Criterios de adopción de tecnologías en la pyme española

Las decisiones sobre inversión tecnológica de las grandes empresas españolas persiguen un equilibrio razonable entre el coste de la tecnología y el beneficio que se recibe de la misma. Sin embargo, las pymes consideran prioritario que el proveedor responda a los problemas que pueda generar la tecnología adoptada, como la disponibilidad de soporte externo y la solidez del proveedor.

Publicado el 22 Sep 2008

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La segunda edición de este estudio del e-business Center PwCenter IESE (que forma parte del proyecto Business and Information Technologies liderado por la Anderson School of Management de UCLA, con la colaboración de escuelas de negocios alrededor del mundo) se basa en una encuesta dirigida a los responsables de TI de 56 grandes empresas españolas (600 empleados y más) y de 182 pymes (menos de 600 empleados).

Entre otras preguntas, la encuesta inquiere sobre la importancia que otorgan a un conjunto de 15 criterios de adopción de las TIC, relacionados con la racionalidad en la toma de decisión, la difusión de la innovación y la propia psicología del agente de decisión.

El resultado confirma en líneas generales que las grandes empresas y las pymes difieren a la hora de priorizar estos criterios de adopción de tecnología. Esta diferencia entre ambos segmentos de empresas se revela ya a la hora de plasmar cuál es el criterio más importante en la adopción de tecnología. Así, mientras que la mayoría (el 91%) de los responsables de TI de las grandes empresas considera que el primer criterio de decisión es el de la racionalidad de los costes, la mayoría de sus colegas de las pymes (un 84%) cree que el factor principal es la existencia de soporte técnico del proveedor capaz de
mantener y resolver los fallos del sistema.

Cinco conductas clave

En cuanto al segmento de las pymes, el estudio constata la existencia de cinco comportamientos que guían las decisiones de sus responsables de TI: a) conducta “seguidista-conservadora”; b) compatibilidad de los sistemas e independencia del proveedor; c) conductas de obediencia; d) conductas de coste; y e) conductas de habilidad.

a) Conducta seguidista-conservadora o ‘efecto manada’. Un 25 por ciento de los profesionales consultados admite la importancia de la opinión de colegas o grupos afines, la creencia de que la solución elegida lo será también por la mayoría de su sector y por la aversión al riesgo de fracasar en la toma de decisiones. Cabe suponer, pues, que en este segmento la opinión de terceros ejerce una gran influencia lo que, sumado al temor a equivocarse, les conduce al ‘efecto manada’ y terminan adoptando la solución tecnológica más expandida en el sector.

b) Compatibilidad de los sistemas y la independencia frente a los proveedores. Un 21 por ciento de los encuestados destaca su preferencia por la adopción de estándares, valora especialmente que el proveedor ofrezca soporte externo para minimizar el riesgo de que su decisión sea irreversible y, a la vez, pretende lograr una mayor independencia de sus proveedores.

c) Conducta de obediencia. El 19 por ciento de los responsables de TI encuestados cree que es prioritario conservar su reputación corporativa, de modo que a la hora de tomar una decisión sobre adopción de tecnología consideran las preferencias de la alta dirección, además de asegurarse de la reputación del proveedor.

d) Conducta de costes. Un 19 por ciento de estos profesionales toman sus decisiones en función de los costes generados por la tecnología y por sus características técnicas, sin que les inquiete el hecho de que su decisión pueda provocar cambios radicales en las rutinas de trabajo de la empresa.

e) Conducta de habilidad. Finalmente, existe un grupo menos numeroso (16 por ciento) de profesionales que elige sus tecnologías en función de las barreras de conocimiento. Es decir, según las habilidades disponibles o de su carencia, ya que esta última obstaculiza la implementación de las soluciones tecnológicas. Este último grupo otorga mucha importancia a analizar la viabilidad de la adopción por parte de sus trabajadores y clientes.

En definitiva, se observa que la figura del responsable de TI de las empresas españolas pequeñas y medianas antepone en la toma de decisiones de inversión tecnológica consideraciones seguidistas alejadas de cuaquier riesgo. “Cuando no hay otra estrategia mejor, o cuando se teme correr riesgos, la conducta ideal consiste en copiar a los demás”. Esta opinión resume bien esta actitud, que naturalmente, tiene también sus propios riesgos.

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Rufino Contreras
Rufino Contreras

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