El Ministerio de Ciencia y Tecnología y Sedisi han presentado las conclusiones de la cuarta edición de su Métrica de la Sociedad de la Información, cuyos datos corresponden a 2002, un año caracterizado por la incertidumbre y la contracción de la demanda de productos y servicios. El trabajo pone de manifiesto que, en 2002, el nivel de gasto en TI de nuestro país supuso el 2,1 por ciento del PIB (producto interior bruto), lo que implica un descenso de 20 centésimas frente al 2,3 por ciento de 2001. Otro retroceso fue el del gasto per cápita que cayó desde los 368 euros de 2001 a 351 euros en 2002.
Siguiendo la línea del año previo, en 2002 España avanzó de modo lento con respecto a la media europea en lo que a implantación de la Sociedad de la Información se refiere. Incluso el estudio refleja que hay diez indicadores en los que nuestro país se encuentra por encima del promedio alcanzado por el conjunto de los países de nuestro entorno. Estos serían, por ejemplo, los servicios básicos de las Administraciones Públicas disponibles on line, que alcanzan una penetración del 64 por ciento en 2002, lo que le sitúa en 104,9 por ciento de la media europea; el consumo medio por línea telefónica, que ha ascendido hasta los 7.176 minutos/año, lo que significa un 110,2 por ciento de la media del Viejo Continente; o el número de PCs con acceso a la Red por cada 100 alumnos que, según el trabajo, supera la media europea en casi 13 puntos porcentuales. También las conexiones de banda ancha han triplicado el número de accesos por cada 100 habitantes, situándose en el 95 por ciento de la media europea.
Por el contrario existen otra serie de variables en las que España todavía tiene que avanzar para alcanzar los niveles conseguidos en otros países de nuestro entorno. Sería, por ejemplo, en lo que se refiere a hogares equipados con PCs, en donde nuestra penetración es del 32,2 por ciento frente al 74 por ciento de la media comunitaria. En esta misma línea estaría el indicador de usuarios con acceso a Internet, que en 2002 se situó en el 26 por ciento, lo que significa el 65 por ciento de la media europea.
