Con la aparición de la pandemia, muchas compañías vieron la necesidad de incorporar tecnología dentro de sus procesos internos para que sus negocios pudieran salir adelante y así reducir al máximo el impacto negativo de la COVID-19. Sin embargo, lo que produjo esta acelerada transformación tecnológica es que se adoptaran e implementaran nuevos entornos y servicios digitales a la nube de forma veloz, poco analizada y sin ningún tipo de planteamiento estratégico a largo plazo.
Esta rápida adopción a la nube tiene sus consecuencias a día de hoy. Por este motivo, las compañías deben analizar y replantearse muchas cuestiones para alinear el plan estratégico con las necesidades reales, los costes y las posibilidades que ofrece el entorno digital cloud. En este sentido, todavía existe espacio para el desarrollo de la nube en las empresas. Según el estudio “Software de gestión cloud: una oportunidad para el tejido empresarial español” realizado por Grupo Primavera, los niveles de adopción de soluciones basadas en cloud estimados para 2026 en España son de un 55% y de un 45% en Portugal, por debajo de la mayoría de los países europeos en 2022. Estos datos dejan en evidencia el retraso de la adopción global de la herramienta cloud en el tejido empresarial español respecto al resto de Europa.
El objetivo que tienen que perseguir las empresas es el de subsanar esta rápida migración parcial al cloud y, de esta manera, aprovechar al máximo todos los beneficios que ofrece la nube, entre ellos, la escalabilidad “casi infinita”. Es primordial la elección de arquitecturas y metodologías adecuadas para así asentar unos buenos cimientos y mantener el equilibrio dentro de la nube. Aunque está escalabilidad puede generar unos costes elevados, es aquí donde cobra importancia la planificación y establecimiento de un plan que permita sacar el máximo partido de la manera más rentable a la herramienta cloud.
El establecimiento de un plan estratégico con visión de futuro es clave para la adopción de la herramienta cloud
Muchas empresas, debido a esta falta de previsión en el momento de apostar por la nube, no consideraron la adopción de DevOps y SRE para mejorar la agilidad a la hora de aprovisionar servicios e infraestructuras. Estas soluciones sacan el máximo beneficio y rendimiento a la conjunción de los equipos con la tecnología cloud y permiten que la agilidad que aporta el cloud no se descontrole y tampoco genere entornos heterogéneos que al final son difíciles de mantener y supervisar. El proceso de implementación de los principios de DevOps y SRE no es sencillo, pero sí estratégicamente útil para mantener el control y seguridad de la nube.
El establecimiento de un plan estratégico con visión de futuro es clave para la adopción de la herramienta cloud, en el que también es imprescindible implantar un plan de recuperación ante desastres e imprevistos. En dicho plan de recuperación es necesario establecer unos mecanismos de revisión periódica para asegurar el perfecto funcionamiento de la nube con el fin de poder responder de manera ágil y efectiva a los imprevistos y ataques que puedan aparecer. Es necesario hacer simulaciones y pruebas para garantizar que los servicios dentro de la nube funcionan correctamente y, a su vez, detectar rápidamente, si lo hubiera, cualquier desajuste. De esta manera, se consigue disminuir y cuantificar los posibles daños económicos y el impacto que estos pueden acarrear a los clientes y al negocio.