Mucho se habla estos días sobre los planes de movilidad de las empresas y de la importante cuota de la plantilla que demandará este modelo en un par de años dentro de las organizaciones europeas. Los datos que se desprenden de un reciente informe no hace más que corroborar una tendencia que ya es realidad, y que requiere una puesta a punto de los sistemas de gestión y control, al respecto de una nueva forma de trabajar del personal desde diferentes dispositivos, permitiendo estrategias de movilidad como BYOD o “trae tu propio dispositivo”.
Esta eficiencia en la gestión de los entornos de movilidad y teletrabajo, además de una correcta organización de los recursos necesarios, pasa por garantizar la seguridad corporativa frente posibles brechas de seguridad tanto internas como externas, que afecten al rendimiento de negocio.
En este contexto de optimización del flujo de trabajo en diferentes entornos, donde se permite a los empleados trabajar desde cualquier sitio y en cualquier momento con un dispositivo, conceptos como autenticación, cifrado, gestión eficaz de claves o gestión de eventos de seguridad se hacen tan imprescindibles como necesarios para acceder a herramientas y servicios de la empresa.
Pero el hecho de las empresas estén cada vez más inmersas en procesos de movilidad para ejercicio de las tareas profesionales, también lleva implícito una eficaz gestión de la seguridad y del riesgo por parte de las mismas. Para ello, existen sistemas integrados de procesos, políticas y tecnologías que facilitan y controlan el acceso de los usuarios a sus recursos y aplicaciones, además de proteger su información confidencial, tanto personal como profesional, de usuarios no autorizados.
A medida que aumenta el volumen de información y los servicios corporativos en las organizaciones lo hace también la concienciación al respecto de la importancia de proteger y securizar los accesos a los mismos.
En este contexto entran en juego los llamadosSistemas de Gestión de Identidad o Identity Management System (IdM), que empiezan a estar mucho más demandados tanto por parte de las empresas como por los usuarios.
La gestión de identidad resuelve la necesidad crítica de garantizar el acceso adecuado a los recursos a través de entornos tecnológicos cada vez más heterogéneos, así como el cumplimiento de la legislación que aplica a la privacidad de los datos, requisitos operativos y de negocio, que cada vez son más rigurosos.
Uno de los problemas inherentes al acceso a información y servicios de la empresa es el tedioso y reiterativo proceso de creación de usuarios y contraseñas, y, por consiguiente, una posible merma en la productividad. Este aspecto que queda resuelto con un eficiente IdM, mejorándose así el proceso de autenticación federada con la automatización de la mayoría de las tareas que antes se hacían de manera manual.
Otro de los beneficios de cara al usuario que trae consigo la implantación de un Sistema de Gestión de Identidad, es que ofrece herramientas que le permiten modificar información personal, cambiar o recuperar contraseñas, conocer de primera mano los sistemas a los que puede acceder, entre otros servicios. A la vez que se otorgan estos beneficios, también se evitan vulnerabilidades derivadas de accesos indebidos por parte de usuarios o la aparición de cuentas huérfanas, entre otros; que, en definitiva, posibilitan el acceso a los sistemas de la organización por parte de usuarios que ya no deberían poder hacerlo por diferentes motivos.
Así, cada vez es más fehaciente que las empresas que adoptan prácticas de IAM en sus políticas de movilidad incluso pueden reducir sus costes y, lo que es más importante, facilita la puesta en marcha de nuevas iniciativas empresariales que agilicen el negocio.