El puesto de trabajo forma parte del engranaje de cualquier organización moderna que quiera evolucionar e incrementar la productividad de sus empleados. Su transformación y la provisión de servicios demandados están en la mente de los departamentos TIC. Pero no todo es tan fácil, ya que el desarrollo tecnológico a la hora de proveer dispositivos y servicios a los usuarios, ha empujado a adoptar soluciones que no siempre están totalmente alineadas con las necesidades, ya sea porque no las cubren totalmente, como por la dificultad de adoptar cambios de acuerdo a la rapidez exigida y con la solidez requerida.
Según Jaime García Cantero, analista independiente, existen diferentes velocidades: “todavía está la problemática de que hay organizaciones que tardan dos semanas en poner un PC a un empleado nuevo, mientras que otras empresas tienen en mente implantar smart watches”. Son dos extremos que conviven actualmente, “aunque -continúa García Cantero- lo que sí está claro es que se está produciendo un cambio en las entidades, y en el concepto del puesto de trabajo”.
Esto es así porque el trabajo ya no es un lugar, este es cada vez más irrelevante, teniendo en cuenta una connotación importante como es la flexibilidad una vez que las necesidades del trabajo cambian, las aplicaciones y los dispositivos.
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