Embarcados ya de lleno en la adopción de la inteligencia artificial (IA), no hay empresa en nuestro país que en 2024 no haya experimentado con pruebas de concepto o pilotos con inteligencia artificial. Prometedores ejercicios que alimentan, por un lado, objetivos de hiperautomatización para una mayor reducción de costes, y, por otra parte, aunque por ahora en menor cuantía, nuevas ideas para abrir nuevos mercados. Pero la realidad es que el impacto de la IA en la productividad y, por ende, en las cuentas de resultados sigue siendo poco significativo. En este sentido, Goldman Sachs publicó un análisis el pasado junio sobre el impacto de la IA en el que pronosticaba un impacto progresivo, pero no radical a corto plazo.
¿A qué se debe esta progresividad y no transformación radical como se pregonó hace poco más de un año? Varios factores inciden en ello, pero querría destacar cuatro: la falta de disponibilidad de datos bien estructurados en la mayoría de las empresas; las dudas en la seguridad de las aplicaciones con IA; el factor humano, incapaz de absorber y adoptar con rapidez tanta innovación tecnológica; y la dispersión de la aplicación de la IA, centrada en pequeños pilotos o pruebas de concepto sin incidir muchas veces en el núcleo de los negocios.
Por ello, vemos muy interesante la aparición de los agentes de IA que permitirán estructurar una plataforma cognitiva por encima de la plataforma de procesos de negocio, permitiendo por primera vez pasar de procesos lineales, una acción desencadena otra acción dentro de un proceso, a entornos adaptativos, donde los agentes propondrán las siguientes acciones en función de los datos procesados.
Estas plataformas de agentes evolucionarán hacia interacciones entre agentes cada vez más autónomos, dejando la acción humana para la toma de decisiones realmente importantes y, por lo tanto, hiperautomatizando los procesos.
Estas plataformas de agentes serán de gran importancia, ya sea para la mejora de los procesos de negocio, como para la automatización de los procesos internos de IT (desarrollo y mantenimiento de aplicaciones e infraestructuras), de ahí que sea clave invertir en ellas para no perder el tren de la productividad y la innovación. Vemos estas plataformas cognitivas de agentes como una parte fundamental indisociable del nuevo núcleo digital (new digital core) si queremos incidir con ello positivamente en las empresas.
El núcleo digital
Ya sea en los core banking como en los sistemas core de negocio de empresas no bancarias, los famosos ERP, ha llegado el momento de avanzar en un nuevo núcleo digital que, además de nuevos sistemas de procesos de negocio, incluya una plataforma cognitiva de agentes para maximizar el valor del dato y un modelo de seguridad continua. No podemos pensar en un nuevo núcleo digital sin incluir agentes de IA, y asimismo no podemos ni debemos considerar este nuevo elemento troncal sin la necesaria seguridad tecnológica, seguridad que garantice el acceso controlado a los datos, pero también seguridad de aplicar una IA responsable acorde a la legislación que actúa como guardarraíles de un buen hacer en las empresas y en la sociedad.
Se trata pues de reforzar y adoptar un núcleo digital avanzado y seguro con visión de optimización de costes, pero también viendo cómo maximizar el valor para el negocio desde el IT.
Por último, pero no menos importante, buena parte de los beneficios que aportan las nuevas tecnologías no se materializan sin una correcta combinación de capacidades humanas y tecnológicas. La tecnología, por sí sola, no puede proporcionar todo el valor, necesita de las personas. Por ello, un núcleo digital eficiente requiere integrar a las personas con la IA, garantizando una colaboración que potencie los mejores resultados. De ahí que la formación y la gestión del cambio se tornen más importantes que nunca.
La creación de un núcleo digital que esté preparado para el futuro no es solo una cuestión tecnológica, requiere una transformación completa de cómo operan las organizaciones. Las empresas que logren equilibrar estos factores estarán mejor preparadas para enfrentar los desafíos futuros y liderar en el presente la ola de productividad e innovación, imprescindible para la competitividad empresarial.