Resumir cómo han evolucionado en nuestro país la informática y las telecomunicaciones en las últimas cuatro décadas es una cuestión, al menos, arriesgada. SIMO siempre ha sido un escaparate excepcional para comprobar esta evolución pero hablamos de 40 años a lo largo de los cuales se ha pasado de la máquina de escribir y el teléfono como centro de comunicación de una empresa al correo electrónico, la comunicación multimedia, la telefonía e informática móviles y los mercados virtuales. En fin, un mundo de locos que, nos guste o no, sólo tiene una traducción progreso.
Los 60´ Beatles, Seat 600 y Computadoras
Mientras en el mundo se empezaba a gestar lo que desembocaría en la revolución del 68, el flower power con los Beatles y la Libertad como abanderados, en España cerraba fronteras una dictadura militar que inauguraba pantanos sin descanso y ofrecía el Seat 600 como muestra del bienestar del país. En este contexto fue cuando se inauguró en Madrid el I Salón Informativo del Material de Oficina. Corría entonces 1961 y, lo que hoy es SIMO TCI, nacía como foro en el que mostrar las últimas novedades para entornos corporativos, con muebles variados, papeles pintados y catálogos de moquetas incluidos. Pese al aislamiento político del país ya empezábamos a ser testigos de la existencia de unos artefactos que los técnicos llamaban computadoras y que procedían del país de las oportunidades. Mientras Suecia traía a nuestras playas estupendas nórdicas enfundadas en algo tan polémico como un biquini, Estados Unidos traía al mundo corporativo máquinas que cuentan y empaquetan dinero, el armario múltiple ideado para ganar terreno y el mecanismo que escribe cartas apretando un botón como describía una crónica escrita en La hoja del Lunes de 8 de octubre de 1962.
Ya en 1962 dentro del Catálogo de Material de Oficina que se recogía en la feria encontrábamos los IBM 1041, 1001, 632, 162 los NCR 39 y 315 con CRAM, los Bull G30, G60 y CMC-7 o los Univac 1103 y SS80/90. Fue ese año precisamente cuando la Compañía Sevillana de Electricidad se decidió a adquirir un IBM 1401, convirtiéndose en la primera entidad privada en automatizar sus procesos de negocio. Poco después, en 1965, SIMO (que ya se pasa a denominar Feria de Muestras Monográfica de Material de Oficina) acoge la presentación del IBM 360/40 adquirido por Banesto por la entonces desorbitada cantidad de 76 millones de pesetas. La gran novedad de la feria al siguiente año, 1966, viene a denominarse despacho rodante un vehículo dotado de radioteléfono, dictáfono, máquina de escribir electrónica y archivo.
En la séptima edición del foro, empieza a notarse una verdadera internacionalización del que ya pasa a denominarse Feria de Muestras Internacionales de Equipos de Oficina y de la Informática. Sí, han leído bien, ya podemos hablar oficialmente de Informática y el españolito de a pie empieza a vislumbrar lo que podría depararle el futuro.
El régimen franquista da sus últimos coletazos, los signos de apertura aumentan y mientras ordas de machotes ibéricos cruzaban la frontera hacia un Perpignan donde disfrutar de películas como Emmanuelle o El último tango en París, imposibles en la Gran Vía, la informática seguía su curso imparable. En Europa ya había 20.000 ordenadores funcionando (frente a los 4.000 de 1964) y CITEMA, entonces organizadora de SIMO, plantea la necesidad de que el Gobierno se preocupe por redactar un Plan Nacional de Informática.
Hablamos de un SIMO en el que ya empiezan a plantearse cuestiones como informática tridimensional, MIS, redes de datos, gestión de pymes con minis, la enseñanza oficial de la informática en España y una Administración, la española, que en 1972 contaba con 60 ordenadores.
En 1975 fallece Franco, por lo que la siguiente convocatoria fue algo confusa y auspiciada bajo el gobierno de UCD. Se seguía exigiendo el Plan de Informática y aumentaba el conocimiento sobre proceso de textos, producción automática de software recurrente a la vez que empezaban a manejarse conceptos como el armario telefónico, que no era más que un terminal telemático, pero que ya forma parte de los discursos asociados a SIMO.
