A diferencia de las formas tradicionales de gestión de proyectos, comúnmente denominadas “en cascada”, la metodología ágil de desarrollo software está orientada a generar y entregar valor lo antes posible, centrándose en conseguir exactamente lo que necesita el cliente en cada momento.
Esto supone ser consciente de que las necesidades de los clientes sufren cambios sustanciales durante el ciclo de vida de un proyecto. Una de las claves del éxito de las metodologías ágiles es que no solo no rechazan estos cambios, sino que son parte de su filosofía. Para abordarlos lo que se hace es definir varios niveles de requisitos (imprescindibles, necesarios, deseables…), planificar entregas en iteraciones cortas, que sirvan para validar y repriorizar. La consecuencia de todo este planteamiento es, en la mayoría de las ocasiones, un ahorro de tiempo y de costes.
¿Por qué las empresas rechazan la implementación de esta metodología?
Detrás del rechazo por parte de las empresas a la implantación de la metodología ágil, se hallan diferentes conceptos erróneos sobre lo que implica este nuevo enfoque de gestión de proyectos. La consultora tecnológica VASS explica algunos de los más comunes:
1. La metodología ágil es un “todo o nada”: Cuando se contempla la agilidad en contraposición a la forma tradicional de gestión de proyectos de desarrollo, se concibe a menudo como un único cambio para la organización en su conjunto. “Un cambio dentro de una organización no es precisamente una tarea trivial, o un mero pensamiento o actividad. Por tanto, cuando se trata de la metodología ágil, el miedo o la incertidumbre que genera lleva como resultado la inacción”, explica Javier Latasa, Director General de VASS. Sin embargo, lo que sí es cierto es que la adopción de la metodología ágil no tiene por qué considerarse un “todo o nada”. “La mejor opción es comenzar por proyectos pequeños, ya que al adoptar esta metodología sobre un proyecto de poca envergadura y bajo riesgo, se plantea una gran oportunidad de éxito y de conocer sus beneficios potenciales antes de ampliar su alcance”, añade Javier Latassa.
2. La metodología ágil implica renunciar al control sobre plazos y presupuestos: La base de toda metodología ágil permite atender cualquier cambio necesario en cada momento del proyecto. Por ello, no es de extrañar que muchos se pregunten cómo es posible mantener el control sobre las escalas de tiempo y presupuesto del proyecto. A pesar de que la metodología ágil responde mejor a una financiación continua que un presupuesto por proyecto, también es posible adaptar a un entorno de trabajo con escalas de tiempo y presupuesto fijo. Esto se consigue especificando, en primer lugar, los requisitos y a continuación, los puntos de historia del proyecto. Además, la combinación de los puntos de historia con la velocidad de equipo permite calcular una estimación del proyecto completo. Expertos de VASS afirman: “la metodología ágil cuenta con una peculiaridad importante: si la ejecución del proyecto es mejor de lo previsto y cumple sus objetivos con ahorro de tiempo y costes, es posible recuperar parte del presupuesto o invertirlo en funcionalidades adicionales”.
3. Es más complejo gestionar la metodología ágil que el tradicional modelo en cascada: La metodología ágil elimina el modelo tradicional de Mantenimiento Productivo e introduce nuevas funciones y responsabilidades, lo que puede parecer un sistema más complejo. Sin embargo, esta metodología reduce la complejidad al convertir las extensas fases de planificación, desarrollo y depuración de errores en ciclos más cortos y fáciles de gestionar. Además, disminuye el riesgo asociado a la función del gestor de proyectos al repartir las responsabilidades de finalidad, calidad, coste, informes y recursos del proyecto entre los miembros del equipo. “De esta manera, cada uno de ellos se asigna su propia tarea, informa del progreso y garantiza la calidad. Si esto se lleva a cabo adecuadamente, la metodología ágil puede crear un equipo estrechamente unido, en el que cada uno de los miembros sabe cómo autogestionarse de forma eficaz” insisten desde la consultora de IT española.
4. La metodología eficaz solo está orientada a equipos de desarrollo: Es cierto que está originada por y para desarrolladores de software; ahora bien, el desarrollo software no es el único tipo de proyectos que se puede beneficiar de algunas formas de estrategia ágil. “Las fortalezas de la metodología ágil no radican en aquello que se emplea para el desarrollo, sino en el modo en el que se abordan las realidades del mundo en el que vivimos actualmente”, indican. El reconocimiento de que el cambio es rápido y ágil ofrece un método alternativo para proyectos en progreso hacia el logro de objetivos. “Por ejemplo, el modelo sprint se puede aplicar eficazmente a la planificación de equipos de marketing y ejecución de campañas digitales, en un mundo de riqueza en datos y en constante evolución”, añade Javier Latassa.
5. Combinación de metodología ágil y modelo en cascada: Hagas lo que hagas, no dejes que tu visión acerca de lo ágil te impida probar esta metodología en tu organización. Localiza un proyecto pequeño influenciado por el cambio digital y pon a prueba la estrategia. La realidad es que muy pocas de las grandes organizaciones gestionan los negocios con una metodología exclusivamente ágil, pues la mayoría combinan la metodología ágil y la tradicional en cascada. La creencia actual sostiene que esta situación crea un ambiente de desarrollo software óptimo, capaz de hacer frente rápidamente tanto a las necesidades de seguridad y arquitectónicas, como a unos requisitos funcionales en constante evolución.