El próximo 30 de noviembre más de veinte nuevos canales empezarán a emitir en Televisión Digital Terrestre (TDT). Operadores, fabricantes de equipos y desarrolladores de aplicaciones interactivas confían en que este aumento de la oferta televisiva actúe como un revulsivo para la transición hacia la TDT, cuya penetración todavía es muy baja. La transición desde la televisión analógica a la TDT coincide con la generalización de la banda ancha en los hogares y con la irrupción de servicios de Televisión sobre redes IP (TVoIP), por lo que un mayor retraso en su implantación podría comprometer su viabilidad. De hecho, los expertos de Gaptel ya han advertido que la TDT tiene una ventana de oportunidad que puede estimarse en unos seis años. Consideran que, pasado este tiempo, su oferta perderá atractivo frente a la de la televisión digital por banda ancha, que ofrece mayor integración de servicios, mayor interactividad, y que para entonces habrá alcanzado cierto grado de madurez.
El progresivo despegue de la TVoIP se explica por el éxito que los operadores de cable han tenido con las llamadas ofertas triple-play, que ofrecen servicios integrados de voz, televisión digital e Internet. La competencia de los operadores de cable ha forzado a las operadoras de telefonía fija a igualar la oferta para retener a sus clientes, ofreciendo también servicios de televisión por ADSL. Es el caso de Telefónica, que desde hace un tiempo comercializa servicios de telefonía y acceso a Internet de banda ancha junto con Imagenio, su plataforma de televisión digital y video bajo demanda por ADSL.A medio plazo, esta paquetización de la oferta implica que el primero que capta un cliente se lo lleva todo: telefonía, conectividad de banda ancha y televisión. Esto da cierta ventaja a los operadores de cable y de redes ADSL, que pueden integrar estos servicios y ofrecerlos con tarifa plana y en una única factura. Aunque estos operadores pueden encontrar dificultades para conseguir suficiente cuota de mercado como para rentabilizar a medio plazo las inversiones necesarias en infraestructuras y contenidos. Además, cabe recordar que en España la televisión digital más extendida sigue siendo todavía el satélite, por su exclusiva oferta de contenidos. Aunque el alto precio de sus paquetes básicos y la pujanza del cable y de la TV por ADSL están provocando un descenso del número de abonados a esta plataforma.
La lucha por conquistar el mercado televisivo doméstico se presenta reñida. Distintos tipos de operadores cable, satélite, redes IP y ADSL compiten por captar a un mismo cliente. Ahora, la irrupción de estos nuevos canales de TDT añade oferta al mercado y emoción a la lucha por el espectador.
En esta carrera, la TDT parte con la ventaja de que puede ser recibida desde un televisor convencional gratuitamente y con un coste de adaptación mínimo (el precio de un descodificador ronda los cien euros). En España, la TDT no compite directamente con el resto de plataformas digitales porque su modelo de negocio está basado en las emisiones en abierto y en los ingresos por publicidad, mientras que el resto de operadores compiten por atraer a los abonados a contenidos de pago. Aun así, la TDT añade competencia al sector en tanto que suma atractivo a la televisión en abierto.
Por último, la TDT abre otro conjunto de retos y oportunidades en el terreno de la movilidad. Gracias al estándar DVB-H (Digital Video Broadcasting-Handheld) los teléfonos móviles y otros dispositivos de bolsillo podrán recibir la señal de la TDT, de modo que los usuarios podrán acceder a la programación y a los contenidos multimedia de los canales digitales terrestres en movilidad. Bajo este nuevo estándar, la señal se recibirá directamente en el terminal sin que intervenga el operador de comunicaciones móviles, por lo que la TDT puede plantear una importante competencia a la oferta de contenidos multimedia por UMTS que ofrecen las operadoras de telefonía móvil.
