A un paso de la telefonía móvil 3G

Cuando sólo restan ocho meses para que se inicie la operatividad del servicio UMTS (Sistema Universal de Comunicaciones Móviles) en suelo español, parece que no todos los agentes involucrados en su implantación la consideran factible.

Publicado el 23 Ene 2001

Cuando sólo restan ocho meses para que, como exigió el por entonces Ministerio de Fomento en el pliego de condiciones para la concesión de cuatro licencias de telefonía móvil de tercera generación, se inicie la operatividad del servicio UMTS (Sistema Universal de Comunicaciones Móviles) en suelo español (se prevé que sea en agosto de 2001), parece que no todos los agentes involucrados en su implantación la consideran factible, fundamentalmente por razones de tiempo. Y es que el problema no parece radicar tanto en la capacidad o ritmo de implementación de la infraestructura necesaria para transportar las señales (voz, datos e imagen) como en la escasez e incluso ausencia de terminales, así como en la declarada incapacidad de los fabricantes para poner a disposición del mercado en tal momento del stock de equipos necesario para afrontar la demanda prevista.

Una evidencia puesta de manifiesto entre otros por Carlos Mira, director general de Lucent, y respaldada por empresas que, como Ericsson o Nokia, han asegurado que no estarán en condiciones de proveer al mercado sus modelos GPRS (previos a UMTS) hasta avanzado el año 2001 (alrededor del segundo trimestre).

En paralelo existe otro factor que juega en contra de la implantación de UMTS en la fecha prevista por el ministerio competente. Se trata de GPRS (General Packet Radio Service), una tecnología perteneciente a la generación 2,5 que está llamada a sustituir a WAP (Wireless Application Protocol), y cuya entrada en operatividad está prevista para los primeros meses del recién estrenado año, siempre que, como en el caso de UMTS, la disponibilidad de equipos móviles lo permita. Los analistas del mercado aseguran que, dado que el lanzamiento de GPRS y el de UMTS van a correr prácticamente en paralelo en el tiempo, no se prevé que el estándar de 2,5 consiga una base de usuarios realmente amplia.
Ello a pesar de que cuenta como bazas con una elevada velocidad de transmisión y la incorporación de mejoras en relación con WAP en ámbitos tales como el acceso a la Red o la transmisión de datos. Por otra parte no conviene olvidar que entre GPRS y UMTS quedaría todavía un paso intermedio que, conocido como EDGE, parece que será la única tecnología que no se desplegará, al menos en España, en el imparable avance de la telefonía móvil hacia la 3G.

Serán Telefónica Móviles, Airtel, Amena y Xfera, los cuatro operadores habilitados para prestar un servicio que, caracterizado por su capacidad para integrar las posibilidades de la banda ancha, el móvil e Internet, habrá sido superado en cuestión de unos pocos años por otros estándares más evolucionados en cuyo desarrollo ya trabajan los laboratorios de I+D de todas las firmas que conforman esta pujante industria, sin que la mayor parte de los usuarios ni siquiera lo sospechen.

Centrándonos en las funcionalidades de la esperada tercera generación de servicios móviles destacar que aporta distintos valores añadidos en relación con los sistemas digitales previos tan útiles y extendidos como GSM (Global System Mobile). Así las infraestructuras UMTS aportarán mayores anchos de banda, acceso directo a cualquier contenido disponible en Internet (incluso imágenes, gráficos…), por nombrar sólo dos de las múltiples posibilidades a las que podrán acceder, en virtud de los datos aportados por Alcatel, alrededor de 2.000 millones de usuarios a escala planetaria en el año 2010.

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Redacción Computing

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