El sector Tech es muy dado a los movimientos sísmicos, bien por innovaciones tecnológicas que desbaratan el mercado bien por decisiones estratégicas que tocan de lleno a personajes insignes del sector. En esta ocasión, la china le ha tocado a Sam Altman, el creador de ChatGPT, que fue defenestrado el pasado viernes por su junta directiva (despedido por videoconferencia como mandan los tiempos), acusándole de ‘mentiroso’ . Han sido cinco días de montaña rusa, un día Sam Altman era un ‘don nadie’ despechado, al día siguiente un fichaje de lujo de Microsoft, y dos días después retorna al redil, tirando a la basura las especulaciones y augurios de los analistas.
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Sam Altman ya no cambia de bando
En cualquier caso, este personaje cuenta con defensores a ultranza y todo un batallón de empleados ha ejercido la presión suficiente para conseguir que volviera a OpenAI. Una misiva suscrita por 770 trabajadores ha sido decisiva para el nuevo volantazo, que deja a esta compañía tocada al menos desde el punto de vista de prestigio.
Como consecuencia directa del desaguisado, la compañía se ha visto obligada a reestructurar su junta de gobierno, y así lo ha anunciado por X, la plataforma de Elon Musk. El nuevo consejo integrará a relevantes personajes del mundo tech. Las informaciones hablan de Bret Taylor, actual consejero delegado de Salesforce y ex de Twitter. Otro destacado miembro es Larry Summers, que fuera secretario del Tesoro en los tiempos de Bill Clinton. Uno de los que permanece es Adam D’Angelo, consejero delegado de Quora.
Cinco días que pudieron cambiar el mundo
Las circunstancias nos han obligado a recapitular en esta pieza de opinión. Microsoft se aprestó a repaldar a Sam Altman y anunció su fichaje, no era plan dejar suelto un diamante de la IA. Los expertos conmocionados señalaron que se podrían añadir nuevas derivadas al mercado, con una brecha creciente entre los que defienden un despliegue más comedido de la IA frente a los que apuestan por su monetización sin freno. También se habló de la marcha de Greg Brockman, otro fundador de OpenAI, que se acogió a los brazos de Microsoft, y que también vuelve a casa. Emmet Shear, exCEO de Twitch, sonó como el sustituto de Altman.
Dudas respecto al futuro de la IA
Por otro lado, OpenAI se encuentra en una encrucijada, al tratarse de una sociedad sin fines de lucro nacida para democratizar la inteligencia artificial ni obligaciones hacia accionistas o inversores, pero necesita inyección de capital para poder seguir innovando, y así lo han hecho saber recientemente. ¿Al final tendrá que rendirse a las reglas del mercado y reconvertirse al pragmatismo remunerado? Lo veremos en siguientes capítulos, y también veremos si mañana Sam Altman sigue ocupando el sillón de CEO.