Geroresidenciales Solymar, cuidados invisibles

Velar por la seguridad y la calidad de vida de los ancianos de una residencia sin que éstos se sientan abrumados por dispositivos a su alrededor es posible: Geroresidenciales Solimar lo ha demostrado con el sistema Neat Care.

Publicado el 08 Jun 2005

Geroresidenciales Solimar, con seis residencias en su haber y más de 800 ha tratado de proporcionar desde sus orígenes un servicio integral en la gestión asistencial, huyendo a toda costa de la tradicional concepción de asilo. Para ello sus premisas vienen marcadas por la mejora de la calidad de vida de las personas mayores, fomentando su autonomía, independencia y desarrollo personal.

Precisamente con esta intención, la residencia La Valldigna, ubicada en Tavernes (Valencia), ha culminado un proyecto informático y de comunicaciones con el que dispone de un amplio abanico de funcionalidades sin que la tecnología impacte en el día a día de los residentes.
Para ello, Solimar ha apostado por el sistema Neat Care, cuyo funcionamiento de cara a los ancianos residentes es muy sencillo. Cada uno de ellos cuenta con una pulsera con la que puede contactar directamente con los auxiliares, que están dotados de terminales DECT en cuyo display figura el número de habitación desde el que se contacta y la cama del anciano que requiere atención. Pasados cuatro tonos en el terminal del auxiliar, si éste no se descuelga la central Ericsson modificada para el sistema insiste a otro terminal hasta que la alarma es atendida. En este sentido, Marcos Penadés, gerente de la residencia, precisa que “los tiempos medios de respuesta no superan los 16 segundos”.

En las habitaciones -todas ellas están dotadas de acceso a Internet- se ha instalado un receptor interfono desde el que se producen todas las comunicaciones con el control. En los cuartos de baño también ha sido instalado un tirador en la ducha con el que se puede realizar la llamada de modo inalámbrico.

El otro elemento que forma parte del sistema es la tarjeta de acceso a las habitaciones. Las tarjetas funcionan por superposición con el lector, sin necesidad de introducir en ranuras, facilitando enormemente la tarea al anciano. Estas tarjetas/llave forman parte de la política de control de accesos que se define directamente en el sistema central, otorgando a cada una de las tarjetas asignadas tanto de residentes como de trabajadores un determinado número de accesos a estancias. El sistema registra posibles infracciones en estos accesos, saltando alarmas.

Por otro lado, una de las aplicaciones más interesantes, sobre todo de cara a enfermos de alzheimer, es la de control de errantes. En las puertas de la residencia se han instalado arcos, de manera oculta imperceptibles de cara a los residentes o empleados, de manera que si los residentes traspasan el umbral portando su pulsera y es un acceso no autorizado, el sistema recoge una alarma de aviso. Existe la posibilidad de que el enfermo vaya acompañado por un auxiliar o un familiar, en cuyo caso éstos portan una tarjeta inhibidora de la alarma, de modo que únicamente se registra el traspaso.

Eso es todo lo que percibe el residente, incluso el auxiliar, pero detrás de ello existe todo un entramado tecnológico que permite una mayor calidad de vida de los ancianos. Según el gerente de la residencia, “desde el control central es posible regular la temperatura de cada una de las habitaciones de forma independiente, hasta el punto de que detecta si hay ventanas abiertas para desconectar el aire acondicionado y ahorrar energía”. A ello se suma el control de incendios o, incluso, el de láminas de presión en las camas; se trata de unas planchas debajo del colchón que otorgan un espacio de tiempo determinado para regresar a la cama cuando un residente se levanta. Si transcurrido esa plazo de tiempo las placas no detectan presión salta una alarma en el sistema ante la posibilidad de un desmayo, resbalón en el cuarto de baño, etc.

Por otro lado y de cara al gerente del centro, el sistema cuenta con un cuadro de mando desde el que se muestra de un golpe de vista, el estado de situación de la residencia. Gracias a las herramientas de reporting de QlikView es posible generar completos informes estadísticos con históricos por auxiliar, residente, habitación, etc. Incluso permite detectar cualquier deficiencia en el servicio prestado por parte de los auxiliares, dado que todo queda registrado.
El sistema se encuentra implementado en una arquitectura cliente/servidor con plataforma Windows Server 2003 y para los puestos cliente Windows XP. El hecho de que tanto Neat Care como el sistema de gestión ResiPlus de ADD Informática ataquen a bases de datos Microsoft SQL Server ha simplificado enormemente las labores de integración.

La interfaz de usuario es excepcionalmente intuitiva, presentando una visión gráfica de todas las instalaciones de la residencia a nivel de plano, con capacidad de llegar al detalle de habitación. Es en este plano en el que se muestran las alarmas.

La solución es completamente modular, por lo que se posibilita una implementación progresiva, total o parcial de todo el producto. De hecho, la residencia Solimar es la primera en haber instalado la totalidad de los módulos, con una inversión cercana a 100.000 euros.
Una de las grandes ventajas del despliegue de toda esta tecnología radica en el hecho de que es inalámbrica, como Penadés. De hecho, la diferencia respecto a otras ofertas cuando la residencia barajaba soluciones a implementar “radicaba en la supresión del cableado, lo que supone importantes ahorros tanto en su despliegue como en su mantenimiento”, asegura el gerente.

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Redacción Computing

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