¿Cuál es el mejor camino en un sector que pretende costes bajos con la más alta calidad y disponibilidad en el servicio? A la hora de ir al aeropuerto, muchos de nosotros nos preguntamos si es mejor tomar un taxi, alquilar un coche o llevar el nuestro propio y dejarlo en un estacionamiento de corta o larga duración para al regresar tenerlo inmediatamente disponible. Cada quien hace su propio análisis y llega a sus propias conclusiones en función del beneficio que quiere obtener.
¿Qué es lo más barato? ¿Qué es lo más cómodo? ¿Qué es lo más rápido? ¿Qué es lo que realmente necesito? ¿Es mi objetivo ahorrar costes o ir cómodo? ¿Me gusta el lujo? ¿Quiero ahorrar tiempo? ¿Prefiero, por ejemplo, alguno de estos servicios muy del siglo XXI que a veces vemos en los aeropuertos internacionales de las principales capitales donde una chica joven y atractiva ofrece trayectos en Mercedes Benz o Audi a nuestro hotel de destino pagados desde una aplicación en el móvil a un precio de película?
Lo cierto es que en la economía de hoy, no sólo en Europa, sino en la mayor parte del mundo, pocos son lo que se pueden dar el lujo de no preocuparse por ahorrar a la hora de hacer cualquier cosa y muchos los que ofrecen maneras novedosas y creativas de hacerlo. El mercado de la tecnología no ajeno a esto nos propone todo tipo de tendencias y productos dotados de siglas en inglés muy interesantes, que prometen grandes cosas y se autodenominan el futuro. El cloud computing y sus capas de IaaS, PaaS, y SaaS o los servicios de valor agregado como DaaS, VDI, BaaS, DRS, etc., que se están poniendo de moda hoy en día, no son más que una economía de escala puesta a disposición de los consumidores en pago por uso, de la tecnología de toda la vida pero con mayor disponibilidad y las innovaciones normales que uno esperaría en un mundo donde todo parece ir a gran velocidad.
El punto clave de esta tendencia que marca el límite entre adoptarla o no, tiene que ver más con el miedo de no tener las cosas en casa y de lo que esto implica desde el punto de vista de comunicaciones, seguridad y la estabilidad laboral de quienes las administran, que en realidad con su operatividad, funcionalidad o sus claros beneficios. Y aunque al CFO le puede parecer maravilloso no tener que invertir varios millones de euros (o cientos de miles, según el caso) en comprar equipamiento de TI cada cuatro años y darse cuenta de que todo ahora lo puede recibir como servicio, al CIO le puede preocupar la LOPD y a la gente de redes o almacenamiento no tener equipo alguno que administrar. Al final del camino es el miedo al cambio lo que detiene a la innovación y el tiempo lo que determina su adopción.
La madurez de esta adopción siempre estará dada por el proceso y no por el ahorro que implica y es aquí donde el ahorro fácilmente se puede diluir. Lo bueno, sin embargo, es que los técnicos de redes, almacenamiento y servidores encontrarán que su trabajo no dejará de existir en la nube y que perfectamente pueden convivir con este modelo y, por tanto, con el futuro. En estas cosas es oportuno analizar con cuidado qué es lo que se necesita y para qué, como en cualquier otra cosa a fin de tomar una decisión acertada. Tal vez el taxi sea buena idea en México D.F. donde el tráfico es traumático, UBER en Nueva York donde un taxi del JFK a Brooklyn cuesta 75 dólares, el metro en Madrid, una limusina en las Vegas; por qué no; y dejar el coche en el aeropuerto internacional de Hong Kong para al regreso cogerlo y poder ir cómodamente a casa, evitando las largas filas que se crean a la hora de tomar el transporte público.
Ahora bien, creo yo, que cada vez más y más en este mundo será el transporte compartido el que opere y, en el ámbito de la tecnología, la nube la que mande en función de la madurez de quienes proveen estos servicios y de que existan capas de servicio que agreguen valor al momento del cambio. ¿La conclusión? Depende, sin embargo cada vez proliferará más lo alquilado que lo propio y no porque lo digamos los de TI, sino porque lo dicen los economistas. “
