Los contratos de outsourcing deben adaptarse a las circunstancias cambiantes del mercado

La tertulia organizada por Computing en colaboración con Ibermática, puso sobre la mesa aspectos determinantes que rodean al outsourcing en momentos de crisis, como es la presión de los precios.

Publicado el 28 Abr 2010

Cuando los servicios TI han caído un 4,5 por ciento en el año 2009, según IDC, el outsourcing se ha mantenido como el único segmento de crecimiento. Sin embargo, la crisis exige a los proveedores ser mucho más flexibles y tener mucha cintura para adaptarse a unos presupuestos TI espartanos y un concepto de la externalización más abierto y moldeable, según las circunstancias del cliente. La experiencia de Juan Ignacio Sanz, director de Infraestructuras de Ibermatica, no desmiente estos hechos: “a diferencia de la compra TI que ha bajado, la externalización se ha mantenido o ha crecido con dos enfoques claros, los que tienen contratos de outsourcing buscan recortes o bien suministradores alternativos, lo que obliga a los proveedores TI a ser más eficaces”. Desde su punto de vista, en el entorno de las medianas empresas, el outsourcing comienza a entrar a través de la vía de la reducción de costes o de acceso a nuevas tecnologías.

José María López, director de la Oficina de Madrid de Penteo ICT Analyst, señala que el descenso de los presupuestos TI experimentado, los dos últimos años, llegará a un punto de suave descenso en 2010. “Las empresas ven en la externalización un porcentaje menor de la tarta de los costes operativos y no es que se produzca una regresión o internalización, se está buscando la reducción a través del cambio de modelos de contrato, renegociación con proveedores, o modificar escenarios temporales de contratación en favor de unas tarifas beneficiosas”. La inquietud que hay en el mercado es si cuando acabe la crisis, no se van a recuperar los presupuestos TI. En este punto, Carlos Dasi, gerente de Operaciones Offnet de Telefónica, matiza que existe “una presión presupuestaria que lleva a renegociar los contratos, buscar un proveedor que te ofrezca un mejor precio con un mayor compromiso en el tiempo. Pienso que a medida de que la rentabilidad del negocio crezca, habrá un crecimiento en línea. Hoy no lo veo, quizás sí en 2011 y 2012”.

Jesús Arasanz, director del Departamento de Servicios Tecnológicos y Accesibles de Fundosa, grupo de pymes dedicadas a la ortopedia y accesibilidad, en línea con el anterior, no cree que vuelva a haber un crecimiento de los presupuestos hasta 2012. Para Arasanz, “la externalización del grupo nos ha supuesto un punto de inflexión tanto en reducción de costes, homogeneización y niveles de servicio que no hubieran alcanzado ninguna de nuestras empresas por separado”. Está convencido de que 2010 será un año malo y pese a que Fundosa no está sufriendo la crisis sí está viviendo una reducción de costes: “tenemos muy pocos proyectos con inversiones, la consultoría es lo que más ha bajado y resulta necesario ajustar el CPD y las comunicaciones, pero hay que mantener la operatividad del día a día”. Por el contrario del resto del resto de interlocutores, Cándido Calcerrada, director de Sistemas de Información del Centro de Proceso de Datos de Adif, se muestra más optimista en el regreso a unos presupuestos más idóneos: “la tecnología nos va llevando del brazo, y no se puede demorar mucho, 2011 no estará mal. Tenemos proyectos que van con esa inercia”.

Pero si en la empresa privada hay políticas de recortes, en la Administración Pública esta medida se lleva a su máxima expresión. Así lo atestigua, Ángel Luis Sánchez, jefe del Servicio de Sistemas y Recursos de Red de la Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid: “hay una retención del presupuesto, el mandato es hacer más cosas con el mismo dinero, o menos dinero, dependiendo del tipo de Administración”. Esto lleva a hacer unos pliegos muy ajustados esperando que después se produzcan reducciones como las que se están dando, del 30 y 40 por ciento.

En este aspecto, el miedo que puede haber es el de la falta de calidad de los adjudicatarios. Si bien es cierto que las grandes empresas están asumiendo esa bajada, siguen siendo de alto nivel las que se presentan y ofrecen más recursos de lo que solicitan y encima con bajadas importantes, si bien es complicado dar más por menos. Sánchez puntualiza: “por ejemplo, el precio que consigue la Comunidad de Madrid es del 60 por ciento. Por ello, es necesario hacer muy bien el pliego para que la calidad no baje”. De esta misma visión participa el portavoz de Adif, “algunos proveedores van a la baja temeraria que asustan: antes de la licitación ya vienen con recortes del 25 ó 30 por ciento, incluso en los procesos negociados antes de empezar a negociar”. Calcerrada cree que sería un error asfixiar al proveedor, “algo que es factible por la crisis pero que iría en contra de las TI: es un peligro que hay en el mercado y podría bajar la calidad”. Juan Ignacio Sánz, de Ibermática, espanta las nubes de la mala calidad, ya que gracias a la reestructuración del mercado laboral, “los salarios son más realistas, y hay buenos profesionales a un coste más bajo con lo que la calidad del servicio queda garantizada”.

