El negocio español del outsourcing muestra un camino franco hacia su madurez, impulsado por políticas de costes, por la consolidación de los proveedores y por la globalización de las grandes empresas españolas que cada vez cuentan más en mercados donde las buenas prácticas TI son moneda corriente.
El mercado español de outsourcing maneja un volumen actual de unos 3.800 millones de euros, según datos de la consultora DBK, y ha venido experimentando una media de crecimiento del 17 por ciento en los últimos años (en este dato también coincide la Asociación Española de Consultores). La estimación de crecimiento para 2008 se sitúa en el 14 por ciento y para el periodo que va desde 2010 a 2014, los expertos hablan de un incremento en torno al nueve por ciento, superior, en cualquier caso, al resto de los países de Europa, como así ha venido siendo en el último trienio.
La primera conclusión que puede saltar a tenor de estas cifras es que la crisis no impacta en este negocio. Pero esta interpretación no es completamente aceptada por algunos expertos. Tal es el caso de Antonio Crespo, director general de Clint Wellintong, quien señala que “la duración media de este tipo de contratos ronda los cuatro años, por tanto salvo que el contrato termine este año, el impacto apenas se va a notar”. Pero lo que si resulta cierto es que, en tiempos de crisis, se alimenta más el outsourcing, no sólo por el ahorro de costes sino principalmente por la posibilidad de hacer los costes predecibles y variables. La progresión que se está produciendo en nuestro país se debe a que el outsourcing en el Sur de Europa está mucho menos desarrollado que en el norte, dadas las raíces anglosajonas de este segmento de negocio. “Por tanto aquí partimos de una situación de mayor inmadurez”, puntualiza Crespo. Además dentro de las estadísticas se incluyen partidas relacionadas con el ‘bodyshopping’, que no es estrictamente outsourcing sino una modalidad de prestar profesionales para el empleo de una actividad empresarial y “no un servicio”, como nos recuerda el directivo de Quint Wellington. En los últimos cinco años hay una corriente de estandarización y búsqueda de mejores prácticas TI, donde la situación económica también ayuda. “Las empresas españolas están yendo por el camino de la globalización, pero no hacia mercados latinoamericanos que se caracterizan por prácticas de gestión inmaduras, sino a zonas de alto nivel como Gran Bretaña o Estados Unidos”. Como casos ilustrativos, Telefónica invierte O2, Banco Santander adquirió Abbey Nacional y Sovereign o Iberdrola compra recientemente Energy East. Esto hace que las prácticas empresariales españolas busquen mercados más desarrollados, “lo cual obliga a los directivos de las empresas a ser más eficientes y abanderar las mejores prácticas vigentes en estos países para ser más competitivos”, puntualiza Antonio Crespo. Todo ello está llevando al mercado nacional hacia una consolidación, síntoma de madurez, una vez superada su inicial fase de fragmentación. Hace un par de años había un gran número de proveedores y ahora se está viendo un efecto de concentración como la reciente adquisición de EDS por HP y aquí en España, la compra de Soluziona y Azertia por parte de Indra o la de Getronics por Tecnocom en 2007. Y por supuesto se va a producir una “selección natural” que nos va a llevar a reducir el número de proveedores, “especialmente de aquellos que no sepan adaptar sus servicios de bodyshopping al outsourcing”, sentencia Crespo.