Estamos presenciando cómo el nivel de adaptación del Big Data por parte de las empresas ha experimentado un aumento considerable, gracias a que éstas se han percatado de los beneficios que les reporta. De acuerdo a una reciente encuesta de NewVantage Partners, el 62,5% de las organizaciones están desarrollando, al menos, un proyecto de Big Data.
Pese a esta tendencia, la realidad es que el Big Data aún no se ha implementado a gran escala en la mayoría de las empresas, debido, en gran medida, a los retos operacionales que este proceso implica. Según un informe de CompTIA (asociación industrial IT) menos de un tercio (31%) de las empresas afirma estar exactamente donde quiere estar respecto a la gestión de su información. Otro dato interesante es que casi la mitad (45%) de las organizaciones señala que un alto porcentaje de sus datos está fragmentado.
Vemos, en consecuencia, cómo existe una confluencia de tres aspectos clave del Big Data en relación a los desafíos operacionales a los que se enfrentan las organizaciones:
1) Volumen: De acuerdo a SINTEF, en los últimos 2 años se ha generado más información y datos que en toda la historia.
2) Variedad: La proliferación de dispositivos móviles y cosas conectadas significa que las empresas gestionan diferentes tipos de datos.
3) Velocidad: Los datos generados deben ser procesados rápidamente para obtener información ‘a tiempo’. Estos datos requieren nuevos métodos de recopilación, almacenamiento, organización y análisis, un proceso en el que muchas empresas tienen dificultades operacionales. Para superarlos, los líderes empresariales necesitan implementar procesos y estrategias de automatización que ayuden a los equipos de datos a acceder a los datos correctos en el momento preciso para extraer las ideas adecuadas.
Para aprovechar los beneficios de esta ‘explosión de datos’, considero que es necesario que las organizaciones preparen adecuadamente a sus equipos de TI. Una herramienta de gestión de operaciones de TI optimizada y con capacidad a nivel empresarial puede ayudar a planificar correctamente los ecosistemas de datos, incluidos los recursos de computación, almacenamiento y red, asegurando de esta manera el control de los costes de infraestructura.
Cuando hay silos, como cuando la información es almacenada en bases de datos independientes, las conclusiones que se obtienen suelen ser mediocres. Por ello, y desde mi experiencia, es importante adoptar un enfoque holístico cuando se elabora una estrategia de Big Data. El gran ecosistema de tecnología de datos debe interactuar con aplicaciones empresariales y fuentes de datos, como soluciones ERP y dispositivos conectados, para integrar datos en una ubicación central.
Desde el inicio de la fase de prueba de una iniciativa de Big Data, se deben implementar procesos de automatización que aseguren que los datos procedentes de múltiples fuentes pueden ser almacenados sin interrupciones. La automatización es más rápida y precisa que los métodos manuales.
Por otra parte, hay que tener en cuenta la seguridad de los datos, ya que es más que probable que estos trasciendan los límites de la organización. Garantizar una visión holística de cómo la infraestructura del Big Data está conectada a las aplicaciones empresariales permitirá a las organizaciones tomar medidas de seguridad, desde la gestión del acceso, basado en el nivel de confidencialidad de datos dentro de la empresa, hasta la clasificación de los datos de clientes que la empresa tiene permiso para explotar.
Más allá de lo mencionado, estoy convencido de que el éxito del Big Data radica, en parte, en un cambio de mentalidad, que debe ser catalizado por cambios culturales dentro de la organización. Por ejemplo, conseguir que los empleados se comprometan a mantener las bases de datos actualizadas con información relevante. De esta manera, los equipos de datos siempre podrán trabajar con información actualizada.
Por último, las organizaciones pueden usar el Big Data Analytics, que proporciona interesantes beneficios a sus negocios; entre ellos, predecir con exactitud futuros resultados y comportamientos que afectan a las áreas importantes de la empresa. Este conocimiento les permite modificar las operaciones en tiempo real y construir planes estratégicos y orientados al futuro que impulsen los resultados empresariales más rápido.
Todo parece indicar que los datos serán el factor diferencial entre las compañías que apuestan por la digitalización y las organizaciones que permanecen aisladas de la nueva era digital. Aunque los datos puedan parecer en ocasiones como algo totalmente incontrolable, la realidad es que pueden ser gestionados. En definitiva, es importante que los retos operacionales del Big Data no desestabilicen las ideas. Sin duda, es un paso clave para que las iniciativas de Big Data tengan éxito.