La reducción de la deuda técnica se postula como un imperativo para el negocio

La gestión de la deuda técnica se convierte en un reto para los directivos de TI con objeto de asegurar la eficiencia de las aplicaciones críticas. Así se puso de manifiesto durante un Encuentro organizado por CAST Software.

Publicado el 27 Nov 2012

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CAST Software organizó días atrás una conferencia con objeto de abordar el impacto de la deuda técnica en las organizaciones. Élide Lucas, country manager de la filial en España, subrayó la relevancia de gestionar la deuda técnica, “ya que lo que no se mide no se puede gestionar bien; y CAST propone una plataforma tecnológica para dar visibilidad y gestionar esos recursos”.

Durante el encuentro estuvo también presente Bill Curtis, director del Consorcio de TI para la Calidad del Software (CISQ) y director científico de CAST. Para Curtis, “la deuda técnica está dañando el valor del negocio” y resaltó el hecho de que el coste futuro de los defectos presentes en el código es un componente del coste de propiedad. Para Curtis, el negocio se enfrenta al Coste de Oportunidad: beneficios que se podían haber obtenido si los recursos se hubieran puesto en una nueva funcionalidad en lugar de reducir la deuda técnica; y a la Responsabilidad: costes para el negocio debidos a caídas, datos corruptos, riesgos de hacking, etc.

Por otro lado, Bill Curtis no quiso dejar de lado lo que denomina Interés: costes de TI atribuidos a los defectos que producen la deuda técnica, incluyendo altos costes de mantenimiento y uso de recursos técnicos, humanos,…; y, como Principal, el coste de eliminar problemas que deben ser solucionados en el código entregado. “Para utilizar la deuda técnica hay que estimar la deuda técnica y a partir de aquí calcular el coste de propiedad, evaluar riesgos para el negocio, explicar costes de calidad de TI y gestionar la calidad del portfolio”, explicaba.

Bill Curtis también dejaba claro las funcionalidades de CAST Application Intelligence Platform en cuanto a analizadores de lenguajes, análisis de aplicación, violaciones detectadas y sus métricas de calidad: de rendimiento, robustez, seguridad, transferencia y cambio. Y era claro al exponer que “el 70% de los costes de TI están en la deuda técnica y el 30% de la deuda técnica afecta al riesgo de negocio”.

Para la correcta gestión de la deuda técnica, CAST Software propone un ciclo que comience por establecer políticas y prioridades de calidad, fijar los límites para las aplicaciones de calidad, medir la deuda técnica, planificar objetivos de calidad y acciones, solucionar violaciones, pasar al seguimiento de resultados y finalizar con informar al negocio, siempre teniendo como valor objetivo la reducción de costes y de riesgos. Bill Curtis consideraba que “reducir la deuda técnica es un imperativo de negocio”.

El consejero ejecutivo de CAST y ex CIO de compañías como Allianz y BNP Paribas, Paul Bentz, se ocupó de clausurar la jornada reflexionando sobre la necesidad de invertir en calidad, aún en tiempos de crisis, debido a que facilita un ROI perceptible tanto en las fases de desarrollo como de mantenimiento, además de asegurar la reducción de riesgos operacionales y de imagen.

Igualmente, Bentz incidió en las ventajas de las soluciones de CAST para aumentar la productividad gracias a su sistema de medidas automatizadas de puntos función que están definidos en distintas normativas y regulaciones internacionales, como la de CISQ. En ese sentido, la compañía cuenta con dos soluciones destacadas: CAST AIP (Application Intelligence Platform), que asegura visibilidad de utilidad para toda la organización de TI, y CAST Highlight, para permitir un análisis rápido y documentado del porfolio de aplicaciones, sin mover el código fuente.

La gestión del software como motor de eficiencia

Diversas organizaciones coincidieron durante el encuentro organizado por CAST Software en una mesa redonda para debatir sobre todo aquello relacionado con la gestión del software. Un primer punto de vista lo aportó Idoia Maguregui, directora general de Medios de Novagalicia Banco, que agrupa todas las áreas que dan servicio al negocio. “Una pieza fundamental es Sistemas, el gran motor que acompaña al negocio para que éste funcione de forma adecuada”, apuntaba en un primer momento. Idoia separó lo que son decisiones a corto y a medio plazo, y las que son a más largo plazo, “porque en el corto plazo se necesita tener mucha información y conocer lo que hay detrás de los grupos de sistemas, información adecuada para apoyar al negocio en sus decisiones; por eso, lo que se puede medir es importante para tomar decisiones estratégicas”. Por eso también indicaba que en el corto plazo se necesita transparencia en la gestión y tener calidad.

