opinión

La brecha artificial



Dirección copiada

La Inteligencia Artificial avanza a un ritmo imparable y ya está marcando diferencias entre organizaciones. Mientras algunas empresas han adoptado estrategias claras para su implementación, otras aún dudan, arriesgándose a quedarse atrás en un mundo donde la tecnología define la competitividad

Publicado el 14 feb 2025



David-Solanilla
David Solanilla

Es un hecho que la IA entró en nuestras vidas como ningún otro concepto de innovación tecnológica lo había logrado antes, y digo concepto porque creo que si hablamos de herramientas nos quedamos cortos. Hace tan sólo dos años nos asombrábamos de cómo podíamos mantener una conversación fluida con un chat que nos daba acceso a información precisa, resumía o traducía lo que le pidiéramos en segundos y, desde entonces, hemos visto como la inteligencia artificial se ha ido desplegando en múltiples utilidades a una velocidad vertiginosa.

La IA y su impacto en la vida cotidiana

Ni se nos había pasado por la cabeza que, en unos pocos segundos, pudiéramos crear imágenes inverosímiles que incluso a nosotros mismos nos resulta difícil imaginar, o que podríamos escuchar sintonías que nadie hubiera compuesto o ver vídeos con escenas que nunca han existido y, cuando creíamos que lo habíamos visto todo, llega lo último, crear nuestro propio avatar, que es igual que nosotros, habla por nosotros y que resulta difícil distinguir del original.

Pensando sobre todo esto, al margen de las implicaciones legales y morales sobre el riesgo del mal uso de esta tecnología, hay dos dudas principales que se me plantean; la primera es hasta dónde puede llegar esta exponencial innovación en unos pocos meses, y la segunda, si estamos preparados para asumirla.

En el ámbito particular, el uso de toda esta tecnología despierta mucha curiosidad, es inocua, divertida, fácil de usar y genera un efecto WoW sin precedentes que siempre nos deja con ganas de más, pero si lo analizamos en el contexto empresarial, la cosa cambia.

Las barreras para la adopción empresarial de la IA

Desde el lanzamiento de los copilotos, la inteligencia artificial generativa ha despertado mucho interés en el mercado empresarial, pero ¿por qué el uso que la mayoría de las organizaciones está haciendo de estas herramientas está muy por debajo de lo que se podía esperar hace un año? Parece que la clave está en que, a diferencia del uso doméstico, las empresas que quieran sacar un rendimiento real a la inteligencia artificial están condicionadas por dos requisitos principales, el primero es la necesidad previa de poner en orden la información corporativa y la capa de seguridad con la que se gestiona, y en segundo lugar está la cultura empresarial y la visión estratégica de los ejecutivos que las dirigen.

Una organización que no tenga una adecuada estructura de seguridad de sus datos, no puede adoptar la inteligencia artificial de una forma efectiva y si, una vez puesta en orden la seguridad de su información, las empresas no establecen una estrategia clara de adopción, con una política corporativa dirigida a identificar casos de uso y a garantizar su aplicación en los procesos de negocio, tampoco conseguirán sacarle provecho; la adopción de la IA es en sí misma un cambio cultural, e implica una reeducación de la compañía y de la manera en la que los usuarios realizan sus funciones.

Este condicionante será de menor o mayor gravedad dependiendo de cada caso puesto que, si un ejecutivo es consciente del valor que la inteligencia artificial puede aportar a su negocio destinará los recursos humanos y técnicos necesarios para su adopción, pero si por el contrario, decide esperar confiando en disponer de mayores y más potentes capacidades, o se empeña en garantizar un retorno económico de la inversión que necesita realizar, puede estar perdiendo la oportunidad de subirse ya a un tren que está acelerando y que puede que a cada golpe de innovación sea más difícil de alcanzar.

El futuro de la IA en las organizaciones

Esta es la razón por la que el uso de la IA está creando ya una brecha entre las organizaciones que sí tienen una estrategia clara al respecto, a diferencia de las que aún no han empezado a utilizarla. Si de manera habitual, las Pymes españolas tienen dificultades para competir en el mercado con las grandes corporaciones, el uso de la inteligencia artificial puede acrecentar todavía más esas diferencias, y lo seguirá haciendo con cada nuevo avance en la evolución constante y meteórica de esta tecnología.

Hace unos días, desde Prodware hablábamos con el equipo de Microsoft sobre cómo los agentes, la última evolución de los asistentes de inteligencia artificial, van a transformar la manera de operar en las organizaciones. Los agentes se pueden considerar como empleados virtuales, capaces de aprender a realizar funciones concretas y a su vez interactuar con otros “n” agentes que realizan otras funciones, es decir, creando una red de operarios inteligentes que pueden convertir en autónoma parte de la gestión de una compañía. Si lo pensamos con detenimiento, esto empieza a dar ya un poco de vértigo.

Es seguro que, dentro de un tiempo, la inteligencia artificial formará parte de la operativa habitual de todas las organizaciones, al igual que en su día lo hizo internet o el correo electrónico, la cuestión es cuánto tiempo van a necesitar algunas de nuestras empresas en adoptarla y la desventaja competitiva que les va a suponer respecto a los que ya están subidos en el tren bala.

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