El caramelo envenenado de la inversión pública

El Tour de Digitalización de la Administración Pública hace parada en Madrid para hablar del estado real de la inversión TIC en la capital y a nivel central. De la mano de Arsys, Mitel, Salesforce, T-Systems y VASS, Computing ha organizado un encuentro en Madrid en el que ha reunido a los expertos TI de la Administración Pública madrileña, y en el que no todo han sido buenas noticias: “La Administración no es capaz de asumir la inversión en tecnología y talento que necesita para digitalizarse y extender, por ejemplo, el trabajo remoto”, fue uno de los titulares. La falta de previsiones y dispositivos son algunas de las carencias que tiene la Administración a la hora de implantar una estrategia de digital workplace.

No obstante, si algunos consideran que la inversión flaquea, otros dijeron que “con la llegada de los fondos NextGenerationEU, estamos viviendo un momento dulce a nivel de inversión”. No obstante, la falta de capital humano para gestionar este aumento de los presupuestos conlleva una gran dificultad a la hora de aterrizarlos en proyectos reales. En pocas palabras, falta tiempo y personas para implementar toda la inversión. “Si la consecución de los objetivos marcados fuera a diez años, las partidas de los fondos europeos serían un completo éxito, pero con los tiempos que ha marcado la Unión Europea corremos el peligro de emborracharnos y convertirnos en nuevos ricos, incurriendo en unos gastos inasumibles a largo plazo”. Por eso es fundamental hacer un buen estudio de las posibilidades antes de empezar a invertir, para que los sistemas sean sostenibles en el tiempo, porque “las subvenciones se agotan y luego hay que mantener lo adquirido”. Sin embargo, según contaron en el encuentro, existen rumores de que “la Unión Europea va a dar de plazo hasta 2027, incluso 2030, para implementar los fondos”.

De izquierda a derecha: Carlos Ventura, Ayuntamiento de Rivas Vaciamadrid; Alicia Álvarez Izquierdo, SGAD; Francisco Javier Baena, Dirección General de Seguros y Fondos de Pensiones; Diego Hernández, FNMT; Santiago Graña, SGAD; Pedro Hernández, Ministerio de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación; Miguel Ángel Blanco, Ministerio de Hacienda y Función Pública; José Llorca, Puertos del Estado; Ángel Luis Sánchez, SERMAS; Rafael Pastor, UNED.

Pero no solo hay que mantener lo adquirido a nivel económico, sino también de talento. Siempre se achaca la falta de talento a la falta de formación, pero desde el sector educativo dijeron que las universidades tienen “capacidad de absorber y dar formación en tecnología, pero no tenemos alumnado interesado en recibirla o que pueda acceder a ella por las altas notas de corte”. Además, en el caso concreto de la Administración, la falta de talento también se achaca a los complicados pliegos y requisitos de contratación y al nivel de los sueldos, “demasiado bajos para un mercado al alza”. La Administración se ha convertido en un sector muy cerrado al que muchos actores, como las startups, no pueden acceder y que, a pesar de contar con personas cualificadas con grandes ideas, “la densa burocracia frena la posibilidad de desarrollar business plans y monetizarlos”.

Tan alarmante es la falta de personal y de capacidad de gestión de los proyectos, que algunos expertos reconocieron que, en ocasiones, “esconden” las propuestas de petición de subvenciones que les llegan porque no tienen capacidad de materializarlas en caso de que se las concedan.

Una guía que marca el camino digital

Durante el encuentro, la Secretaría General de Administración Digital (SGAD), perteneciente al Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digital, adquirió mayor protagonismo. La SGAD se encarga de racionalizar los recursos TI y de dar soporte a la Administración General del Estado (AGE) y sus organismos públicos. Santiago Graña, subdirector general de Planificación y Gobernanza de la SGAD, y Alicia Álvarez, vocal asesor de la SGAD, acudieron al encuentro como representantes de la entidad y hablaron de su nueva línea de trabajo, por la que están desarrollando ellos mismos las plataformas de apoyo al resto de organizaciones gubernamentales. “Queremos dar servicios tanto horizontales como verticales. No queremos ser solo una herramienta para poner en marcha lo que otros deciden, sino tener nosotros la autonomía de decidir”. Pero, como todo en la AAPP, esto conlleva una serie de cambios legislativos “por los que los informáticos no estamos acostumbrados a luchar, esto se debería reivindicar desde el Ministerio de Innovación y Ciencia”.

