El director general de IA de IBM, Rob Thomas, afirma que “en el transcurso de los próximos 18 a 24 meses el uso de inteligencia artificial en las empresas va a crecer enormemente, con un nivel de adopción que podría superar al 80%”. En esa carrera mundial, las empresas españolas se sitúan a la cabeza en Europa. En el estudio ‘La carrera mundial por la IA’ elaborado por la consultora Morning Consult para IBM, han participado más de 500 ejecutivos españoles, dentro de una muestra global de más de 4.500 directivos de Estados Unidos, China, Alemania, Francia, Italia, Reino Unido y España.
Cuando se analizan las barreras que están dificultando un mayor avance, las empresas españolas señalan en primer lugar la falta de conocimiento experto (39%), poniendo de relieve el reto formativo y de adaptación que el desarrollo de la inteligencia artificial representa para las empresas y el conjunto de la sociedad. Desde un punto de vista cultural, la palabra clave es “confianza”. Por un lado, la gran mayoría de las empresas española (72%) afirma que la confianza en la tecnología es el factor que más está contribuyendo a crear una cultura favorable a la adopción de la IA en sus organizaciones. Por otra parte, el 73% considera que poder confiar en que los resultados de la IA son justos, seguros y fiables resulta crítico o muy importante.
Según las previsiones de los analistas, la inteligencia artificial será uno de los mayores motores económicos de nuestro tiempo, con una aportación al PIB mundial que podría llegar a los 16 billones de dólares en 2030, una cifra cercana a todo el PIB de la Unión Europea. Sin embargo, paradójicamente, el grado de adopción de la IA en las empresas era, hasta ahora, bajo, inferior al 20%. Esa situación va a cambiar radicalmente en 2020. La aceleración de la implantación de la IA está relacionada con factores como los avances tecnológicos en los sistemas de preparación de datos o de detección de sesgos, así como los mayores esfuerzos formativos que están realizando las empresas.
La IA en Europa
Los resultados del estudio presentado por IBM y las áreas en las que hay perseverar para materializar el potencial que muestra son coherentes con los tres pilares que la Comisión Europea definió el año pasado para impulsar la IA en la UE: aumentar la inversión pública y privada, prepararse para afrontar los cambios socioeconómicos y garantizar un marco ético y legal que genere la confianza necesaria.
La Comisión pidió a los estados miembros de la UE que concreten actuaciones e inversiones dentro de un plan de coordinación de todo el esfuerzo europeo. La reciente creación de la Secretaría de Estado para la Digitalización y la Inteligencia Artificial pone de relieve la importancia que la IA ha cobrado en la agenda nacional y la oportunidad del momento en que nace, con la prioridad inicial de crear un Plan Nacional de Inteligencia Artificial.
Alemania tiene ya definida una estrategia de IA, a la que destinará 500 millones de euros anuales entre 2019 y 2025. Francia ha comprometido una inversión de 1.500 millones de euros en cinco años. El Real Instituto Elcano, en su informe ‘Hacia un Ecosistema Español de Inteligencia Artificial’, publicado en junio del año pasado, estimaba que en España “parece lógico un compromiso de llegar en un plazo de tres a cinco años a una inversión pública y privada en torno a 200 millones de euros anuales”.