En las dos últimas décadas, las empresas han protagonizado una estampida hacia la nube, en parte para aprovechar el ahorro de costes que ofrecen los modelos de financiación CapEx y pay-as-you-go de la nube. La mayoría se han beneficiado, pero otras que se lanzaron sin desarrollar un sólido modelo económico de nube que anticipara el cambio y se ajustara a sus expectativas, se encuentran, pagando facturas más altas y luchando por reajustar sus estrategias empresariales.
La mayor consecuencia inmediata de modelos económicos de nube defectuosos son las “facturas desorbitantes”. Año tras año, oímos historias de líderes tecnológicos que reciben facturas de servicio mensuales entre un 25% y un 50% más altas de lo que la empresa había presupuestado. Estos casos suelen deberse a prácticas descuidadas en la nube: dejar máquinas virtuales encendidas durante la noche y los fines de semana, olvidarse de cancelar “máquinas virtuales zombis” que los departamentos habían puesto en marcha para un proyecto a corto plazo o no presupuestar lo suficiente los costes de mantenimiento.
Pero eso es sólo el principio del problema. Mucho después de que la nube surgiera como parte indispensable de las estrategias actuales de hybrid computing, muchas organizaciones no están desarrollando y siguiendo modelos económicos de nube que garanticen la generación de valor. Necesitan hacer tres cosas: alinear los objetivos de la nube con las métricas de negocio, priorizar los gastos en función del valor de los datos específicos e incorporar la seguridad en los modelos económicos de la nube desde el principio, con la suficiente flexibilidad para que puedan responder a circunstancias perjudiciales como los ataques de ransomware.
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Alineación con las métricas empresariales
Aunque el paso a la nube suele generar rápidos ahorros en costes de energía y refrigeración, los modelos económicos de la nube deben tener en cuenta más factores que las facturas mensuales pagadas a un fabricante. Hay una larga lista de costes asociados al uso de la nube. Hay que adaptar y cambiar las aplicaciones o reformularlas por completo, formar a las personas en nuevos programas con nuevas funciones y las migraciones fallidas pueden desviar la atención de las tareas cotidianas y retrasar la implantación de proyectos esenciales para la empresa. Por tanto, las organizaciones deben planificar los costes ocultos e integrarlos en sus modelos.
Las migraciones fallidas pueden desviar la atención de las tareas cotidianas y retrasar la implantación de proyectos esenciales para la empresa
También necesitan asegurarse de que los aspectos económicos responden a sus expectativas. Antes de entrar en la nube y proyectar ahorros de costes a largo plazo, necesitan entender “el porqué del cambio”: por qué la nube beneficiará al negocio y a los planes de tecnología a largo plazo de la empresa. Necesitan asegurarse de que la tecnología cumplirá los requisitos de funcionalidad, resistencia y disponibilidad.
Por último, las empresas deben establecer parámetros y asegurarse de que sus modelos son lo suficientemente flexibles como para retirarse de la nube en caso necesario. En otras palabras, el momento de plantearse una estrategia de salida de la nube es antes de llegar a ella. Quizá otro fabricante acabe ofreciendo una tarifa mejor o abriendo un centro de datos en su región que le resulte más favorable.
Considerar el ciclo de vida de los datos en cloud
Algunos de los mayores gastos asociados a la nube están en el almacenamiento y traslado de datos. Este es un factor importante a tener en cuenta. El mayor problema al que se enfrentan muchas organizaciones al pasarse a la nube es haber tratado todos los datos por igual, es decir, no categorizar el ciclo de vida de los datos.
El mayor problema al que se enfrentan muchas organizaciones al pasarse a la nube es haber tratado todos los datos por igual, es decir, no categorizar el ciclo de vida de los datos
Los proveedores de nube permitirán hacer copias de los datos para siempre. Esto le ayudará a proteger datos críticos que se utilizan a diario o que deben conservarse a largo plazo por motivos de cumplimiento de normativas. Pero los usos de los datos evolucionan, y las empresas necesitan categorizar y recategorizar las implementaciones de almacenamiento en la nube de forma regular. Si se recorre un ciclo de vida, se puede tener un almacenamiento de gran rendimiento en el punto más cercano y a tiempo, tras cambiar las cargas de datos a un almacenamiento mucho menos costoso, y después, cuando ya no sea necesario para tareas estratégicas, a un almacenamiento de archivo.
Incorpore la seguridad en la cloud desde el inicio
Durante años, las organizaciones han considerado que la seguridad era el mayor reto al que se enfrentaban para operar en la nube. Ya no es así. Por primera vez en toda una década, los encuestados en 2023 State of the Cloud Report de Flexera dan más prioridad a la gestión de su gasto en la nube (82%) que a la seguridad (79%). Esta mentalidad está haciendo que algunas organizaciones vuelvan a los servicios on-premises y que otras reduzcan drásticamente los costes en la nube.
Si en una primera fase las organizaciones incorporan la seguridad a sus modelos de nube, esto no tiene por qué verse como un compromiso. Parte de lo que estamos viendo es que hay que introducir nuevos servicios para mantener el negocio en marcha o dejar de ampliar los proyectos en la nube para ser más seguros. Con un diseño más holístico de cara al futuro, con la seguridad, la economía y la recuperación en mente, las organizaciones pueden evitar tener que cambiar de estrategia si algo sale mal.
Las organizaciones necesitan incorporar implementaciones en la nube con resiliencia a los ataques de ransomware como principal prioridad, así como con servicios de seguridad integrados en su estrategia. La seguridad en la nube debe diseñarse al nacer en ella.
La nube ha ganado popularidad en parte por las ventajas económicas que aporta. Pero las organizaciones deben abordar la implantación de la nube de forma estratégica para evitar verse afectadas por costes ocultos. Mediante el desarrollo de modelos detallados que ayuden a incorporar la seguridad desde el principio y se alineen con las prioridades empresariales, estas pueden convertir la nube en un elemento diferenciador a largo plazo que beneficie su cuenta de resultados.