5 tendencias que toda empresa data driven debe priorizar

Dan Sommer, director y líder de inteligencia de mercado global en Qlik.

Publicado el 04 Ene 2023

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A inicios de 2022, creo que todos suspiramos aliviados pensando que habíamos dejado la pandemia atrás. No obstante, a medida que avanzaba el año, se hizo patente que los cambios a escala macroeconómica provocados por dicha disrupción habían llegado para quedarse, y ahora nos encontramos atrapados en lo que me permitirán denominar como una “tormenta perfecta”.

Los analistas y líderes de los bancos globales señalan que se avecina una recesión económica; los conflictos siguen afectando a los mercados mundiales, y las organizaciones de todo el mundo están analizando sus cuentas de resultados, determinando cuál es la inversión inteligente a realizar a partir de ahora y por qué.

Con tanta presión para innovar, puede resultar difícil saber en qué centrarse. Pero lo que está claro es que lograr ser precisos en la toma de decisiones e integrar conjuntos de datos distribuidos y aislados para ver con detalle el panorama general, en tiempo real, será vital para la supervivencia y el éxito futuro.

En este sentido, habrá cinco tendencias clave sobre las que toda empresa data-driven (que toma sus decisiones basándose en los datos), deberá actuar en 2023 para mantenerse competitiva en el mercado. Déjenme que se las esboce.

La inteligencia artificial se adentra en los datos

A medida que continúa la incertidumbre económica, muchos verán un retroceso en la inversión y la contratación. Sin embargo, la escasez mundial de personal cualificado sigue afectando a empresas de todos los tamaños, por lo que será crucial garantizar que tecnologías como la inteligencia artificial (IA) y el machine learning (ML) puedan automatizar algunas de las tareas más rutinarias de preparación de datos.

Al incorporar la IA en los datos en sus primeras fases, incluso antes de crear una aplicación o un cuadro de mando, por fin podemos empezar a cambiar el desglose del tiempo dedicado a la preparación de los datos frente al dedicado a su análisis. Ahora mismo, menos del 20% del tiempo se dedica a analizar los datos, mientras que algo más del 80% se emplea colectivamente en buscar, preparar y gobernar los datos apropiados. Dar este salto permitiría que los expertos en datos se centren en el valor añadido, en la polinización cruzada y en la generación de nuevos insights que antes no eran posibles.

Mayor inversión en datos sintéticos y derivados para anticiparse a eventos nunca vistos

Si algo nos han enseñado los últimos años es el valor de invertir tiempo y recursos en la predicción y gestión de riesgos. Lamentablemente, antes de la COVID-19 no había suficientes datos reales sobre pandemias a disposición de los profesionales de los datos para prepararse ante una crisis de este tipo, pero es precisamente aquí donde los datos sintéticos (datos que no provienen de casos reales) entran en juego.

Algunos estudios sugieren que los modelos entrenados con datos sintéticos pueden ser más precisos que otros y, por supuesto, eliminan algunos de los problemas de privacidad, derechos de autor y ética asociados a los datos reales. Los datos derivados (datos reales), por su parte, nos permiten reutilizarlos para múltiples necesidades, y posibilitan la planificación de escenarios cruciales necesarios para prepararse ante futuros problemas y crisis.

Prepárense para que las capacidades del lenguaje natural sean un rival para los humanos

Muchas organizaciones llevan tiempo utilizando la IA lingüística en su forma básica. Piensen, por ejemplo, en cuántas veces han interactuado con un chatbot de atención al cliente para resolver sus problemas con su banco o compañía de seguros.

De momento, sólo podemos imaginar adónde nos llevarán estos avances; no obstante, lo que sí sabemos es que las capacidades del lenguaje natural tendrán enormes implicaciones en la forma en que consultamos la información y en cómo se interpreta y se comunica.

Mitigar las disrupciones de la cadena de suministro con datos en tiempo real

La COVID-19 y los continuos conflictos mundiales siguen comprometiendo las cadenas de suministro. Cualquiera que haya intentado comprar un coche nuevo, un ordenador o incluso algo tan básico como papel higiénico en los últimos años sabe lo perjudicadas que se han visto.

La situación no parece que vaya a remitir a corto plazo. Para prever los problemas antes de que ocurran, hay que poder analizar los datos en tiempo real y en su contexto. No es de extrañar que IDC pronostique que en 2027 el 60% del gasto en tecnología de captura y movimiento de datos se destinará a habilitar capacidades de simulación, optimización y recomendación en tiempo real.

El “X fabric” conecta la gobernanza de datos a medida que se hace más compleja

La inversión en datos seguirá creciendo, ya que el 93% de las empresas indica que tiene previsto seguir aumentando sus presupuestos en estas áreas. Sin embargo, la rápida evolución de las normativas y reglamentos en materia de privacidad, así como la distribución, diversidad y dinámica de los datos, está frenando la capacidad de las organizaciones para sacarles el máximo partido competitivo.

Esto resulta especialmente difícil en un mundo fragmentado, ya que la gobernanza de los datos se vuelve aún más compleja. Mejorar el acceso, el movimiento en tiempo real y la transformación avanzada de datos entre fuentes y sistemas de toda la empresa es crucial para que las organizaciones aprovechen todo su valor.

Por eso, cada vez más empresas recurren a la arquitectura de plano de control de datos, un ‘X fabric’ no sólo para los datos, sino también para las aplicaciones, cuadros de mando de BI y algoritmos, habilitado por catálogos y soluciones de integración de datos en la nube

Estamos mejor preparados para lo que está por llegar

La buena noticia es que, después de los últimos años, todos estamos mejor preparados que nunca para hacer frente a los acontecimientos. Como profesionales de los datos y su análisis, tenemos que adaptarnos a una mayor fragmentación, con centros de datos dispares, cadenas de suministro interrumpidas, a la necesidad constante de innovación y a un acceso complicado a mano de obra cualificada.

En un mundo en el que la crisis se ha convertido en una constante, calibrarla se convierte en una competencia fundamental para que podamos reaccionar en el momento y anticiparnos a lo que vendrá después.

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Redacción

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