En un análisis de mercado llevado a cabo recientemente por Techaisle se han identificado los principales problemas empresariales y retos tecnológicos a los que se enfrentan las pequeñas y medianas empresas en 2015. Según el informe, los administradores de TI prevén que sufrirán más recortes en los presupuestos para tecnología, mientras que el volumen de datos seguirá creciendo de manera constante.
La seguridad de los datos y la continuidad del negocio se encuentran entre los cinco puntos mencionados con más frecuencia. Si bien estos requieren un gasto adicional en tecnología, los directivos de las empresas deben encontrar la forma de reducir los costes operativos, aumentar la rentabilidad e impulsar el crecimiento de la empresa.
En lugar de abordar este asunto como un dilema, los directores de tecnología tienen frente a sí la oportunidad de optimizar la infraestructura de almacenamiento existente con sistemas de almacenamiento flash ultrarrápidos. El almacenamiento Flash permite reducir los costes operativos tecnológicos, así como mejorar los tiempos de respuesta de las aplicaciones empresariales. También logra mejorar el rendimiento transaccional de las bases de datos para que, de este modo, se pueda prestar servicio a más clientes y, por tanto, aumenten los ingresos.
El rápido crecimiento de las cifras de ventas revela que muchas organizaciones ya han descubierto las ventajas de las memorias Flash: los analistas de IDC calculan que el mercado de las soluciones híbridas Flash y All-Flash en 2014 alcanzó un volumen global de 11.300 millones de dólares. El desarrollo que ha experimentado en la región de EMEA es especialmente destacable: en comparación con el año 2013, el mercado de la tecnología Flash creció un 30% durante 2014 hasta llegar a los 2.900 millones. IDC pronostica que las cabinas All- Flash serán el principal entorno de almacenamiento en 2018 o 2019. Este mercado ya tiene un valor de 1.300 millones de dólares.
¿Por qué la tecnología Flash?
Los motivos por los que las ventas de sistemas Flash se han disparado son obvios: entre sus ventajas se incluyen unos tiempos de respuesta más rápidos y un menor consumo de alimentación. A diferencia de los discos duros, que utilizan componentes mecánicos, la tecnología de almacenamiento basada en chips es mucho más eficiente energéticamente. Según el fabricante de chips Intel, una unidad de disco duro consume hasta 18 vatios cuando lee datos y 13 vatios cuando se encuentra en modo inactivo.
La memoria Flash, por el contrario, solo necesita 8 vatios para las operaciones de lectura y menos de 4 vatios cuando está inactiva. Cuanta menos energía se consume, menos calor se genera, con lo que también se reduce la cantidad de aire acondicionado necesaria para refrigerar los sistemas de almacenamiento. Por lo tanto, la memoria Flash tiene un efecto positivo inmediato en el balance energético general del centro de datos. En instalaciones tecnológicas más pequeñas, el ahorro energético que obtienen las pymes gracias al almacenamiento se puede invertir en ampliar la capacidad informática y conseguir una infraestructura tecnológica más eficaz.
La tecnología Flash también puede ayudar a reducir los costes de las licencias de software (normalmente una por cada CPU) mediante el aumento de la carga de trabajo de los núcleos de CPU. Y, cuantos menos núcleos de CPU se utilicen, menos licencias habrá que pagar.