FACE OFF: Software a medida versus software estándar

Desarrollar un ERP a medida para su organización o adquirir uno estándar de algún proveedor especializado, cada cual esgrime sus argumentos a favor y en contra.

Publicado el 15 Mar 2013

Carlos Montes, UnicaGroup

Una adaptación mayor a la organización
Andrés Montes es jefe de Informática y programador en UnicaGroup

Imaginemos que hemos decidido comprar un coche, nos dirigimos a un concesionario y le solicitamos información y ayuda. Nosotros le indicamos que sólo necesitamos un coche pequeño para ir al trabajo; él nos dice, “ya, pero, ¿y si se casa y tiene familia numerosa?, ¿y si se compra una casa en la montaña o decide hacer un viaje por toda Europa?”. Algo muy similar sucede cuando una empresa decide instalar para su gestión un ERP, un software que ha sido desarrollado para que pueda ser operativo para multitud de tipos de empresas y sectores y que por lo tanto pierde el detalle que a cada una de ellas diferencia. Un software que hay que ‘acomodar’, para lo que necesitaremos un tiempo bastante largo y del que, muy probablemente aprovechemos un porcentaje muy bajo de sus posibilidades y en el que la mayoría de las funcionalidades ni siquiera las lanzaremos nunca. Un software para el que necesitaremos unas máquinas mas potentes, ya que los requerimientos serán mucho mayores de los que necesitamos para nuestra empresa.

Quiero dejar claro que al hablar de software de desarrollo propio, me refiero al software que define el tronco de la gestión propiamente dicha de la empresa, no hablo de Contabilidad o Nóminas, procesos que están perfectamente definidos. Cada tipo de empresa o sector necesita un software diferente, pero nadie como la propia empresa para conocer su análisis a la perfección y adoptar las medidas para llevarlo a cabo. Si las empresas pudieran valorar realmente las ventajas de tener un departamento de desarrollo propio, seguro que se sorprenderían de las posibilidades que ello conlleva. Las ventajas son incontables, pero quizás por desconocimiento o miedo no se aventuran a ello y en cambio hacen desembolsos económicos muy grandes por un software que nunca podrá considerarse como suyo. Un software propio garantiza una implementación clara y concisa, los procesos son los necesarios y están perfectamente definidos. Un software propio garantiza una experiencia de usuario perfecta ya que ha sido concebido para que así sea, para que cada usuario que la va a utilizar se sienta cómodo y sobre todo confiado en que lo que hace, es lo que debe. En definitiva, un software propio nace con la idea de adaptarse a la empresa, un ERP siempre obligará a una empresa a adaptarse a él. Finalmente, está el tema de los cuadros de mando, cuando ya hemos introducido la información y queremos explotarla nos aparece un gasto extra difícil de justificar: los famosos cuadros de mando.

Cautivos de los desarrollos propios Gustavo Brito es director de Servicios de Consultoría de IFS Ibérica

Gustavo Brito, IFS
Gustavo Brito, IFS

A menudo me encuentro con que muchas compañías de los sectores a los que estamos enfocados como son las ingenierías, empresas de fabricación bajo proyecto o en modo mixto, energéticas, proveedores de servicios de mantenimiento, astilleros… poseen un desarrollo propio como sistema de gestión. El motivo por el que manifiestan que tomaron esta decisión es que cuando buscaron en el mercado soluciones que cubrieran todo su negocio, no las encontraron y optaron por desarrollar ellos mismos la funcionalidad. Si bien es cierto que el desarrollo responde a la perfección a las necesidades funcionales que la compañía tuvo en su momento, actualmente existen ERP que lo hacen también de forma estándar y que a la larga les proporcionan otras muchas ventajas más de las que puede hacerlo su sistema actual.

Muchas de estas compañías se muestran satisfechas porque esta solución está creada desde el inicio basándose en las necesidades concretas de sus diferentes departamentos, pero no por ello, deben dar la espalda a ciertos inconvenientes que identificamos como pueden ser la excesiva dependencia de un equipo de desarrollo y el poder que se le otorga, los costes asociados al mantenimiento del sistema, ya que son los únicos que conocen la aplicación, con el riesgo que esto conlleva. En el caso del ERP, tanto el mantenimiento como la inversión en I+D para la evolución del sistema los proporciona el fabricante, mostrando una capacidad mucho mayor de proporcionar herramientas innovadoras y nueva funcionalidad resultante de las necesidades manifestadas por sus clientes, de distintos entornos, tamaños y zonas geográficas en cada industria. Aparte, el ERP aporta capacidades de análisis embebidas mucho más potentes, interfaces de usuarios muy fáciles de usar y arquitecturas abiertas basadas en servicios web que aportan versatilidad y cortos periodos de aprendizaje. Todo esto se traduce en un retorno más rápido de la inversión. Además, el plazo de implantación suele ser mucho más corto. Por otra parte, las compañías cada vez más, necesitan contar con estructuras reducidas, flexibles y estar muy orientadas al negocio, por lo que no tiene sentido contar con un amplio y costoso equipo dedicado al desarrollo y mantenimiento de herramientas de gestión del que, además, se acaba siendo cautivo.

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Redacción

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