“Las especies que sobreviven no son las más fuertes, ni las más inteligentes, sino aquellas que se adaptan mejor al cambio”. Cuando Charles Darwin articuló esta premisa no se podía imaginar que, 175 años después, su teoría de la evolución podría aplicar también a los modelos económicos y, muy especialmente, a los tecnológicos.
Una de cada cuatro empresas que componen hoy un índice selectivo bursátil apenas daba sus primeros pasos hace 25 años. Uno de cada diez empleados ocupa un puesto que no existía entonces, cuando Blackberry era el móvil que todos queríamos tener, Nvidia era solo un fabricante de tarjetas gráficas conocido en la industria de los videojuegos y Amazon, poco más que una librería.
Estos ejemplos deben hacernos reflexionar sobre cómo debemos adaptarnos y mantener el ritmo de los ciclos económicos y productivos, aprovechando al máximo todas las herramientas que facilitan la inevitable convergencia entre tecnología y negocio, dos áreas cada vez más cercanas en los consejos de administración. No hay otra manera de afrontar las exigencias de la digitalización.
IA generativa, una tecnología más allá de la ciencia ficción
Fijémonos en el fenómeno de la inteligencia artificial generativa. Ha pasado de ser considerada ciencia ficción a situarse a un clic de distancia de cualquier usuario. Y hoy, cuatro de cada diez altos directivos creen que las empresas que no utilicen la IA generativa pondrán en riesgo su negocio, según un reciente estudio elaborado por la Asociación para el Progreso de la Dirección, la Universidad Complutense de Madrid y en el que hemos colaborado desde Arsys. Este es el dramático potencial disruptivo de la tecnología, que impone nuevas maneras de hacer las cosas sobre las formas previamente establecidas.
Uno de cada diez empleados ocupa un puesto que no existía hace 25 años, cuando Blackberry era el móvil que todos queríamos tener, Nvidia era solo un fabricante de tarjetas gráficas conocido en la industria de los videojuegos y Amazon, poco más que una librería
La propia tecnología no es ajena a este constante cambio. En la vorágine del proceso de digitalización, el cloud computing también se encuentra en constante evolución. Esto ya no se trata solo de gestionar servidores en remoto, sino de acelerar y facilitar el acceso a los servicios de digitalización más avanzados. Siempre teniendo en cuenta que el dato es la materia prima de este proceso evolutivo que llamamos transformación digital, vamos hacia un modelo de nube más ágil y eficiente donde la adopción tecnológica y la adaptación del negocio van de la mano.
Para equilibrar todas las necesidades del negocio y los requerimientos tecnológicos en este proceso de cambio, las empresas se ven abocadas a trabajar en entornos IT cada vez más complejos, con sistemas heterogéneos que combinan plataformas on premise con distintos modelos de nubes y proveedores. Este enfoque, híbrido y multicloud, mejora la redundancia, apalanca mejor los costes de cada opción e incrementa la velocidad de innovación de las empresas, facilitando también la soberanía del dato y el cumplimiento normativo.
Sin embargo, esta manera de consumir múltiples nubes también requiere nuevas maneras de gestionar la infraestructura IT. No solo hay que homogeneizar los casi infinitos parámetros que ofrece cada nube en términos de observabilidad, administración, seguridad, conectividad… También hay que estandarizar, automatizar y gobernar datos y procedimientos.
Por eso, los contenedores y su orquestación con Kubernetes están alcanzando el privilegiado estatus de ‘Sistema Operativo Multicloud’. Es estandarizado, open source y agnóstico, apto para todas las infraestructuras, modelos y proveedores. Su interoperabilidad nativa, capaz de alimentarse de múltiples nubes y entornos, se complementa con un rico ecosistema en innovación y funcionalidades de herramientas y utilidades que nace de la Cloud Native Computing Foundation, posibilitando una gestión multicloud sin silos y una evolución y adaptación constantes.
Kubernetes es la mejor manera de gestionar la complejidad multicloud en los entornos IT actuales. Y, sobre todo, es la mejor manera de continuar adaptando el negocio al ansioso ritmo tecnológico, garantizando que el negocio pueda evolucionar en sus tecnologías sin ser víctima de los vendor lock in o de la selección natural.