En cuanto al largo plazo, la directora general de Medios de Novagalicia Banco sostenía que, “si vamos adoptando medidas de calidad adecuadas, si hay certificaciones importantes o buenas prácticas, nos aseguramos que tenemos un camino avanzado de acuerdo a las necesidades del negocio”. Cree fundamental a su vez la transparencia de la información, y que sea predecible: “es básico para tomar decisiones y requiere gran disciplina en las empresas en recogida, en el tratamiento y compartición de la información”. Concluía que “la calidad de los datos es prioritaria para la gestión del futuro”.

Por su parte, Santiago Graña, subdirector general de Tecnologías de la Información y Comunicaciones del SEPE, expuso la visión de la AAPP, “donde podemos tener el síndrome de cliente cautivo y mucha dependencia de las TIC”, y ejemplos de innovación, como la cita previa y la gestión integrada del empleo. Graña entendía que existe dependencia de sistemas, pero reconociendo que “la Administración no se concibe si no es electrónica”.

Y sobre el coste de calidad, indicaba que “el coste de la no calidad para la administración es patente y se refleja también en la pérdida de agilidad, porque hay que asegurar la producción para gestionar la calidad; antes no la gestionábamos, por lo que decidimos constituir un equipo de calidad, que fue fundamental, después resolvimos la gestión de la demanda, de incidencias y quisimos entrar en la calidad del producto”.

Cristina Álvarez, directora de Desarrollo de Servicios y Sistemas de Telefónica España, abordó en primer término la bajada de presupuestos en TI de la compañía: “que fue lo que primero hicimos, en un 30%, considerando que el servicio debía mejorar”. “¿Que empezamos a hacer y cómo medimos el valor para el negocio?”. Como respuesta declaró que “lo primero que quise fue ver la base de costes fijos y cuánto cuesta mantener las aplicaciones, y es clave simplificar, no en vertical, sino transversal limpiando el proceso”. Al respecto, declaraba que el objetivo ha sido dejar de hacer menos productos y servicios, “y no ha pasado nada”. Lo siguiente es simplificar de arriba abajo “para estar seguros de las decisiones a tomar y qué necesito”. Mencionaba la importancia de la calidad: “me tienen que dar la calidad que necesito, de supervivencia y para ser competitivos en el mercado y, o bajamos estructura de costes sin bajar competitividad, o no es sostenible”, y el tema de la integridad de los datos, “que es el mayor reto que tenemos”. Por último, reconocía que “cada vez se hace software de peor calidad y en Telefónica esto ha llevado a gastarnos más dinero”.

Otro punto de vista fue el que aportó María Luisa Arjonilla, directora de Tecnologías de la Información de Banco Popular, quien comentó la etapa actual del banco, en proceso de integración tras la compra del Banco Pastor. “En el sector financiero hay fusiones y se exige velocidad”, afirmaba. Al hablar de la calidad, Arjonilla fue crítica, ya que “decir que se mira la calidad de las aplicaciones es alejarse de la realidad”. Desde su experiencia, piensa que, desde punto vista tecnológico, es clave ayudar para que el proceso sea rápido al primar la rapidez. Para la directiva es clave invertir para evitar que aumenten los problemas relacionados con la calidad y otorga un gran peso a la gestión de la deuda técnica: “es una oportunidad buena para cuantificar los costes que se tienen a posteriori, y está bien saber qué deuda técnica tenía la compañía, aunque el concepto de deuda técnica y su medición no está interiorizado por las organizaciones y ni siquiera el coste de la tecnología es un punto determinante a tener en cuenta”.

Desde la oferta, el encuentro contó con la presencia de Ibermática y Steria. El director de Consultoría e Integración de Aplicaciones de Ibermática, Javier Alfaro, puso el ejemplo del proyecto conjunto con la Once por el que “hemos reducido el mantenimiento de las aplicaciones a un 20%; el compromiso de Ibermática es el retorno de la inversión y en el proyecto hemos ahondado más en el tema de la calidad del software, hemos introducido el concepto de factoría y trabajado en el tamaño funcional de las aplicaciones”. Fabián Torres, Chief Operations Officer de Steria, matizó que “la producción de software no es solo el desarrollo, sino el mantenimiento y, en general, todo su ciclo de vida”. Para Torres, todo tiene que tener una ingeniería de software “y tenemos CAST para medir la calidad porque cada vez se demanda más calidad y mantenimiento”.

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Redacción Computing

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