No lo he podido evitar y le he preguntado a distintos modelos IA cuáles son las responsabilidades y quebraderos de cabeza del CIO. Aunque las respuestas eran bastante acertadas y tenían puntos en común, ninguna de ellas reflejaba la complejidad a la que podríamos definir como su principal tarea. Me refiero a guiar a la organización en la gestión y explotación del mayor activo que tienen su sorganizaciones.
En este viaje hacia la digitalización, cualquier CIO puede tener claro de dónde viene y dónde quiere llegar, pero conocer exactamente cómo va a transcurrir el trayecto no es nada fácil. Pocas o ninguna empresa parte de cero en la gestión del dato. Lo habitual es tener un legado que puede haber funcionado correctamente durante cierto tiempo, llamémosle plataforma o infraestructura, que puede ser on premise o gestionado por un tercero. Y de repente algo sucede, una nueva tendencia tecnológica, una nueva normativa o, por decir algo más banal, un recorte presupuestario… Y tenemos que volver a replantearnos cómo estamos haciendo las cosas y cómo las vamos a hacer en el futuro.
Como CIO, no podemos descabalgarnos de lo que tenemos hoy, ni de lo que queremos poner en marcha a largo plazo. Resulta obligado encontrar el equilibrio entre hoy y mañana, entre innovación, eficiencia financiera y continuidad de las operaciones. Y este equilibrio no es nada fácil. No podemos dejarnos llevar por el vértigo.
Preocupación del CIO o lidiar con el vértigo
Pero con esta sensación se despiertan muchos de los responsables técnicos casi a diario. Pongamos como ejemplo el terremoto disruptivo que ha supuesto la IA generativa en los dos últimos años. Todo lo que implica adoptar un fenómeno como éste dentro de una organización no es algo que se pueda ni se deba hacer de la noche a la mañana. Pero tampoco podemos dejar pasar la ventana de oportunidad que supone este nuevo paradigma tecnológico de explotación avanzada del dato.
Necesitamos un modelo que nos lo dé todo, que nos lo dé ahora, dejando también las manos libres para lo que pueda pasar mañana. Buscamos solidez, operabilidad, agilidad, seguridad, eficiencia y rendimiento, características irrenunciables para explotar los datos del negocio en este dinámico mercado IT.
Por eso, se está imponiendo un enfoque estratégico de gestión de la infraestructura IT que se denomina Nube Híbrida Multicloud. Nuestro pasado on premise es un modelo que siempre tendrá una utilidad y no va a desaparecer, pero necesitamos también un entorno IT integral y homogéneo para el futuro, donde podamos alinear componentes cloud privados y públicos de distintos proveedores y utilizar cimientos tecnológicos estandarizados y agnósticos que faciliten su gestión, como pueden ser los contenedores y Kubernetes.
Al éxito de este modelo se ha llegado de manera natural. La experiencia que las organizaciones han acumulado en la nube en la última década ha puesto en duda migraciones pretéritas o, en el peor de los casos, ha llevado a la repatriación desde la nube. Pero, sobre todo, ha animado a los CIO a trabajar y compaginar distintos proveedores y modelos, porque hoy ocho de cada diez empresas trabajan con dos o más proveedores. Así se disipan los temores a los costes elevados y poco previsibles, a la casi inexistente personalización de la nube pública, al vendor lock-in y a la ausencia de interoperabilidad y, sobre todo, a la creciente sensibilidad de los consejos de administración ante los aspectos de soberanía del dato, privacidad y cumplimiento normativo.
Hablamos de factores cualitativos y críticos que nos hacen hablar de la Nube Híbrida Multicloud como el modelo que mejor responde a las preocupaciones del CIO y que acompaña al negocio en la explotación del dato, equilibrando necesidades pasadas, presentes y futuras.