Aquí el analista de Penteo llama la atención sobre el hecho de que las compañias de TI están trasladando a sus ofertas comerciales el efecto de las estructuras de costes que soportan. “En relación al área de Administración, venimos observando que los mayores proveedores están mostrando una capacidad superior para aplicar reducciones enormes que en muchos casos llamamos rebajas temerarias”, explica José María López. Este hecho puede causar un “efecto perverso”. Los proveedores medianos no tienen tal capacidad de reducción de costes mientras que los grandes trabajan con escenarios de uno o dos años donde pueden aplicar estas reducciones mediante economías de escala, o porque pueden invertir e incluso se pueden permitir dinero en determinados contratos, donde es estratégico mantener la cuenta. “Una prolongación de esta situación puede llevar a que el mercado se vea reducido a unos pocos proveedores que cuentan con estas armas”, sentencia. Carlos Dasi añade argumentos a esta situación: “las grandes tienen experiencia en tareas específicas, y en la gestión de procesos y subprocesos, que les permite afinar mejor los costes, mayor versatilidad y dinamismo. Esto les asegura a las grandes mantenerse y si esto sigue así, quedarán cuatro”. Ángel Luis Sánchez confirma que las empresas que normalmente concurren a los concursos de mayor tamaño suelen ser las mismas.

Calcerrada se muestra además muy gráfico: “las grandes son las que mejor aguantan el banquillo”. El directivo de Fundosa puntualiza al respecto que pese a la rebaja del body shopping, nadie va a renunciar a la calidad de los servicios de consultoría y de llave en mano, “donde sí creo que se resentirá la calidad será en los temas del día a día como el mantenimiento, donde se pueden asumir niveles de servicio inferiores”.

¿Qué se pide al proveedor?
La crisis está definiendo el rol del proveedor, y los usuarios requieren de él que se adapte a las circunstancias. Sanz, de Ibermática, explica que “aparte de que las compañías buscan una reducción de costes, también valoran el modelo de precios variable, capacidad de crecimiento y decrecimiento del servicio, y acompañar al negocio del cliente. Ya no se habla de precio cerrado”. El responsable de Penteo tercia al respecto: “la transición hacia modelos variables es algo que está ahí. Sin embargo, compañías que todavía crecen mucho procuran no ligar los contratos a la evolución del negocio y prefieren poner topes fijos”. Para el representante de Fundosa es muy importante la flexibilidad: “en contratos a largo plazo las coyunturas hacen que cambie la situación del primero al cuarto; que se ajusten las necesidades al momento resulta clave”.

Crisis y externalización
Hasta qué punto la crisis induce al outsourcing. Para el representante de la Comunidad de Madrid la crisis resulta accesoria e indica que “nuestro caso es especial, desde las transferencias no quedó otro remedio. Tenemos gran experiencia en la externalización. El personal se encarga de la gestión de contratos y de controlarlos. Los sistemas de sanidad son más exigentes y hay que formar al personal. El outsourcing nos brinda especialización y ahorro”. Según la visión de Adif, el proceso de outsourcing es largo, ajustar un pliego es complicado, hay que hacer muy bien el traspaso de conocimiento.

Para Calcerrada, el driver del outsourcing es el cambio tecnológico. “La actividad de las empresas no es la informática. Aparecen nuevos productos y se contratan servicios de muchos proveedores, algo que termina siendo ingestionable y obliga a cambiar de modelo”, arguye. Sanz pone el colofón a este argumento: “muchas compañías con multiproveedores tienen una dificultad de gestión. Por economías de escala, el monoproveedor es un beneficio para ambas organizaciones”.

López de Penteo no cree que el outsourcing sea la panacea. En muchos casos se ha abordado sin plantear un modelo de externalización. Los grandes contratos de monosourcing dieron paso al multisourcing, y ahora por mor de la crisis se está retornando al monosourcing. López considera que el discurso del coste, es un discurso superado. Para el portavoz de Adif, al considerarse las TI como una utility, la externalización supone un ahorro del 25 por ciento y con la ventaja de que el cliente no tiene que invertir sino el proveedor. López de Penteo apunta que la implicación del CIO en la dirección del negocio hace que el outsourcing tenga un mayor o menor alcance en la compañía. “Si su rol es de mayor liderazgo de la decisión estratégica, será más proclive a la externalización”. Y apostilla Sanz, de Ibermática, que “el papel del CIO está pasando de gestor TI a gestor de sourcing. Hay que definir indicadores de negocio y no de servicio. Saber si una actividad está a la altura de lo que requiere”.

Ángel Luis Sánchez aporta su propia definición: “antes era director de informática y ahora es de Sistemas de Información”. La conclusión está servida: a medida de que el CIO abandona la gestión informática y ve más la gerencia, comparte con la dirección dejar las TI en manos de un proveedor especializado. Sanz engarza este argumento con cloud computing: un avance del concepto de sistemas de información como mera utility. “SaaS supone un cambio radical en el mercado, pagar por uso. Empresas como Microsoft y Google van a eliminar las licencias y esto va modificar el modelo”, añade.

Para Calcerrada, cloud será el paso siguiente cuando el outsourcing esté maduro, por el hecho de poner tu información en manos de otro. Penteo alerta de algunos mensajes de marketing, que cuando hablan de cloud computing, están hablando del hosting de toda la vida. “Las AAPP son muy reticentes por cuestiones legales”, indica José María López. Para Jesús Arasanz de Fundosa, “el problema es el salto de la confidencialidad, yo dejo mis datos en un outsourcer pero no en una nube”. Pero el representante de Telefónica cree que es un hecho indefectible: “las distribuidoras de contenidos van a entrar en ese mundo, la reducción de costes irán venciendo las reticencias iniciales”. Si bien, para llegar a la nube de verdad hay que alcanzar una optimización de las infraestructuras, el abaratamiento de costes, la homogeneización, las regulaciones de privacidad y la transferencia de datos entre países, algo que está por resolver. Por último, el directivo de Ibermática aporta una variable que marca el camino: “cada vez habrá más acceso a través de móviles dentro de las empresas lo que hará necesario la existencia de varias nubes”.

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Rufino Contreras
Rufino Contreras

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