El director parisino Jean-Luc Godard, decía que “las películas son un mundo de fragmentos”; una frase que bien podría definir también cómo es una organización empresarial por dentro. Como director cinematográfico, su misión es coordinar dichos fragmentos, una tarea que podría extrapolarse a las responsabilidades de un CEO o presidente ejecutivo, como encargado o máxima autoridad de la gestión y dirección administrativa en una empresa o institución.
Al igual que en el rodaje de una película, un director se suele enfrentar a dificultades climatológicas, enfrentamiento entre los actores, diferencias con los productores, problemas técnicos en la sala de montaje… Los CEO también tienen lo suyo pues tienen que hacer frente a dificultades operacionales, enfrentamiento con los clientes, diferencias con los inversores, problemas tecnológicos… Sin embargo, en los últimos diez años, hemos visto cómo la volatilidad y la disrupción económica, que han escalado a unos niveles sin precedentes, -y que aún no han abandonado la Eurozona-, han añadido a todas estas problemáticas habituales un obstáculo complicado de salvar, y es la falta de confianza en todos los mercados.
Durante el Foro Económico Mundial de Davos, los CEO de todo el mundo se pusieron de acuerdo en denunciar el cambio radical que ha sufrido el entorno en el que se mueven sus compañías, y han reconocido que se están enfrentando a más amenazas, y que éstas son más complejas que nunca. Por eso, entienden que deben gestionar estos riesgos de forma distinta a cómo lo han venido haciendo hasta ahora.
Esta inestabilidad se está produciendo en un mundo cada vez más globalizado, donde los gobiernos, las empresas y la sociedad están más interconectados que nunca, y por ello, la digitalización jugará un papel muy importante en los planes de los presidentes y consejeros delegados de las empresas de todo el mundo. Como en la filmación de una película, estar preparados para lo imprevisto ya se ha convertido en una norma, y en el mantra de los CEO que deben saber adaptar su negocio a las condiciones que constantemente están cambiando. Y esta adaptación pasa, sin duda, por acudir a la ayuda de las nuevas tecnologías.
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