Recién estrenada la década (1981) Sedisi presenta su primer anuario y se abren debates sobre cuestiones hasta entonces impensables en nuestro país como implicaciones sociales de la informática, informática individual y vulnerabilidad de la sociedad de la información. Se trataba, por una parte, del advenimiento del PC a nuestra sociedad. Por otra, de un cambio de signo político en el país tras ganar las elecciones el Partido Socialista en octubre del 82. En 1983 asistimos al primer SIMO bajo auspicio del gobierno de Felipe González; en el mismo se anuncia la inminente publicación del PEIN y se inaugura una zona dentro de la exposición, denominada Simorama, dedicada a aplicaciones divulgativas de la tecnología y sin ánimo comercial.
Mientras en la calle se vivían unos momentos de expansión económica y los nuevos progres, ahora legales, lucían satisfechos chaquetas de pana por doquier, otras modas juveniles adheridas al estilo Travolta o más acordes con series norteamericanas de televisión, el furor del momento, proliferaban por las calles de nuestras ciudades. Paralelamente las empresas prosiguen su informatización y SIMO comparte desde 1982 escena con Informat, una feria del mismo signo, pero celebrada en Barcelona. Conviene señalar que en 1984 el ranking mundial de facturación por miniordenadores estaba encabezado por IBM (3.000 millones). Le seguían DEC, Wang, HP, Data General y Burroughs. En la edición correspondiente a 1986 SIMO constaba de 433 stands en los que se presentaron más de 12.000 unidades de equipos, mobiliario y sistemas informáticos. Tres años más tarde, en 1989, llega la gran revolución los equipos basados en el procesador 486. El ordenador ya se ha implantado en la escena empresarial española y convive con detectores de billetes falsos, videoprocesadores para fotografías, sistemas incipientes de reconocimientos de voz y programas de software específicos para determinados mercados.
El sector informático español, según la firma Eice, generaba cifras cercanas al medio billón de pesetas y SIMO sigue siendo el escaparate, en este caso deslumbrante, de la bonanza del mismo. La Telemática llega a la escena nacional y los cambios empiezan a sucederse a un ritmo vertiginoso.
La economía española sufre una grave crisis a principios de los 90 y, naturalmente, esto se transporta de inmediato al sector de las Tecnologías de la Información. La facturación de los grandes pesos pesados baja sensiblemente pero la informatización del país sigue su curso. Entre medias ya se han legalizado el divorcio, el aborto (en algunos supuestos) y empieza a apuntarse la posibilidad de contemplarse la existencia de parejas de hecho. El paro crece hasta límites muy peligrosos, el gobierno socialista se ve salpicado de corrupción y en España se empieza a oler otro cambio político. Paralelamente las empresas luchan por digerir conceptos emergentes como la informática distribuida frente a los tradicionales mainframes, surgen los data warehouses dentro de los entornos de bases de datos y las tecnologías cliente servidor pasan a erigirse como piedra angular de la nueva informática. A todo ello hay que sumar periféricos de última generación, impresoras a color y ordenadores personales, portátiles o no, que sobrepasan las fronteras corporativas para pasar a formar parte de los entornos domésticos.
Los cajeros automáticos y las terminales para pagar con tarjeta de crédito empiezan a ser algo habitual y, de vez en cuando, vemos a algún avezado ejecutivo, principalmente en aeropuertos, haciendo uso de un enorme teléfono, eso sí, móvil.
Fue en verano de 1996 cuando las urnas dieron la presidencia del gobierno a José María Aznar, a la cabeza del Partido Popular, y desde entonces la frase fue clara España va bien. Pues sí, en realidad, podría ir peor. Lo cierto es que la crisis, al menos en el sector informático, parece haberse superado y entramos en una de las etapas tecnológicas más apasionantes de las nunca vistas. El revulsivo Internet. Qué podemos contarles de Internet que ya no sepan a estas alturas. Más allá de ser el medio de comunicación más ubicuo jamás visto, ha traído auspiciado al revolucionario e-business y, a mayores, un cambio total en la concepción de cómo hacer negocios. Lo demás, lo están viviendo telefonía móvil (WAP, UMTS), fibra óptica, mercados virtuales, dispositivos portátiles de todo signo, televisión por cable…Hablamos de conectividad total, minimalismo y de unos momentos en que asomarse a cualquier campaña publicitaria nos sitúa en un mundo irreal donde los efectos especiales forman ya parte de nuestro hábitat natural. Y SIMO TCI 2000 volverá a ser el mejor escaparate para conocer las últimas novedades.