La Europa digital

De cara al horizonte 2020, Europa debe encontrar sectores de futuro para construir una economía sostenible y superar la crisis.

Publicado el 13 May 2010

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Los medios de trabajo más utilizados para ello son el ordenador, el teléfono móvil y la red, aunque su utilización no se correspondía con su valoración como generadores de actividad económica. En esta encrucijada, la iniciativa del sector europeo de las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (TIC) de elaborar un informe sobre la estrategia digital para Europa a propuesta de la Presidencia española ha llegado en el momento oportuno.
El sector TIC ha conocido un crecimiento espectacular. Viví como Ministro los albores del proceso, que en 1983 consistía en poner burofax, en las oficinas de Correos. Hoy el telefax pertenece casi al parque jurásico. Después, he vivido como Eurodiputado el paso a la telefonía móvil y la generalización de Internet. La industria europea ha protagonizado grandes avances pero los demás no se han quedado atrás. Japón y Corea del Sur están en cabeza en penetración de banda ancha gracias a activas políticas públicas, la India es una potencia en aplicaciones (software) y China se está preparando en fabricación (hardware). EE.UU..,donde según Krugman, la banda ancha es más cara y funciona peor que en Europa, está en cabeza en la capacidad empresarial.
La 2ª Comisión Barroso, por primera vez ha incluido la “Europa digital” como prioridad y el grupo de trabajo presidido por Felipe González sobre el futuro de la UE con el horizonte 2020 lo está valorando. Si hay razones para apoyar actividades como la agricultura ( todavía un 40% del presupuesto comunitario), el acero o el automóvil, también hay que pensar en los sectores de futuro.
Algunos datos muestran la potencialidad del sector TIC: emplea de modo directo a 6 millones de personas y puede emplear a corto un millón más, supone un 40% del aumento de productividad; genera 718.000 millardos de € y se prevé que duplique esta cifra para 2015, representa 35.000 millardos en I+D+i y reduce un 15 % las emisiones de CO2.
Desde que Adam Smith, escribió que cuando se reúnen unos empresarios a tomar café surge una conspiración contra los precios, los informes de los sectores interesados adolecen de un cierto pecado original. No obstante, en este caso no se piden ni aumentos de precios ni subsidios. El objetivo fundamental es plantear la necesidad de un mercado interior digital que funcione. Para ello, se proponen medidas para la productividad y el crecimiento, la sostenibilidad, el contenido creativo en el mundo digital, la confianza, la participación de todos, el acceso al mercado y la reducción de cargas administrativas. Propuestas suscritas conjuntamente por competidores despiadados en la vida cotidiana (operadores dominantes y alternativos, cable y satélite, gestión de redes, radio, fabricantes, proveedores de equipos o software…..). Además está su innegable utilidad en los servicios públicos (salud, educación, ahorro de energía en vivienda y transporte, medio ambiente)
Ahora, el debate debe situarse a nivel político. En primer lugar, por la aparición de un nuevo derecho ciudadano, el acceso de todos a la banda ancha allá donde residan. Derecho consagrado ya en Finlandia, Estonia y España. Ello implica obligaciones para los poderes públicos en las políticas de cohesión europeas porque la construcción del sistema circulatorio de infraestructuras debe completarse con el sistema nervioso de la red. Igualmente, es preciso tender puentes entre la industria y la academia, no tiene sentido formar cerebros para que emigren a California.
Además, es preciso avanzar en dos grandes temas que figuran en la agenda de la presidencia española. El primero, preparar una carta de derechos del usuario, que establezca un marco de garantías para los ciudadanos y el segundo, favorecer la creación, adaptando los sistemas de propiedad intelectual a la realidad global, tanto en lo que respecta a la gestión de derechos como a la lucha contra la piratería y la ciberdelincuencia. En la encrucijada actual, avanzar en la Europa digital es uno de los caminos más prometedores para asegurar nuestro futuro.

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Redacción Computing

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