Los pronósticos de todas las consultoras respecto al potencial del comercio electrónico en su variable B2C siguen siendo muy favorables, a pesar del sentimiento de crisis que se ha instalado en el ambiente con la pérdida del confianza provocada por la caída de los mercado financieros. Los últimos datos proporcionados por la consultora IDC apuntan que para el año 2004, 233 millones de europeos, es decir, casi el 60 por ciento de la población del Viejo Continente, accederá de manera habitual a Internet, y por esa misma fecha, el volumen generado por el comercio electrónico sobrepasará la cifra del billón de dólares. Desde el punto de vista de la misma consultora, la evolución experimentada por el B2C durante el pasado, periodo en el que generó 12,2 millones de dólares, el doble que el año anterior, abre una panorama prometedor, aunque abre que superar ciertas dificultades antes de volver a consiguen similares cuotas de crecimiento.
En España, donde numerosas empresas han puesto en marcha o se encuentran embarcadas en el desarrollo de proyectos en este segmento, la situación es muy similar a la del resto del mundo, con el handicap de que el grado de uso de Internet es todavía relativamente bajo con respecto al de otros países europeos, especialmente los nórdicos. Aunque el panorama actual no vive el momento de euforia que caracterizaba el mercado durante el año pasado por estas mismas fechas, nadie duda del despegue del comercio electrónico, si bien las propuestas son más coherentes y vuelven a ceñirse a las variables de los modelos tradicionales de negocio.
El último estudio de Asociación Española de Comercio Electrónico (AECE) señalaba que durante el pasado año, 970.000 internautas españolas, es decir el 12,7 por ciento de total de los usuarios de Internet en España, realizaron compras de forma on line, periodo durante el cual el B2C alcanzó un volumen de negocio de 34.000 millones de pesetas, cifra que representa un incremento del 28,4 por ciento respecto a la del año 1999 y que supera las previsiones de la organización, que situaban esta cifra en 29.877 millones de pesetas. Por otra parte, la misma organización prevé que durante este año esa cifra ascienda hasta los 76.500 millones de pesetas y que el año 2002 será cuando se produzca el verdadero despegue del comercio electrónico.
Música (24,8 por ciento), libros (21 por ciento) y reservas de viajes (16,3 por ciento) son los productos más comprados de forma on line con un gasto medio por usuario de 34.814 pesetas. La comodidad (37,8 por ciento) es la primera razón por la cual los internautas realizan compras en Internet, seguida del precio (21,5 por ciento), por ser este el único medio disponible para la adquisición de determinados productos (16,2 por ciento) y la rapidez (12,1 por ciento).
Las dos formas de pago preferidas por los internautas continúan siendo las tarjetas de crédito y el pago contra-reembolso, aunque se espera que a medida que aparezcan nuevas modalidades de pago y se generalice la confianza de los usuarios respecto a la seguridad de la Red, freno importante para un 25,5 por ciento de los usuarios, este último modelo pierda aceptación. La falta de información (28,6 por ciento) se sitúa, por delante de la desconfianza en el sistema de pago, la inexistencia de ventajas (24,9 por ciento) y el miedo a dar los datos personales (24,3 por ciento), como el motivo principal por el que los internautas no se deciden a realizar compras on line.
El pasado año la ralentización en el proceso de consolidación del comercio electrónico se atribuyó al efecto 2000, este año la caída de los mercado financieros se apunta como causante directo del enfriamiento en este entorno y en 2002 será la entrada en vigor de la moneda única. Lo que es cierto es que hasta que el acceso a Internet no se generalice y se establezca un normativa clara al respecto la modalidad de compra a través de Internet no se convertirá en una práctica habitual para el consumidor final. La aprobación por parte del Congreso de los Diputados del Real Decreto Ley sobre Firma Electrónica fue un paso importante en este sentido, y el anteproyecto de La Ley de Servicios de la Sociedad de la Información y de Comercio Electrónico (LSSI), aunque no se ajusta a las necesidades actuales según organizaciones como el portal de seguridad Kriptopolis.com, puede aclarar un panorama, en el que alianzas de importancia, como la GBDe (Global Business Dialogue on Electronic Commerce) abogan por la autorregulación.
Si la popularización de los teléfonos móviles con capacidades de navegación supondrán un impulso considerable para la consolidación del comercio electrónico, la progresiva adopción de sistemas de televisión digital entre los usuarios abrirá perspectivas verdaderamente positivas para el B2C.
Según la consultora Ovum el m-commerce generará en 2005 en Europa unos ingresos de 67.000 millones de dólares, de los que 6.000 millones de dólares procederán de España, y el denominado t-commerce mientras este año alcanzará un valor a nivel mundial de 58 millones de dólares, en 2006 esta cifra habrá creciendo hasta situarse en 44.700 millones de dólares, con América del Norte aportando 20.000 y Europa 13.500 millones de dólares.
Junto a la televisión digital, la generalización del uso de otros dispositivos móviles avanzados, como teléfonos WAP o PDAs, también será un factor determinante para el despegue del B2C móvil. En este ámbito y según la misma consultora, los servicios de información continuarán utilizándose extensivamente, generando unos ingresos para los proveedores valorados en 4.700 millones de dólares en 2004, mientras que éstos se verán superados por los beneficios procedentes del comercio y la publicidad móvil, un mercado que alcanzará la cifra de 8.000 millones de dólares en 2005.
