España se encuentra en un momento trascendental para la definición de su futuro. El día 20 de diciembre se celebran unas elecciones que suponen un punto de inflexión en los 37 años de democracia tras el fin de la dictadura. ¿Estamos abocados a una segunda transición hacia una democracia más transparente, social y solidaria? Ahora hay nuevos partidos ‘startups’ ‘más adaptados’ a los nuevos tiempos, más ligeros de equipaje, que los partidos ‘legacy’ que vienen gobernando en nuestro país en régimen de ‘duopolio’; un bipartidismo que puede saltar en pedazos.
Son nuevos tiempos y los candidatos a dirigir el rumbo de la política española no escatiman esfuerzos para aparecer en todas las fotos posibles, postulándose como los mejores gestores económicos y de justicia social. Para ello utilizan todos los medios a su alcance: presencia en programas de radio, entrevistas televisivas, debates en diarios online, redes sociales, selfies con sus fans, y cualquier otro sistema de comunicación a su alcance. Curiosamente, haciendo uso de estas herramientas (los diputados reciben tabletas y smartphones como parte de su equipo personal, y votan de forma online en comisiones del parlamento), la clase política en general parece no haber entendido la trascendencia de las Tecnologías de la Información no solo en la vida cotidiana de los españoles sino como motor de desarrollo social y económico, precisamente dos conceptos de los que hacen bandera sin cesar.
En todas sus intervenciones mediáticas las tecnologías brillan por su ausencia, como si se tratase de una asignatura ‘maría’ que necesariamente incluyen en sus programas pero que en escena no tienen consideración alguna. Solo cuando acuden a foros invitados por las empresas privadas, a inauguraciones de centros tecnológicos o fábricas de desarrollo se les llena la boca de palabras y conceptos digitales que, salvo excepciones, suenan huecos de contenido.
La industria TIC es muy consciente de esta circunstancia y vive con gran preocupación esta marcha lenta que los políticos aplican al desarrollo tecnológico, mientras sus discursos derivan hacia otros aspectos propagandísticos y emocionales. ¿Les inquieta a nuestros (futuros) dirigentes que España padezca una desindustrialización galopante? ¿Qué nuestro progreso esté limitado al turismo? ¿Qué Europa pierda a marchas forzadas empresas tecnológicas punteras y que estemos en una posición degradante de retaguardia en el avance del cloud computing, que está quedando en manos de gigantes estadounidenses como Amazon o Google?
Demandas de Ametic
Fuentes de la patronal tecnológica española piden un compromiso político real y a gran escala del nuevo Gobierno con la Economía Digital. Es la gran apuesta europea por la recuperación y España necesita adherirse a unos principios básicos: “desarrollar un mercado digital único europeo, sin fronteras y con iguales reglas para todos los actores, y lanzar una transformación digital de los sectores productivos que ayude a alcanzar un peso de nuestra industria del 20% en nuestro PIB”.
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