estamos hablando de petabytes. Todo ello es posible manejarlo con Silicon Graphics con sus productos de virtualización de almacenamiento. Nosotros contamos con un producto que lleva 15 años virtualizando disco. En España tenemos clientes como la ETB, la Radio Televisión de Asturias y el Instituto Meterológico Nacional.
¿Qué previsiones tienen para el final de este ejercicio en junio?
En España vamos bastante bien con respecto al plan del año, que era crecer un 10 por ciento, si bien ahora la situación es imprevisible.
¿Cómo se reparten los ingresos por áreas de producto?
Servidores representan el 65 por ciento del negocio, Gráficos supone un 5 por ciento y almacenamiento es el 35 por ciento. Esperamos que estos dos últimos crezcan más, especialmente el del almacenamiento. El flujo de datos que se maneja va a ser exponencial. Lo cual nos abre una puerta a la gestión y almacenamiento de grandes volúmenes.