Aunque los términos “código abierto” y “software libre” son relativamente nuevos, los inicios y el desarrollo de la industria del software han estado marcados por estos conceptos. La primera iniciativa de “código abierto” conocida se remonta a 1911, cuando Henry Ford impulsó una asociación de fabricantes de automóviles para compartir la tecnología que desarrollaban para los coches de manera abierta, sin ningún beneficio económico. Y siguieron otras, como cuando Volvo decidió en los 50s que la patente del diseño de su cinturón de seguridad de tres puntos de anclajes estuviese disponible para que otros fabricantes de automóviles la utilizaran libremente.
Las universidades, grandes compañías y organizaciones públicas trabajaban compartiendo el software. Los ordenadores eran muy caros, especializados y la mayoría de los programas se desarrollaban más o menos desde cero para resolver problemas específicos. A medida que los ordenadores se estandarizaron y empezaron a formar parte de nuestra vida cotidiana, se empezó a separar el desarrollo del software del hardware. Esta división dio paso a la creación de empresas dedicadas de manera exclusiva al desarrollo del software y que decidieron proteger el código fuente de sus productos. Este fue el inicio del software propietario.
El software propietario dio muchas ventajas competitivas a las empresas, pero bloqueó la colaboración que había existido hasta ese momento. El software libre y de código abierto (FOSS, por sus siglas en inglés) se convirtió en un desarrollo de nicho en el que muy pocos participaban.
Sin embargo, el espíritu del software libre y de código abierto seguía latente y algunas iniciativas ayudaron a revivirlo, como cuando se creó en 1985 GNU, el sistema operativo FOSS. La idea fue crear este sistema operativo compatible con UNIX, que era un popular sistema operativo propietario, y que estuviera disponible para todos y con total libertad.
Por supuesto, no se puede hablar de la historia del software libre y de código abierto sin mencionar a Linus Torvalds y Linux. Pero hay muchas más innovaciones de código abierto que se han producido en los últimos 40 años y que han ayudado a volver a colocar el código abierto en primera línea – Apache Web Server, Android Operating System, PHP, MySQL, OpenJDK (una versión de código abierto de la Plataforma Java), y Netscape, por nombrar algunos.
Hoy en día, los descubrimientos tecnológicos más innovadoras provienen de las comunidades de código abierto: tenemos la Inteligencia Artificial, Machine Learning, contenedores y kubernetes. La licencia de código abierto ha ejercido influencia en la creación de las licencias Creative Commons, entre otras innovaciones legales.
Desde hace más de un siglo somos testigos de las ventajas de compartir, desarrollar ideas, productos y proyectos disponibles para modificar, ampliar y reelaborar, con el objetivo de tener una mejor tecnología. Por eso no es de sorprender que el uso del código abierto en las empresas esté creciendo. Según informe de Red Hat 2020: “El estado del open source empresarial”, el 95% dice que es estratégicamente importante para su negocio, y el 77% está de acuerdo en que el uso del código abierto empresarial seguirá creciendo.
Aportaciones del software libre
Tenemos muchos ejemplos de software libre y de código abierto. Algunos son muy conocidos, como Android, y otros que sólo son reconocidos dentro de la industria tecnológica, como Kubernetes. Pero uno de los aspectos más importantes del desarrollo del software de código abierto es la posibilidad que ofrece a las personas y organizaciones para que colaboren de manera abierta con el objetivo de resolver algunos de los problemas más urgentes del mundo.
Las ideas se fortalecen con el código abierto. Es una creencia sencilla pero poderosa que ha ayudado a transformar la tecnología. Los datos abiertos, por ejemplo, están ayudando a los fabricantes, académicos y artesanos a proteger el ecosistema y preservar el patrimonio en Chile. El hardware abierto está ayudando a las personas a realizar descubrimientos científicos innovadores, y permite a los estudiantes cultivar sus propios alimentos en el aula.
Además, está ayudando a UNICEF a trazar la ubicación de todas las escuelas del mundo y mostrar su conectividad en tiempo real; y a Greenpeace a diseñar una plataforma de compromiso global completamente nueva para ayudar a conectar a sus millones de seguidores para apoyar diversas causas.
Estos son sólo algunos ejemplos que muestran qué se está haciendo con el código abierto – el denominador común es la idea de que la colaboración y el hecho de compartir hacen que estos proyectos tengan más éxito.