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Cerrando la brecha digital: estrategias para un futuro conectado



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Para cerrar la brecha y promover una inclusión digital real, es clave por tanto abordar tres pilares interrelacionados: accesibilidad, asequibilidad y usabilidad

Publicado el 5 mar 2025

José María Martínez Pérez

Máster Universitario en Economía Internacional de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR)



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Qué es la brecha digital

La brecha digital es uno de los mayores desafíos del siglo XXI, marcando una clara disparidad entre quienes tienen acceso a las Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC) y quienes no. Esta brecha limita las oportunidades educativas, económicas y sociales de millones de personas alrededor del mundo. Según la Unión Internacional de Telecomunicaciones (ITU), más de 2.600 millones de personas, casi un tercio de la población mundial, seguían sin acceso a Internet en 2023, una situación que afecta especialmente a las mujeres y las comunidades rurales, perpetuando un ciclo de desigualdades preexistentes que es difícil de romper.

Impacto cada vez más amplificado

El impacto de la brecha digital se refleja claramente en ámbitos esenciales como la educación, la salud y el empleo. La falta de acceso a Internet limita la disponibilidad de servicios fundamentales como la telemedicina y la información gubernamental, lo que perpetúa un ciclo de exclusión social y económica. Además, el acceso limitado a fuentes confiables de información aumenta la vulnerabilidad frente a la desinformación, profundizando la segregación social.

Invertir en reducir la brecha digital no solo es una cuestión de justicia social, sino una estrategia económica inteligente que puede transformar economías enteras, generando oportunidades de empleo, innovación y desarrollo para todos

JOSÉ MARÍA MARTÍNEZ, UNIR

En este contexto, la digitalización avanza a pasos agigantados, y aquellos que carecen de acceso a las TIC quedan al margen de un mundo cada vez más interconectado y dependiente de la tecnología. La pandemia de COVID-19 amplificó las desigualdades digitales al mostrar que la conectividad no es un lujo, sino una necesidad crítica. Mientras que aquellos con acceso a Internet pudieron continuar con sus estudios, teletrabajar, acceder a servicios básicos y comunicarse con sus seres queridos, las comunidades desconectadas enfrentaron obstáculos insuperables, exacerbando aún más las disparidades existentes.

Hoy, esa brecha digital se agranda aún más con la irrupción de la inteligencia artificial (IA). La IA está redefiniendo tanto el mercado laboral como el sector educativo, y quienes quedan fuera de esta revolución tecnológica no solo permanecen desconectados, sino que pierden la capacidad de competir en un mundo cada vez más dependiente de la inteligencia artificial. La exclusión de esta revolución tecnológica significa quedar atrás en una economía global cada vez más digitalizada.

Dimensiones de la brecha digital: más que el simple acceso

La brecha digital no se reduce solo al acceso a Internet, sino que abarca también otras dimensiones igual de importantes. Así, podemos identificar tres dimensiones clave:

Brecha de acceso: La falta de infraestructura tecnológica, especialmente en zonas rurales y comunidades marginadas, impide que muchas personas se conecten a In-ternet.

Brecha de calidad: Tener acceso a Internet no es suficiente; la calidad de la cone-xión es crucial. En zonas con infraestructuras deficientes, la baja velocidad y la ines-tabilidad de las conexiones limitan el aprovechamiento de las TIC, dificultando acti-vidades esenciales.

Brecha de uso: Además de la conexión, las personas deben contar con tilizar la tec-nología de manera efectiva. Las competencias digitales son esenciales para navegar en la web, utilizar aplicaciones y participar activamente en la economía digital.Estrategias para cerrar la brecha digital

Para cerrar esta brecha y promover una inclusión digital real, es clave por tanto abordar tres pilares interrelacionados: accesibilidad, asequibilidad y usabilidad.

Accesibilidad: La expansión de la infraestructura tecnológica es crucial para reducir la brecha digital, especialmente en zonas desatendidas. Tecnologías innovadoras, como el Internet satelital y el Acceso Inalámbrico Fijo (FWA, por sus siglas en inglés), están abriendo nuevas oportunidades para llevar Internet a áreas que antes carecían de cobertura. Las tecnologías emergentes, como blockchain, también ofrecen soluciones prometedoras para mejorar la accesibilidad, sobre todo en lo que respecta a la creación de sistemas financieros y servicios digitales seguros y económicos. En regiones donde el acceso a bancos tradicionales es limitado, blockchain puede ofrecer una alternativa accesible para realizar pagos, recibir remesas y acceder a servicios básicos, de manera segura y eficiente.

Asequibilidad: El coste de acceso a Internet sigue siendo uno de los mayores obs-táculos para la inclusión digital. Soluciones como planes de conexión escalonados y más personalizados, que ajustan el coste según las necesidades de los usuarios, pueden ayudar.

Al margen, políticas públicas que subsidien dispositivos y conexiones para las poblaciones vulnerables, o den incentivos fiscales para empresas tecnológicas que invier-tan en infraestructura en áreas desatendidas, pueden ser importantes para asegurar que las soluciones lleguen a las personas que más lo necesitan.

Usabilidad: Las tecnologías, idealmente, deben ser diseñadas para ser accesibles, contando con interfaces intuitivas y un contenido multilingüe. En este sentido, la IA generativa ofrece una gran oportunidad, ya que puede reducir las barreras al permitir que las personas se comuniquen con las tecnologías mediante el uso de lenguaje natural. Esto hace que herramientas complejas sean más fáciles de usar para todos. Sin embargo, la alfabetización digital sigue siendo esencial para asegurar que las personas no solo puedan accedan a Internet y a las nuevas tecnologías, sino que sepan también cómo aprovechar todo su potencial. En este sentido, en lugar de ofrecer formación estandarizada, es fundamental que las iniciativas de capacitación estén adaptadas a las necesidades locales. Para esto, la creación de navegadores digitales -individuos capacitados para asistir a otros en el uso de tecnologías y servicios digitales- puede ser una estrategia clave. Estos navegadores, al ser parte de la misma comunidad, contribuyen a una mayor confianza y efectividad en el proceso de capacitación.

La clave está en la colaboración

Cerrar la brecha digital no es tarea de un solo actor. Gobiernos, empresas, organizaciones no gubernamentales y las comunidades mismas deben trabajar juntos para implementar soluciones efectivas y sostenibles. Solo a través de una colaboración global podremos superar los obstáculos que aún persisten. Cada actor tiene un papel fundamental: los gobiernos deben crear políticas inclusivas, las empresas pueden innovar en soluciones accesibles, y las comunidades deben participar activamente en el proceso de transformación.

Invertir en reducir la brecha digital no solo es una cuestión de justicia social, sino una estrategia económica inteligente que puede transformar economías enteras, generando oportunidades de empleo, innovación y desarrollo para todos. Estamos en un momento decisivo. La transformación digital no es una opción, es una necesidad. Es hora de actuar para que un mundo más conectado y justo sea una realidad en los próximos años. ¿Estás listo para contribuir a esta transformación?

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