El ritmo de la innovación tecnológica no muestra signos de desaceleración y la entrada en el nuevo año trae consigo desafíos y oportunidades significativos. En Sopra Steria observamos tres tendencias principales que marcarán el camino en 2025, más una consideración crucial que no puede ignorarse: el marco regulatorio. Hablar con robots, incluso en lengua de signos Desde la irrupción de soluciones como ChatGPT, la inteligencia artificial (IA), especialmente la IA generativa, ha redefinido las expectativas en torno a la eficiencia operativa y la optimización de procesos. No se trata de un fenómeno pasajero; la promesa de esta tecnología radica en su capacidad para transformar industrias enteras.
Por ejemplo, en nuestra compañía llevamos a cabo proyectos de data e IA (generativa y no generativa) que ayudan a mejorar las operaciones y productividad de nuestros clientes. En este sentido, destacan iniciativas sobre gestión del conocimiento (como chatbots que contienen el conocimiento de una empresa o proyectos de integración de herramientas como Copilot). Uno de los ejemplos más interesantes que hemos desarrollado es IRIS, el primer asistente virtual del mundo que utiliza lenguaje de signos.
Otra tipología de iniciativas que está en auge es la que tiene que ver con proyectos de generación o reconocimiento de imágenes, que pueden aplicarse, por ejemplo, al ámbito asegurador, de detección de fraude, de apoyo al aprendizaje y a la transmisión del conocimiento.
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LA IA asociada a la cloud y la sostenibilidad
Pero el auge de la IA tiene un coste: más datos implican más procesamiento y, por ende, mayores demandas energéticas. La proliferación de GPU en entornos cloud está impulsando una nueva etapa en la evolución tecnológica. Las organizaciones no solo buscan eficiencia en el uso de datos, sino también sostenibilidad en sus infraestructuras. Empresas pioneras, como NVIDIA, lideran el desarrollo de hardware que maximiza el rendimiento, mientras que la industria explora maneras de mitigar el impacto energético, como data centers más ecológicos.
En Europa a veces sufrimos de parálisis normativa. Regulamos todo mucho, lo que puede hacer que algunos despliegues vayan más lentos
Las organizaciones están invirtiendo en acelerar la velocidad de GPU (y cuanto mayor procesamiento, mejor) y en centros de datos sostenibles que aprovechen energías renovables y permitan reutilizar infraestructuras para múltiples proyectos de manera simultánea.
Más digitalización, más seguridad
Con cada avance en IA y cloud, se abren nuevas puertas para los atacantes. Por ello, la ciberseguridad será un pilar crítico en los próximos años. Las organizaciones deberán adoptar un enfoque proactivo, integrando la ciberseguridad desde el diseño en todos los procesos.
Será necesario tenerla en cuenta como básico en cualquier entorno y despliegue para temas de datos, de IA y de cloud. Además, también se puede usar la IA y el análisis de datos para anticiparnos a las amenazas, protegiendo, no solo infraestructuras, sino también el prestigio de las compañías.
El desafío regulatorio
En Europa a veces sufrimos de parálisis normativa. Regulamos todo mucho, lo que puede hacer que algunos despliegues vayan más lentos. Esto afectará a las empresas europeas en lo que refiere a la entrada de algunas tecnologías, como la IA. Además, puede generar cierto miedo a la hora de invertir en grandes proyectos. De hecho, empresas como Meta y Apple han decidido no desplegar todas las funcionalidades de sus modelos de IA en el viejo continente. Hallar un equilibrio entre ética y agilidad es fundamental. Por ejemplo, mientras las empresas estadounidenses y chinas aceleran en la implementación de la IA, Europa puede diferenciarse con modelos más seguros y responsables que atraigan inversión. Para lograrlo, será necesario una estrecha colaboración entre el sector público y privado.
De nosotros depende cómo afrontarlo. Europa supone un mercado fundamental y las empresas estadounidenses no pueden permitirse perderse esa parte del pastel, sobre todo, teniendo al gigante asiático al acecho.