Pese a que la expresión Business Intelligence (BI) ha sido acuñada hace relativamente poco tiempo lo cierto es que el concepto que engloba es conocido desde muy atrás por los usuarios que intentan obtener información de las bases de datos con las que trabajan. Pero estamos ahora en una etapa en la que ya se han desplegado infinidad de soluciones enmarcadas dentro del nicho BI y que se identifican claramente como tales.
La Inteligencia de Negocio alude a un extenso muestrario de tecnologías y productos necesarios para suministrar a sus usuarios la información que necesitan para tomar decisiones estratégicas. Se trata de plataformas tecnológicas que permiten convertir los datos que genera la actividad diaria de una empresa en información útil y analizable como hábitos de compra de los clientes y sus perfiles concretos, estrategias de productividad, rentabilidad de un producto, etc. Todo ello tiene una dirección única ayudar en la toma de decisiones estratégicas. Como incide Carlos Cubas, director de desarrollo de negocio de Cognos en España, las empresas necesitan tomar decisiones que les ayuden a redefinir su negocio según las tendencias del mercado. Si el personal de una empresa tiene acceso a los datos específicos de su área de responsabilidad y puede depurar la información de forma intuitiva, optimizará el rendimiento del negocio y la compañía obtendrá una importante ventaja competitiva.
Según la consultora IDC las áreas en las que las empresas utilizan más las soluciones BI actualmente son precisamente aquellas que se consideran críticas para el negocio, a saber CRM (utiliza técnicas BI en un 44 por ciento); Gestión Financiera (24 por ciento); SCM –gestión de la cadena de suministro – (13,1 por ciento); riesgo y fraude (6 por ciento); y comercialización y operaciones (3,6 por ciento).
Llegados a este punto es imprescindible explicar que prácticamente todos los grandes movimientos en informática corporativa de los últimos cinco años (data warehouse, data mart, data mining, redes neuronales o sistemas EIS de última generación, por citar sólo algunos) entroncan directamente con la Inteligencia de Negocio y comenzaron a desarrollarse cuando las bases de datos relacionales, diseñadas específicamente para la gestión de transacciones, dejaron al descubierto grandes carencias para enfrentarse a consultas masivas de datos o a la posibilidad de extraer fuentes analíticas.
Llega entonces OLAP, el producto realmente estrella de las herramientas de ayuda a la toma de decisión; la panacea del almacenamiento y la explotación de la información en formato multidimensional. Desde la aparición de OLAP en el mercado la carrera de la Inteligencia de Negocio no se ha detenido ni un minuto. Más aún cuando las revisiones a que nos vimos obligados por el tan cacareado Efecto 2000 dejaron a la gran mayoría de las empresas con un parque instalado de ERPs de última hornada, es decir, perfectamente preparadas para adoptar, aparentemente sin problemas, las soluciones BI más avanzadas.
Bajo este panorama las consultoras se han mostrado prolijas en adelantar previsiones de mercado. Según Ovum, en el año 2002, el área de negocio BI generará un mercado cercano a los 50.000 millones de dólares a escala mundial. Mucho más discretas son las cifras aportadas por Gartner Group según las cuales el mercado Business Intelligence mueve en la actualidad cerca de 1.800 millones de dólares y se acercará a los 6.000 millones de la misma moneda entrado el año 2002.
Según datos aportados por la consultora IDC, durante los próximos cuatro años el mercado de las aplicaciones de software crecerá un 14,6 por ciento, con lo que se proyecta un volumen total de operaciones por valor de 135.000 millones de dólares. Estas aplicaciones, en su inmensa mayoría, estarán ya imbuidas en el amplio marco de la Inteligencia de Negocio y más allá de traer evidentes ventajas para el usuario traerán también una enorme transformación al sector informático en sí. Hablamos de que las empresas líderes deberán cuidar aún más de lo que ya lo hacen su imagen, así como la calidad y funcionalidad de sus productos para que los ASPs y sus suscriptores adquieran sus aplicaciones.
Porque ya no nos enfrentamos a sistemas de información aislados ni a los métodos comerciales tradicionales. Desde la llegada de Internet todos los parámetros han variado. Es ya recurrente, a estas alturas, explicar los cambios provocados por Internet pero qué duda cabe de que la ni siquiera adolescente denominación BI ha quedado en pocos meses anticuada, si no incluso sustituida, por el concepto e-BI (Inteligencia de Negocio en el mundo electrónico). Un término genérico que, aparte de otras muchas nociones, nutre importantes tendencias de cambio.
Si seguimos con las percepciones de IDC, durante los próximos cuatro años el mercado de las aplicaciones de software tendrá cuatro motores de actuación básicos, a saber; la adquisición de licencias de software a través de Internet; la emergencia primero y total consolidación después del nuevo modelo ASP, que incitará a los proveedores de software a convertirse ellos mismos en ASP o a apoyar este modelo; el continuo y rápido crecimiento de las aplicaciones CRM; y la automatización de las funciones front-office en aplicaciones e-commerce tanto B2B como B2C.
El pasado mes de julio se celebró en Barcelona BI 2000, I Forum Business Intelligence uno de los congresos sobre Inteligencia de Negocio más completos de los que se han ubicado hasta ahora dentro de nuestras fronteras. Si algo quedó claro en las jornadas que duró el evento, fue que el éxito de los negocios basados en la denominada Nueva Economía dependerá de la implementación de Sistemas Inteligentes capaces de suplir al ser humano en el ciclo comercial. Pero que nadie se eche las manos a la cabeza, no se trata de que todos nos quedemos sin trabajo, sino de que los sistemas han de ser capaces de realizar automáticamente tareas de análisis hasta ahora sólo accesibles a los equipos humanos. Como explica Salvador Fructuoso, presidente del foro y director general de la firma WorldNet, la tecnología inteligente debe ser capaz de analizar el comportamiento del usuario, de identificar situaciones excepcionales, acumular conocimiento y comparar.
BI 2000, que reunió a 40 expositores y abarcó el medio centenar de conferencias específicas, tomó el pulso a un mercado, el de la Inteligencia de Negocio, que goza ahora de todos los ingredientes para iniciar su crecimiento en nuestro país.
Como explica María Jesús Tejedor, directora de BI Solutions para el Sur de Europa de IBM,
El término e-Intelligence, acuñado por la consultora Patricia Seybold, viene a englobar las aplicaciones analíticas que ayudan a las empresas a recopilar información que les resulte útil para agilizar las relaciones con sus clientes. Dentro de este nicho la consultora apunta dos tipos de aplicaciones e-Intelligence Proactiva y e-Intelligence Reflexiva.
Dentro de la primera categoría (Proactiva) encontramos las herramientas que ayudan a personalizar las interacciones con el cliente (e-personalization; e-benchmarks; e-self-service). Por su parte, las herramientas del grupo de la e-Intelligence Reflexiva serían las que ayudan a las compañías a medir la efectividad de sus iniciativas e-business (e-traffic; e-commerce; e-marketing). En definitivas cuentas, las herramientas y aplicaciones de negocio inteligente y las tendencias e-business son una sociedad imposible de disolver.