El primer modelo de neurona artificial de McCulloch-Pitts se remonta a 1943, y, sin embargo, los Large Language Models (LLMs) no se han podido desarrollar hasta el siglo XXI. Grandes avances como el auge de internet en los 90, la conectividad móvil, la caída del coste de almacenamiento del dato o la evolución exponencial de la capacidad de procesamiento, han sido factores necesarios para que la IA Generativa, como se conoce a esta rama de la inteligencia artificial, hayan permitido su consolidación como fuerza transformadora.
El impacto de ChatGPT en la sociedad
Una de las plataformas más populares que utiliza LLM es precisamente ChatGPT, de la que ya casi todos somos usuarios habituales. Ha sido capaz de llegar en tan solo un año a un grado de adopción inimaginable. Su capacidad de generar nuevo contenido “conversando” con el usuario a través de lenguaje natural (prompting), le ha asegurado un lugar en los hogares y un gran número de profesiones con una velocidad de adopción superior incluso a la del teléfono móvil en su día. ¿Por qué? Es, en definitiva, una herramienta extremadamente útil.
La transformación educativa con la IA Generativa
De hecho, según un estudio de Capgemini Research Institute, el 73% de los consumidores confía en el contenido creado por la IA Generativa. Esto se debe en gran parte a que es capaz de generar textos originales sobre cualquier temática, puede resolver problemas matemáticos, generar escenarios a partir de especificaciones sencillas o incluso realizar diagnósticos médicos a partir de datos, resolviendo así problemas de distintos segmentos de la sociedad.
Por este motivo, el impacto social de una tecnología como ChatGPT puede ser significativo y variado. Durante este año, hemos visto cómo ayuda a los usuarios a tomar decisiones de diversa índole, proporciona análisis rápidos y precisos, automatiza tareas de atención al cliente o, incluso, hace que la información y los servicios estén más disponibles para personas con discapacidades, mejorando su accesibilidad en línea. Y esto no ha hecho más que empezar.
Y si analizamos su disrupción en el mundo educativo, la IA Generativa ha venido a dejarnos sin excusas para acelerar la transformación del aprendizaje. Desde el punto de vista académico, nunca hemos necesitado evaluar la capacidad de almacenamiento de datos del estudiante, siempre hemos buscado potenciar la capacidad de integración de conceptos y su aplicación práctica a la resolución de problemas complejos. La IA Generativa facilita precisamente este proceso al amplificar nuestras capacidades, permitiéndonos resolver cuestiones mucho más complejas en un tiempo significativamente reducido.
Mientras que las máquinas pueden pensar y existir, los humanos podemos pensar, sentir y ser
Juan Zafra
Es justo por este motivo por lo que la IA no sustituye a las profesiones, sino que las transforma. Amplifica las capacidades de los profesionales y da escala a servicios de diversa índole, haciéndolos accesibles a lugares y personas como nunca antes había sido posible. No obstante, toda revolución tecnológica presenta desafíos. El impacto social de ChatGPT dependerá en gran medida de cómo se desarrolle su implementación y, para maximizar los beneficios y minimizar los riesgos de la IA Generativa, es crucial que la sociedad y las organizaciones adopten un enfoque ético y responsable. Esto incluye la regulación adecuada, la transparencia en su uso y la consideración de las implicaciones sociales y éticas en su aplicación en todos los contextos.
Sin duda, estamos viviendo un momento singular. Pero como dice Juan Zafra, Director de la revista Telos y del Club Abierto de Editores, “mientras que las máquinas pueden pensar y existir, los humanos podemos pensar, sentir y ser”. Y tal y como hemos probado a lo largo de la historia, siempre que haya voces que nos alerten, seremos capaces de establecer el marco regulatorio necesario para poder disfrutar de los beneficios que nos ofrece la innovación tecnológica.