La economía de todos los países se está transformando en una economía digital. La rápida proliferación del procesamiento en la nube, los análisis de grandes volúmenes de datos Big Data y de movilidad, en combinación con muchos cambios significativos en la tecnología, han creado un entorno de las TIC que ha posibilitado que el Internet of Things (IoT) se desarrolle y se convierta en una de las fuerzas disruptivas clave de nuestra vida económica.
La necesidad más importante para la IoT -la conectividad- se volverá tan ubicua y extendida que para 2025 el número de dispositivos IoT instalados, conectados y gestionados de forma autónoma alcanzará los 100.000 millones de equipos. El impacto positivo que un ‘Mundo Mejor Conectado’ puede tener en cualquier país, social y económicamente, es evidente, y tiene una alta correlación con la dinámica alrededor de la oferta, la demanda, la experiencia y el potencial de conectividad. De hecho, medir, analizar, combinar y elaborar previsiones de múltiples dinámicas de conectividad no solo puede determinar el estado actual de la salud económica de un país en relación con los restantes, sino que también puede predecirlo. Esto se puede hacer calculando un Índice de Conectividad Global GCI (Global Connectivity Index).