La SGAD marca el camino que todas las organizaciones públicas debemos seguir para digitalizarnos

Para conseguirlo, la SGAD será un organismo independiente del Ministerio de Asuntos Económicos, convertido en Agencia, como en el resto de las comunidades autónomas, “posiblemente, a partir de enero o febrero de 2023”. No obstante, hay que decidir cómo se va a financiar. Al igual que la Agencia Tributaria, todas las agencias cuentan con sus propios presupuestos y no tienen que rendir cuentas a ningún organismo externo. Esto otorga un mayor poder de decisión, pero también una mayor responsabilidad. “Probablemente se financie desde la Dirección General de Seguros y Fondos de Pensiones”, apuntaron.

En la actualidad, la SGAD tiene en marcha hasta cinco proyectos tractores relacionados con la omnicanalidad en la interacción con el ciudadano, con la robotización de tareas y los sistemas de automatización de procesos, con el fortalecimiento de la nube privada SARA, con la digitalización de hasta 140.000 puestos de trabajo y con la creación de la Oficina del Dato para coordinar la estrategia de datos de la AGE. La Oficina del Dato está construyendo un repositorio de big data de la AGE para fomentar la compartición de los datos y evitar su duplicación. No obstante, la SGAD ya contaba con una plataforma de intercambio de datos con las comunidades autónomas desde 2006.

Dentro del plan de digitalización de la AGE se contempla la creación de dos data lakes, uno para la AGE y otro específico del sistema sanitario que cuenta con una inversión de 100 millones de euros, pero, como ya señalábamos, con unos plazos de implementación kafkianos: “Las licitaciones tienen que estar publicadas en un mes y ejecutadas en un año”. La centralización, ya no solo de los datos, sino de la gestión TIC de la Administración por parte de la SGAD, fue definida en el encuentro como “el camino que todas las organizaciones públicas debemos seguir para digitalizarnos. Necesitamos una guía como la SGAD que nos dirija en el proceso”.

Transformación del mercado

Los expertos del encuentro comentaron que el mercado de proveedores TI está cambiando. “De cinco proyectos que he mandado a proveedores, los cinco han sido un fracaso porque no sabían de qué les estaba hablando”, lamentaban. “Con la digitalización van a aparecer marketplaces de soluciones TIC a los que los clientes puedan acceder mediante pago por uso en lugar de adquirir al proveedor soluciones completas para algo concreto”.

En la Administración Pública se está dando cada vez más la creación de sandbox que permiten a los proveedores hacer sus pruebas de concepto y presentar sus productos rebajando un poco las restricciones, pero siendo igual de garantistas con la protección de datos, ya que estas pruebas se realizan con datos de los ciudadanos. En este punto, la seguridad juega un papel fundamental ya que, durante mucho tiempo, en la adquisición de soluciones ha primado la usabilidad a la seguridad. “La concienciación en seguridad siempre tiene que venir desde arriba, y los tecnólogos y responsables de ciberseguridad no hemos sabido siempre concienciar de la mejor manera acerca de su importancia”.

Sin embargo, la tan nombrada concienciación lleva aparejada un cambio cultural que, en el empleado público, con una media de edad más elevada, tarda en calar. No obstante, la mayor o menor lentitud de este cambio no puede ser paralizante para el avance digital de la Administración que, como hemos visto, se enfrenta a su vez a retos titánicos como invertir los fondos públicos rápido, pero de manera racional, y en proyectos disruptivos, pero que a la vez resuelvan los problemas cotidianos de los ciudadanos. Lo que se dice hacer malabares.