La revolución e-business avances y retos pendientes

El año 2000 nos ha situado un poco más cerca de la Sociedad del Conocimiento. A lo largo del año se han producido acontecimientos que dejan patente el papel que van a jugar -están jugando ya- las TI en la transformación de nuesta sociedad.

Publicado el 24 Ene 2001

La revolución e-business, que comenzó hace apenas seis años, ha recibido en los últimos meses un fuerte impulso en todo el mundo y también, como no, en España.

El hecho más representativo ha sido, quizás, la progresiva aceptación del concepto mismo de Internet y, consecuentemente, también de las tecnologías e-business por parte de los ciudadanos. Tanto las empresas -de una amplia variedad de sectores- como las administraciones públicas están haciendo un notable esfuerzo para conseguir que otras empresas, organizaciones, instituciones y los ciudadanos en general comprendan el alcance de la transformación en la que estamos inmersos. La reciente creación del Ministerio de Ciencia y Tecnología es una prueba evidente de la importancia que se le otorga a las Tecnologías de la Información y de las comunicaciones en los principales centros de decisión política, económica y social de nuestro país.

Nos encontramos, por tanto, ante un proceso en el que distintos agentes gubernamentales, empresariales e institucionales se están esforzando por facilitar el acceso de los ciudadanos españoles a equipos informáticos y a Internet. En las últimas semanas, distintas empresas e instituciones han anunciado programas para que sus empleados o los ciudadanos de una determinada comunidad puedan beneficiarse de un programa de ayudas para adquirir equipos informáticos con el que puedan conectarse a la Red. Entidades como el BBVA, Telefónica, o la propia IBM y comunidades como el País Vasco constituyen ejemplos recientes de una tendencia que se va a acentuar en el 2001.
Desde el punto de vista empresarial, estamos asistiendo también a una auténtica eclosión de los mercados en la Red. A los proyectos iniciales de mercados de productos y servicios dirigidos al consumidor final, los conocidos como business-to-consumer o B2C, se han sumado a lo largo de 2000 una gran cantidad de mercados verticales B2B (business-to-business) orientados a agilizar y optimizar los procesos de compra-venta entre empresas.

Estos hechos están dando como consecuencia, por un lado, la transformación de las empresas tradicionales respecto al modo en que estas venían realizando sus negocios, modificándose las fórmulas organizativas de instituciones públicas y privadas. Pero, por otro lado, la Red también ha propiciado e intensificado a lo largo de 2000 el nacimiento de un nuevo tipo de organizaciones, adaptadas específicamente a los requisitos de la World Wide Web, que ilustran el concepto de e-business en su forma más pura las empresas punto.com.

Las empresas punto.com representan un nuevo estadio de la revolución e-business. Estas empresas (denominadas dot.com o NetGen -Net Generation- en el mundo anglosajón) se caracterizan por ser organizaciones que están creando sus negocios desde y para la Red. Sin la existencia de Internet estas empresas no tendrían razón de ser. Desde el punto de vista empresarial, el nacimiento de las organizaciones punto.com es revelador porque están actuando como fuente de inspiración del mundo de los negocios.

Las empresas punto.com son organizaciones con identidad propia, puesto que se rigen por normas poco frecuentes en las compañías tradicionales. La base del éxito de las NetGen reside en satisfacer eficaz y rápidamente las necesidades de los consumidores a través de Internet. El factor tiempo es, por tanto, esencial para este nuevo tipo de empresas, cuya infraestructura inicial de negocio suele ser simple, pero que deben estar preparadas para crecer mucho en poco tiempo.
De cara al 2001, hay dos factores que requieren una atención especial en nuestro país si queremos construir una sociedad competitiva, capaz de aprovechar al máximo las ventajas que nos ofrecen las nuevas tecnologías. El primero de esos factores es el de la educación y la formación. El segundo lo constituye la inversión en actividades de investigación y desarrollo (I+D).

Respecto al primero, a corto y medio plazo nos vamos a encontrar con un problema de escasez de profesionales cualificados en el sector. El hecho de que este problema sea común a los países de nuestro entorno no nos puede servir de consuelo. Es imperativo que tanto las empresas como los organismos públicos y las instituciones universitarias realicemos esfuerzos conjuntos para promover la formación en las áreas científico-técnicas.

Si consideramos la situación a largo plazo, los esfuerzos en este sentido deberían realizarse en los estamentos educativos de todos los niveles, tanto en las universidades como en los centros de educación primaria y secundaria. El objetivo no es sólo obtener profesionales cualificados, sino también potenciar la utilización de las tecnologías de la información, de modo que se conviertan en una herramienta habitual para todos los ciudadanos.

En cuanto al segundo de los factores a los que aludía, y aun sin las cifras definitivas correspondientes al año 2000, los datos actuales del Instituto Nacional de Estadística indican que la inversión en I+D en España se están manteniendo en torno al 0,9 por ciento del Producto Interior Bruto (0,89 por ciento en 1999). Aunque año tras año se está produciendo un incremento de la inversión en este campo en pesetas constantes -gracias en gran medida a un papel más activo de las administraciones públicas- este porcentaje es sensiblemente inferior al de la media europea, que se sitúa en torno al 2 por ciento. De mantenerse esta situación en los próximos años, podrían verse perjudicados nuestro desarrollo económico y la competitividad de nuestras empresas, algo nada deseable.
Parte de la solución pasa obviamente por la inversión pública pero, también, por los esfuerzos que se pueden hacer desde la empresa privada. De hecho, los datos revelan que más de la mitad del gasto en I+D en nuestro país lo realizan las empresas privadas. En IBM hemos anunciado en el año 2000 la creación de un centro de investigación avanzada en supercomputación, arquitectura informática y business intelligence en colaboración con la Universidad Politécnica de Cataluña. Y nuestro Centro de Soluciones e-business para Banca de Barcelona ha alcanzado la categoría de Laboratorio, el máximo nivel dentro de nuestra organización interna, siendo responsable del desarrollo de la mayor parte de aplicaciones bancarias de la compañía para bancos de todo el mundo. Junto a estos, el Centro de Tecnología de la Lengua de Sevilla y el Instituto de Ingeniería del Conocimiento, situado en la Universidad Autónoma de Madrid constituyen los pilares de I+D de nuestra empresa en España.

A lo largo del año 2001 haremos también importantes esfuerzos en búsqueda de la innovación empresarial, y esperamos seguir contando con el apoyo de las distintas administraciones en esta tarea. Sólo desde la coordinación de todos los esfuerzos, públicos y privados, podremos sacar como país el máximo partido de los recursos económicos y humanos de los que disponemos.

Es necesario afrontar de manera decidida estas carencias. Debemos prepararnos para el futuro que se avecina y que será pródigo en novedades -algunas realidad ya-, como el incremento de la accesibilidad a Internet mediante dispositivos móviles, la personalización de la información, y el aumento en la demanda de la infraestructura tecnológica, (fundamentalmente servidores, redes y tecnología de comunicaciones) que este proceso lleva aparejada.

No debemos renunciar al objetivo de que España pueda aprovechar de una manera eficiente las ventajas de esta revolución tecnológica. Es una meta que se encuentra a nuestro alcance. Es sólo cuestión de trabajar colectivamente para conseguirlo.

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Redacción Computing

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