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Rafael Areses, consultor: “Europa se ahoga con la legislación y EEUU vive en un Oeste salvaje tecnológico”



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El experto independiente conversa acerca de los efectos de la inteligencia artificial en los negocios y en la propia sociedad

Publicado el 3 mar 2025

Rufino Contreras

Redactor Jefe



RAFAEL ARESES

Un periodista siempre sabe cuando tiene ante sí un filón informativo, o al menos ese portavoz que desgrana titulares sin proponérselo. Tal es el caso de Rafael Areses, consultor y asesor independiente de compañías en materia de Tecnología. Un doctor de Medicina que cambió la bata por los chips. Está certificado por la MIT- Sloan Management School en Management y por la Harvard Bisuness School en Strategy. Es autor de los libros: ‘Inteligencia Artificial: Guia para la persona ocupada’ y ‘La revolución silenciosa: Inteligencia Artificial Generativa en entornos de Negocio’.

En los últimos años, la inteligencia artificial ha irrumpido con una fuerza inusitada en el tejido empresarial y social de España. Lo que en un principio parecía una evolución más en la automatización de procesos, de pronto se convirtió en una auténtica revolución con la llegada de la inteligencia artificial generativa. “Ha sido como una bomba de racimo”, explica Rafael Areses, aludiendo al impacto masivo y descontrolado que ha tenido en diversos sectores.

En medio de este torbellino de cambios, se han sucedido hitos clave que han marcado la evolución de la IA generativa. Primero fueron los modelos basados en transformadores, como BERT, pero el auténtico punto de inflexión llegó en 2020 con GPT-3. “De repente, nos encontramos con un modelo que no solo predice o clasifica, sino que hace cosas”, afirma Areses. Hasta entonces, la IA generativa había sido una herramienta más, útil pero limitada. Sin embargo, a partir de ese momento, la tecnología adquirió una autonomía insospechada, capaz de generar contenido, resolver problemas complejos y adaptarse a distintos contextos.

La gran bomba mediática

El impacto de la IA no se ha limitado al ámbito tecnológico. En noviembre de 2022, se produjo lo que muchos consideran el gran bombazo mediático con ChatGPT, el momento en que la inteligencia artificial generativa se convirtió en un tema de conversación global. Sin embargo, la percepción social de esta tecnología ha sido en muchos casos errónea o distorsionada. “Ha habido más miedo que comprensión”, opina. En España, en particular, la reacción ha sido más reactiva que proactiva. “Nadie se atreve a decir que la IA es mala, pero muchos buscan defectos o fallos como excusa para no implicarse en su avance”, alerta el experto.

RAFAEL ARESES

Mientras en otros países startups emergentes logran levantar 30 millones de dólares con facilidad, en España la financiación es un obstáculo casi insalvable.

RAFAEL ARESES, CONSULTOR

La evolución de la IA generativa ha sido vertiginosa. En tan solo un año, ChatGPT ha experimentado más de cien iteraciones, lo que hace que un modelo de marzo de 2024 no tenga nada que ver con el de noviembre del mismo año. Y, sin embargo, la mentalidad de muchas empresas y profesionales sigue anclada en la versión inicial, sin comprender que esta tecnología es ya un ecosistema en constante transformación.

Resistencia al cambio

El dilema que tienen delante las empresas es evidente: cómo conjugar el ritmo vertiginoso de la innovación con la velocidad más pausada del mundo corporativo. “Es el gran reto”, apunta Areses. La regulación, la prudencia y la resistencia al cambio son factores que frenan la adopción de estas herramientas en muchos sectores. “El sector del marketing va más adelantado, pero en ámbitos como el legal o el sanitario todo es mucho más lento”, matiza. No obstante, las aplicaciones prácticas de la IA son innumerables, desde la gestión de colas en los hospitales hasta la automatización de respuestas en correos electrónicos.

Relación hombre y máquina

El debate en torno a la relación entre el ser humano y la máquina es inevitable. La calculadora ya nos ha hecho olvidar cómo dividir, y los teléfonos móviles han eliminado la necesidad de memorizar números. “Antes me sabía 40 números de memoria, ahora ninguno”, admite el consultor. Pero, ¿es realmente un problema? Quizás no se trata de perder capacidades, sino de liberar espacio mental para otras habilidades. El desafío, en definitiva, no está en frenar el avance de la IA, sino en aprender a integrarla de manera inteligente en nuestras vidas.

Las posibilidades que ofrece la inteligencia artificial son extraordinarias, pero el riesgo de dejarse llevar por su inercia es innegable. “Cuando te digo que puedes ver los enteros vídeos de YouTube durante 30 horas al día y comprenderlo todo en apenas una hora y media, las posibilidades son inmensas”, se admira Areses.

La conversación se desplaza hacia el ámbito empresarial y su impacto en el ecosistema tecnológico global. España, con ingenieros de un talento sobresaliente y una infraestructura avanzada, sigue rezagada en la adopción de tecnologías innovadoras. “Las empresas de Silicon Valley implementan este tipo de tecnología el doble que el resto de Estados Unidos”, explica el especialista. “Si tomamos las regiones clave como Texas, Nueva York o Boston, la proporción se duplica nuevamente”. En esta escalada, Estados Unidos supera a Reino Unido en una proporción de 4 a 1, mientras que Reino Unido triplica a Europa en su conjunto. Y España, más abajo si cabe.

El diagnóstico es claro: “España tiene un retraso enorme. No hay un ecosistema emprendedor consolidado y la falta de inversión es alarmante”. Mientras en otros países startups emergentes logran levantar 30 millones de dólares con facilidad, en España la financiación es un obstáculo casi insalvable. “Aquí no te dan un duro, todo tiene que pasar por múltiples filtros”. La inversión privada, señala, sigue prefiriendo destinar recursos a bienes de consumo antes que al desarrollo tecnológico.

Geopolítica e inteligencia artificial

El debate deriva al enfoque geopolítico. La IA se ha convertido en un campo de batalla entre potencias. Estados Unidos es sinónimo de innovación y emprendimiento, con una regulación flexible que permite avances acelerados. China, en cambio, capitaliza su desarrollo tecnológico bajo un férreo control estatal. “Todos los funcionarios chinos están obligados a familiarizarse con la IA. El gobierno ha impulsado un esfuerzo descomunal en investigación, patentes y formación”. Europa, en contraste, mira principalmente hacia la parte ética y legal.

Los números confirman la tendencia: “De las 100 principales tecnológicas del mundo, 64 son estadounidenses, 8 europeas y el resto asiáticas”. India, con un crecimiento silencioso pero constante, se perfila como una superpotencia emergente, un gigante en ciernes que avanza en la sombra.

Regulación o innovación

La regulación y la innovación son dos fuerzas en tensión. “En Europa, el exceso regulatorio ahoga la innovación. No puede ser que la GDPR reduzca un 12% el rendimiento de las compañías”, se queja Areses. En Silicon Valley, por el contrario, se vive un “salvaje oeste tecnológico” donde las empresas experimentan sin límites. “El dilema es claro: regular demasiado frena el progreso, pero la falta de regulación crea incertidumbre”.

El siguiente gran paso es la IA “agéntica”, una evolución que permitirá a los sistemas enlazar tareas de manera autónoma y avanzar hacia la robótica. “No se trata solo de generar contenido, sino de ejecutar trabajos completos sin intervención humana”, precisa el experto. La competencia por la supremacía tecnológica no es solo una cuestión económica, sino estratégica. “Cuando puedes construir en 120 días el mayor centro de computación del mundo con 200.000 GPU, como ha hecho Elon Musk, controlas el futuro”.

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