Deloitte

La asociación entre Arthur Andersen y Deloitte ha llevado a la creación
de un entorno de sistemas para la compañía resultante. La implantación
de una SAN sobre una arquitectura EVA 5000 de HP es el eje central de la
nueva instalación.

Publicado el 26 Nov 2003

El acuerdo de asociación entre Arthur Andersen y Deloitte Touche Tohmatsu, firmado en abril de 2002, abrió las puertas a un proceso de integración entre las infraestructuras informáticas de ambas compañías que, como explica Ángel Mosquera, director de Operaciones Informáticas de la actual Deloitte, supuso afrontar una reestructuración total, partiendo en algunos casos desde cero.

Los grandes ejes del nuevo sistema de información resultante fueron la integración de la mensajería, la herramienta más crítica de la compañía, con una migración global hacia Microsoft Exchange, y la gestión de ficheros con una apuesta por Windows 2000 Active Directory. En ambos proyectos, se realizó una importante consolidación de servidores provocada en buena parte por la implantación de una red de almacenamiento que quedó finalmente soportada en una arquitectura EVA 5000 de Hewlett-Packard.

Los dos objetivos básicos que se persiguieron con la instalación de la nueva SAN fueron obtener la máxima flexibilidad en espacio en disco, y disponer de la escalabilidad necesaria para afrontar un proyecto de integración que, como se ha demostrado en el tiempo, exigiría de importantes ampliaciones en la capacidad de gestión del almacenamiento. Como asegura Mosquera, en un proceso de asociación entre empresas el futuro no está escrito y cualquier plan de sistemas no deja de ser un instrumento cambiante en función de como se produce realmente la integración. Por este motivo, en primer lugar buscábamos el máximo de flexibilidad para poder disponer de espacio en disco, de cualquier tamaño, de cualquier granularidad, en un tiempo mínimo y con un coste razonable y, en segundo lugar, un entorno capaz de manejar ampliaciones de 1 ó 2 Tbytes sin afectar a las operaciones diarias. En definitiva, que la SAN proporcionase una operación, mantenimiento y escalabilidad que no afectara al servicio.

Además de estos dos grandes conceptos, la SAN también ha permitido optimizar las típicas cuestiones relacionadas con la ventana de backup y sentar las bases de una futura infraestructura que aborde la problemática de la recuperación de desastres: una SAN es capaz de trabajar a las velocidades de copia nominales de los dispositivos de copia electrónicos LTO, y utilizar todos los mecanismos de copia en caliente que permite esta tecnología. Por otro lado, la red nos posibilita anticipar una infraestructura para resolver los problemas de recuperación de desastres, una vez que hayamos realizado el proceso de integración, que es finalmente el que impone el ritmo de trabajo.
El proceso de selección del nuevo entorno de SAN se realizó meticulosamente y en función de determinados parámetros. En los costes finales las ofertas fueron similares, pero no fue precisamente este factor el que más se tuvo en cuenta ya que, según el director de operaciones informáticas, una SAN, por el momento, no es una solución barata y hay que plantearla en términos de coste/beneficio, no en términos de bajo coste.

Descartada esta cuestión como la principal, los elementos a tener en cuenta fueron que el proveedor tuviese un fuerte reconocimiento en este segmento de mercado; una experiencia de trabajo acumulada en Deloitte, es decir, que fuese socio tecnológico de la compañía y contara con experiencia y conocimiento sobre sus infraestructuras y, por último, que dispusiera de soporte local reconocido, ya que un fallo en este tipo de sistemas es muy costoso y crítico para la actividad. Finalmente, la solución EVA de HP cumplió todos estos requisitos.

Unos requerimientos donde el beneficio sobre la inversión se cifró básicamente en las ventajas de gestión asociadas. Cuando hablamos del ROI en este proyecto lo hacemos en términos de escalabilidad y de la gestión de la operación y mantenimiento del sistema. Mi recurso escaso son las horas/hombre de que dispongo y no el presupuesto, por eso tengo que valorar cuánto me cuesta añadir 1 Tbyte de memoria en la arquitectura. Por otro lado, la operación y mantenimiento del sistema se hace después de las horas de trabajo y la fiabilidad es enorme. Pensar que la ampliación de la capacidad de almacenamiento es sólo una cuestión de tiempo y dinero, pero no tecnológica, me aporta una tranquilidad enorme de cara al futuro. La disponibilidad tras un año de funcionamiento se sitúa en el 99,99998, lo que se traduce en cinco minutos de parada anual.

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Redacción Computing

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