Lo cosa no seguía el plan previsto. Se cayeron del cartel los dos primeros espadas institucionales, el ministro José Manuel Soria, por enfermedad, y el comisario europeo de Economía y Sociedad Digitales, Günter H. Oettinger, que envió sus proclamas a través de un vídeo.
El tema prometía: la estrategia de un mercado único digital que por fin se ha puesto en marcha en Europa con el fin de coger el toro de la modernización por los cuernos.
Los agentes implicados, y presentes en el evento, volvieron a dejar constancia de las penurias de un sector como el de las telecomunicaciones, condenado a la deflación permanente y la necesidad de invertir para conseguir rentabilidad.
Volvieron a sonar en el ruedo de la Magdalena las quejas de siempre: desindustrialización galopante, urgencia por la consolidación de operadoras, inversión en redes ultrarrápidas, indefensión de las ‘telefónicas’ frente a los morlacos de Internet, la falta de innovación, piratería, huida del talento, burocracia de la unión, la lentitud en abordar la transformación digital, el retroceso de Europa… son muchas las heridas que están por cerrar.
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